Trump afirmó hoy que los amantes del derecho a portar armas tienen en sus manos detener a su rival demócrata, Hillary Clinton, comentario que generó polémica al ser interpretado como un llamado a la violencia contra su adversaria.
Por Josh Lederman y Catherine Lucey
WILMINGTON, North Carolina, EU (AP) — Donald Trump encendió el martes una nueva tormenta política al declarar que los partidarios del derecho a la tenencia de armas de fuego aún podrían encontrar una manera de detener a Hillary Clinton, incluso si ella gana la presidencia y nomina a jueces de la Corte Suprema que favorezcan la imposición de controles a las armas.
Los demócratas rápidamente lo acusaron de alentar la violencia contra su adversaria electoral.
El candidato presidencial republicano ha estado tratando estos días de alejarse de disputas de campaña que lo distraen de su objetivo de llegar a la Casa Blanca, pero una vez más se puso en el centro de una intensa controversia.
Primero afirmó falsamente que Clinton desea “en esencia abolir la Segunda Enmienda” constitucional, la cual autoriza la tenencia y portación de armas. Ella ha dicho explícita y reiteradamente que apoya dichos derechos, pero respalda algunas medidas de control más estrictas.
Trump hizo notar entonces el poder que Clinton tendría para nominar jueces a la Corte Suprema.
“Por cierto, si ella logra escoger sus jueces, nada qué hacer, compañeros. Aunque la gente que apoya la Segunda Enmienda… quizá sí haya algo qué hacer, no lo sé”, le dijo Trump a sus seguidores en un mitin en Wilmington, North Carolina. “Pero les diré algo. Ese será un día horrible”.
La campaña de Trump buscó apaciguar la controversia con una afirmación en la que culpó a los “medios de comunicación deshonestos” por malinterpretar las declaraciones del magnate. Y su compañero de fórmula, el gobernador de Indiana Mike Pence, dijo que el multimillonario estaba hablando acerca de que los partidarios de las armas tenían una opción clara en los comicios, no alentando la violencia contra Clinton.
“Desde luego que no”, afirmó Pence en una entrevista con NBC Philadelphia. “Donald Trump está exhortando a la gente en este país a que actúe de forma congruente con sus convicciones durante estas elecciones”.
Sin embargo, los enemigos del magnate no quedaron convencidos y se mostraron implacables.
Tim Kaine, nominado demócrata a la vicepresidencia, dijo que “desde luego” que los republicanos estaban intentando dar explicaciones para apaciguar la controversia por los comentarios de Trump, pero “creo que fue simplemente revelador… y no me parece que el intento por apaciguar las cosas sea para nada convincente”.
El grupo Priorities USA, un comité de acción política partidario de Clinton, dijo que “Trump sugirió que alguien le dispare a Hillary Clinton”. En todo el país, candidatos demócratas a la Cámara de Representantes y al Senado también aportaron críticas, intentando vincular los comentarios del magnate a los rivales que ellos enfrentan.
Y la Campaña Brady para Prevenir la Violencia con Armas, que ha respaldado a Clinton, dijo que Trump estaba alentando la violencia con armas “con base en una teoría de conspiración acerca de Hillary Clinton”.
La senadora Elizabeth Warren, demócrata de Massachusetts, tuiteó: “@realDonaldTrump hace amenazas de muerte porque es un cobarde patético que no puede hacer frente al hecho de que está perdiendo frente a una chica”.
La National Rifle Association, la poderosa organización estadounidense que defiende los derechos de compra y tenencia de armas y que ha manifestado su apoyo a Trump, salió en su defensa. El grupo escribió en Twitter que “no hay nada que podamos hacer” si Clinton es elegida, al tiempo que exhortó a los votantes a derrotarla en noviembre.
La controversia abrumó de inmediato el enfoque que Trump quería darle a su campaña: el plan económico que dio a conocer apenas un día antes y que estaba promocionando durante una serie de mítines en los estados más competidos en los comicios. También reforzó los temores, que muchos republicanos preocupados han expresado, de que no puede mantener la disciplina y evitar hacer comentarios controversiales que ponen en riesgo no sólo sus perspectivas de llegar a la Casa Blanca, sino las oportunidades de muchos legisladores republicanos de reelegirse.
En otro mitin realizado posteriormente el martes en Fayetteville, Trump se mostró cuidadoso a la hora de elegir sus palabras. Repitió su argumento de que Clinton representa una amenaza al derecho a la tenencia y portación de armas, pero evitó hablar de que los partidarios de dicho derecho decidan resolver el asunto por su propia mano. Rudy Giuliani, el exalcalde de Nueva York que habló para presentarlo, dijo que la culpa de la controversia se debía a periodistas “repugnantes”.
Clinton pasó el martes en Florida, donde exhortó a que las autoridades de salud pública actúen de emergencia para hacer frente al virus del zika, al tiempo que visitó un área de Miami que padece el primer brote de la enfermedad en Estados Unidos. En una clínica local de salud, exhortó al Congreso a que recorte sus vacaciones de verano y apruebe de inmediato fondos para combatir el zika. Culpó a los legisladores republicanos de falta de acción al respecto.