Carla Escoffié, experta en el derecho a la vivienda y el derecho a la no discriminación, habló con SinEmbargo sobre uno de los problemas que difícilmente son tratados: las problemáticas que existen al momento de ejercer nuestro derecho a la vivienda, y sobre todo la necesidad de entender que este derecho va más allá de comprar una casa.
Ciudad de México, 9 de julio (SinEmbargo).– El Estado mexicano necesita entender que el derecho a la vivienda no es únicamente el derecho a una propiedad y emprender, sobre todo ahora que se acercan las elecciones en 2024, una auténtica política en la materia, planteó la abogada Carla Escoffié, experta en el derecho a la vivienda y el derecho a la no discriminación.
Escoffié habló con SinEmbargo sobre su libro País sin techo. Ciudades, historias y luchas sobre la vivienda (Grijalbo) en el cual hace un recorrido por cinco ciudades: Mérida, San Francisco de Campeche, Ciudad de México, San Luis Potosí y Monterrey, para entender y exponer las problemáticas, obstáculos y desafíos que enfrentan los mexicanos en su derecho a la vivienda.
“Lo que hace al final el día del Estado mexicano es asumir esta lectura en la cual, el derecho a la vivienda es únicamente el derecho a una propiedad, que por lo tanto para tener ese derecho, primero tienes que tener la capacidad económica para poder adquirir una y pues toda la política de vivienda, está estructurada en ese sentido. De hecho una de las cosas que sostengo en el libro es que en México no tenemos como tal una política de vivienda, sino una política inmobiliaria”, señaló.
Escoffié señaló que cuando hablamos de la problemática de vivienda uno de los temas importantes es que la gente no tiene los ingresos necesarios para poder comprarse una vivienda y eso es un problema que ha sido muy abordado, pero existen otras problemáticas.
“El alcance de esta crisis, de esta serie de problemas que enfrentamos, va mucho más allá y este libro justo lo que buscaba era a través de este recorrido, evidenciar lo que abarca el derecho a la vivienda, qué hablamos cuando hablamos de derecho a la vivienda, qué obligaciones implica para el Estado y al mismo tiempo comprender cuáles son los problemas que nos enfrentamos en el país que por supuesto hay problemas en común, hay como líneas generales que podemos encontrar en todo el país, pero al final en cada ciudad, en cada pueblo, esto se adapta al contexto y tiene un impacto diferenciado”, precisó.
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—La realidad para las nuevas generaciones existe en la imposibilidad de poder acceder a una vivienda, ¿de qué manera es el vacío o el hueco que las omisiones que han tenido las autoridades para que este este problema se haya desbordado de la manera en lo que tú lo expones?
—Lo que hace al final el día del Estado mexicano es asumir esta lectura en la cual, el derecho a la vivienda es únicamente el derecho a una propiedad, que por lo tanto para tener ese derecho, primero tienes que tener la capacidad económica para poder adquirir una y pues toda la política de vivienda, está estructurada en ese sentido. De hecho una de las cosas que sostengo en el libro es que en México no tenemos como tal una política de vivienda, sino una política inmobiliaria.
Eso explica por qué los estados del país, pero también a nivel federal, no identifican que la regulación de los arrendamientos y las reglas que intervienen en este tipo de relación tan compleja, como es el arrendamiento, pues son parte de sus obligaciones del derecho a la vivienda, el establecer cuáles son los límites a los requisitos que se pueden exigir porque realmente cuando la gente me pregunta si es legal que le exijan un acta matrimonio para poder rentar o el que sus perros sean de alguna raza, en términos muy generales la respuesta es que sí, porque no está prohibido, no está regulado, no hay ningún tipo de parámetro en cuanto a los requisitos y las personas que son caseras o que quieren poner en renta un espacio, pues pueden tener total libertad para exigir lo que sea.
En otros países no es así, hay una regulación en cuanto a lo que está permitido lo que no está permitido exigir e incluso en muchos países para poder rentar tú tienes que inscribir ante la autoridad tu inmueble, tienes que solicitar el permiso de ponerlo en renta y la autoridad se asegura de que el inmueble cuenta con algunas condiciones mínimas y eso implica también, que pues va a estar al pendiente que no va a ir abusos en los requerimientos que se hacen a la hora de ofertar el inmueble en renta.
—Mencionas que más que una política de vivienda es una política inmobiliaria la que lleva a cabo el Estado. Lo cierto es que los préstamos del Estado son insuficientes para poder adquirir una vivienda dentro de las ciudades donde laboran, ¿se tiene que reconstruir todo este sistema ya sea para adquisición de vivienda y ampliarlo también a las necesidades de vivienda que tienen los mexicanos?
—En los últimos 50 años la política de vivienda prácticamente se ha centrado en el tema de los créditos, tanto en facilitar créditos de la banca privada como a través del Infonavit o Fovissste, que son dos instituciones muy importantes que hay que reforzar, que hay que conservar, que hay que mejorar, pero no son las únicas ni son las suficientes para poder abarcar todo lo que requiere una política de vivienda, es tan sólo un eslabón de lo que es una política de vivienda y eso implica que tendríamos que pensar en una política más diversa que incluya otro tipo de alternativas no sólo el acceso créditos, sino que incluya la vivienda de arrendamiento, que incluya políticas para impulsar las cooperativas de vivienda, que tenga programas enfocados a la autoconstrucción, a la producción y gestión social del hábitat, que también incluya la adecuación legislativa para garantizar que las normas tanto en materia de arrendamiento como de otro carácter pues garanticen que el acceso a la vivienda se puede dar en condiciones equitativas y sin discriminación alguna, cosa que no tenemos.
Lo que sobran son frentes por abordar y cosas para hacer y el problema es que las autoridades siguen sin ver esto. En los últimos años se inició un proceso mediático en el cual mucha gente está hablando del tema, muchos medios de comunicación le están dando relevancia el tema, pero desgraciadamente esto no ha logrado permear en la visión de las autoridades. Me parece que todavía para la clase política no está presente el tema de la vivienda ahorita pues estamos a un año de las elecciones, se van a elegir a diputadas y diputados de Congresos locales, de la Cámara de Diputados, de la Cámara de Senadores, se van a elegir a gobernadores en algunos estados y por supuesto el tema de la Presidencia, pero la pregunta es si este tema va a estar en la agenda pública sobre todo en la elección de diputados y diputadas locales aunque también en las cámaras de Diputados y Senadores a nivel federal, pero me parece que el poder los poderes legislativos del país debieran tomar eso como una agenda imprescindible para esta campaña.
Yo lo que pensaría es que dado a las facultades que tienen y el ámbito de operación que tienen los congresos locales, una pregunta indispensable en este proceso electoral es si los candidatos y las candidatas estarían dispuestas a presentar una iniciativa de ley inquilinaria, por ejemplo, en sus respectivos estados. Actualmente en ningún estado tiene una ley inquilinaria, está la de Veracruz pero no digamos que realmente lo que se aplica en la práctica es el Código Civil, pero se requieren leyes inquilinarias que abarquen de manera más contundente, más completa, más integral la problemática vivienda porque los apartados que se encuentran actualmente en los códigos civiles son deficientes.
— ¿No se regula por omisión incidental o detrás de eso puede haber una serie de intereses que precisamente impiden que la clase política quiera regular uno de sus negocios?
—Pueden ser varios factores, depende mucho de la ciudad, del contexto, pero yo creo que evidentemente estos temas incomodan mucho. Quienes nos dedicamos a los temas de vivienda y ciudad, sobre todo quienes lo hacemos desde la lógica de los derechos humanos sí vemos que hay una resistencia muy fuerte de ciertos sectores e incluso muchas veces con reacciones muy fuertes en contra de estos cuestionamientos que creo que son preguntas válidas frente al escenario en el que nos encontramos.
Tampoco podemos descartar el hecho de que los actores inmobiliarios, tanto la industria construcción como las empresas inmobiliarias, son actores relevantes en los procesos electorales. En muchos casos se ha reportado, que de manera ilegal o de manera más o menos o aparentemente legales, financian campañas, apoyan candidatos y por supuesto hay también acuerdos muchas veces en Obras Públicas, quien tiene concesiones y pues ejemplos ahí a lo largo del país.
También es un hecho que hay muchos intereses muy muy fuertes y también hay muchos funcionarios, que antes estaban en empresas inmobiliarias o al revés. Entonces no podemos descartar eso y la realidad es que también la del sector inmobiliario es un poder fáctico en el país, aunque muchas veces no se habla de él en ese sentido. Obviamente no todas las empresas. No estoy hablando del vendedor, puerta por puerta que está tratando de vender terrenos. Estoy hablando de las grandes inmobiliarias.
—Realizas una serie de propuestas para ejercer este derecho a la vivienda. Ya mencionaste algunos, pero en el libro hay uno que me llamó bastante la atención y quisiera saber si pudieras platicar un poco sobre él y qué tipo de experiencias tienen a nivel internacional: el Estado como arrendador.
—Esta es una medida que es de cajón en una política de vivienda en varios países. Hay viviendas de arrendamiento público en Estados Unidos, en Alemania, en Finlandia, en Suecia, en varios países practican todos los países de Europa, pero también en países como Paraguay, Uruguay, Argentina, es decir, países del sur global, incluso algunos con presupuesto menor al que normalmente tiene el Estado mexicano. Lo que ha faltado es voluntad y visión en ese aspecto.
Hace décadas subieron algunos proyectos muy limitados que no duraron mucho tiempo en materia de vivienda pública, pero en realidad es que hoy como tal no existe en México. Hay algunos municipios y algunos programas pilotos que se han empezado a hacer sobre todo en el marco de la recuperación de viviendas Infonavit abandonadas, de tratar de darlas en renta. También el Infonavit tuvo un programa que no funcionó muy bien, pero que estaba con esta opción de renta pero en términos generales la respuesta es no.
No hay vivienda de arrendamiento público en el país y esto es una medida pues que es clave porque permite contar con desarrollos que pongan en renta vivienda asequible a cierta población de cierto perfil, únicamente cobrándoles una cantidad suficiente para mantener el edificio en condiciones óptimas. Es decir como es el Estado el que renta no hay un fin de lucro, únicamente es rentar una cantidad mínima pues para darle mantenimiento al edificio.
Es una medida que se puede hacer pero que no es explorada sobre todo porque como suele pasar con mucho de mucho con ese tema cuando propones algo que no implica una participación estelar del sector inmobiliario o solo transitoria del sector de la construcción no pareciera interesar. O sea, cuando propones una medida que no tiene como papeles en el sector inmobiliario es desechada o incluso vista con con malos ojos entonces desgraciadamente la realidad es que no se ve ningún actor político que esté proponiendo este tipo de medidas.
Ya varios actores han reconocido que hay una problemática de vivienda que se tiene que atender, pero no vemos que haya acciones para siquiera discutir la posibilidad de viviendas de arrendamiento público.
—Para ir cerrando cerrar con lo que tú empiezas en el libro, ¿cómo entender la gentrificación?
—La gentrificación es una problemática de las ciudades, es un problema. Siempre que hablamos de gentrificación es en sentido peyorativo, hay algunas personas que han querido hablar de una gentrificación positiva o de los efectos positivos de la gentrificación. La realidad es que a mí me parece que en el mejor de los casos estos planteamientos están partiendo de una mala concepción de lo que es la gentrificación de la no comprensión del concepto, que se creó como algo peyorativo.
No cualquier mejora barrial es gentrificación, pueden haber mejoras en servicios, mejoras en calidad de las calles, puede haber inversiones en una determinada área pero no eso va a ser gentrificación porque la gentrificación implica necesariamente la expulsión de una clase popular a favor de una clase de mayor poder adquisitivo.
Entonces si lo que estamos entendiendo y pensando es que la única forma de mejorar nuestras ciudades es blanqueandolas, es expulsando ciertos sectores, pues estamos partiendo de lugares muy diferentes y me parece también que posturas políticas totalmente diferentes, entonces no hay gentrificación positiva.
Ahora no todas las problemáticas de las ciudades son gentrificación, muchas cosas que están viendo personas, por ejemplo acá en Ciudad de México ahorita que estoy acá para la presentación del libro, pues no son en sí, a lo mejor gentrificación alguna sí, otras no, evidentemente creo que es un concepto que sigue siendo vigente en muchos aspectos, pero también es un hecho que las complejidades de las ciudades cada vez se profundizan, la realidad siempre mucho más compleja de lo que se analiza un concepto entonces hay muchos procesos que yo no sé si sean gentrificación yo no sé si encuadran como gentrificación, probablemente son conceptos que simplemente no se han nombrado pero lo más importante es que los entendamos como lo que son más allá del nombre, que les pongamos.
La cosa es hay una problemática de vivienda, hay una problemática en las ciudades, las ciudades parecieran, en algunas zonas, ser cada vez más para cierto perfil de persona y no para otros perfiles hay personas que se empiezan a sentir expulsadas por sus propias ciudades, que se empiezan a sentir ajenas en sus propias ciudades. Hay personas que cada vez tienen más problemas para acceder a una vivienda o tienen condiciones muy difíciles para acceder a una vivienda como el hecho de que te empiecen a cobrar en dólares o te den una serie de requisitos previos, sumamente difíciles de cumplir o bien que estés en total merced de ciertas actitudes y formas de violencia por parte de caseros inmobiliarios, como puede ser la discriminación entre muchos otros factores.
Más allá de las cosas que si hay gentificación, que yo no estoy diciendo que no haya gentrificación en la Ciudad de México, hay otras problemáticas, pero más allá de las denominaciones podemos coincidir de que algo está pasando que no está bien y que requiere una política de vivienda integral porque no hay una solución a este problema, hay soluciones, se tienen que adoptar distintas medidas de distintos ángulos y que eso requiere un debate público, pues profundo y de largo aliento.
—¿Caminamos entonces a un país sin techo o donde conseguir uno será cada vez más difícil?
—Es cada vez más difícil que las personas se encuentren condiciones para poder habitar, que encuentre en un lugar que es accesible en cuanto a precio, pero no lo es en cuanto a distancia y acceso transporte público, si encuentran un lugar que pueden rentar muchas veces, pues pueden estar sujetas a discriminación, si tienen la capacidad económica para rentar o comprar un lugar pueden ser discriminadas en el proceso, si logran acceder a un crédito pueden vivir constantemente con el temor de que cualquier tipo de afectación en su vida laboral les genere un problema con el crédito y por lo tanto un desalojo sin que haya el mecanismos alternos para atender esta situación.
Muchas personas no pueden concebir un proyecto de vida estable en una vivienda de arrendamiento, en muchos países del mundo hay personas que asumen que toda su vida van a rentar un lugar y esto muchas veces la gente de América Latina suele decir ‘ah, bueno, es que en Europa los precios de las viviendas son muy caros’, sí, pero también es un hecho que hay una política de arrendamiento y una legislación de arrendamiento y un acceso a la justicia en materia de arrendamiento muy sólidas y esto hace, y hay estudios, por ejemplo, en Bélgica que demuestran que las personas que viven de rentas no se sienten, digamos el nivel de permanencia de seguridad y estabilidad que siente una persona que renta un lugar toda su vida no es muy diferente al de las personas propietarias porque allá el esquema de arrendamiento da seguridad a las partes y eso permite que incluso una persona ni siquiera vea como una necesidad comprar una vivienda.
No tenemos eso en México, no, entonces si hay muchos aspectos que hacen falta y pues si no se empiezan a tomar medidas el panorama no es para nada alentador mucho menos cuando todos estos temas están también vinculados al medio ambiente, por ejemplo, todo lo que es la acumulación la depredación y la especulación inmobiliaria también tienen un impacto en el medio ambiente, entonces es importante atenderlo de manera urgente, por eso yo hablaba de las elecciones del 2024 porque creo que sí es un momento muy indispensable para que esto sea parte de la agenda pública.