El PAN tuvo malos resultados electorales el pasado 1 de julio. En su interior, unos culpan a Ricardo Anaya Cortés por dividir al partido e imponer su candidatura presidencial. Pero también culpan a su líder nacional, Damián Zepeda Vidales, por no conducir al blanquiazul de manera adecuada. Sin embargo, en esta coyuntura, el Senador Ernesto Ruffo Appel, quien busca contender por la presidencia del PAN, dice que “el resultado electoral, a grandes rasgos, hubiera sido el mismo” aunque se tratara de otros personajes políticos.
Para él, la suerte estuvo echada desde que la ciudadanía decidió castigar a los partidos e instituciones políticas tradicionales por su “ineficacia” para resolver los grandes problemas nacionales, y por un fenómeno coligado, que es el “maremoto” Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena. En el caso específico del PAN, Ruffo Appel comentó que su partido carga con un lastre que se ha esparcido, sobre todo, durante los últimos 15 años: un autoritarismo que desdibuja los procesos democráticos internos, que separa a los panistas en “camarillas” que buscan “el poder” sin la intención de servir.
Por eso, refiere, es necesario “refundar” al PAN, lo que significa evaluar lo que pasó con el partido después de tener grandes victorias -como las de 2000 y 2006- que no tuvieron los resultados esperados, y empezar a “poner candados” para evitar “dedazos” y darle “al traste” a los órganos internos de Acción Nacional. El reto del PAN después de las elecciones, comenta, será el de ser la oposición como la segunda fuerza política nacional, y también, constituirse como “una opción constructiva”, apegada a procesos democráticos y de respeto a las instituciones.
Ciudad de México, 9 de julio (SinEmbargo).- El Partido Acción Nacional (PAN) –como la mayoría de los partidos políticos– fue castigado por la ciudadanía en las elecciones locales y federales de este año. Y en esta coyuntura socio-política, el Senador panista por Baja California, Ernesto Ruffo Appel, observa la necesidad de fortalecer al partido para evitar su escisión interna, pero también, refundarlo para acabar con el “autoritarismo” que existe en su interior.
En la actualidad, existe un clima vertiginoso al interior de Acción Nacional. Tras la derrota presidencial y los pocos resultados en los comicios del 1 de julio pasado, las filas del blanquiazul han pugnado por evitar que Ricardo Anaya Cortés regrese a la presidencia del partido. No obstante hoy, colabores del otrora candidato al Ejecutivo federal, Santiago Creel Miranda y Damián Zepeda Vidales, aseguraron que Anaya no regresará a liderar el PAN (aunque el periodo por el que fue electo concluirá el próximo 25 de agosto, tiene la posibilidad de reelegirse).
Asimismo, los grupos al interior del partido buscan remover del liderazgo nacional a Damián Zepeda Vidales, a quien responsabilizan, en gran medida, de la derrota que incluye la pérdida de seis de nueve gubernaturas en juego, además de varios de los congresos locales -como el de Puebla, por ejemplo- y la posibilidad de ser mayoría en el Poder Legislativo federal.
En ese respecto, Ernesto Ruffo Appel, quien fue el primer Gobernador panista en la historia (en Baja California en 1989) y el primero de oposición, sostiene en entrevista con SinEmbargo que la derrota del PAN ya estaba anunciada, porque más allá de la figura del candidato presidencial Ricardo Anaya o del líder nacional del partido Damián Zepeda Vidales, “el resultado electoral, a grandes rasgos, hubiera sido el mismo”.
Esta situación, apunta, tiene una doble explicación: Una es el “tsunami” causado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), alentado en parte por el “enojo” de la ciudadanía que se reflejó, en esta elección, en contra de los partidos políticos y de las autoridades en general. Y otra es la situación al interior del partido, en la que existen diferencias de opinión -que buscan subsanar- que se agravan en el actual contexto de “un proceso estatutario de renovación de las personas que integran al Comité Ejecutivo Nacional” (CEN) del PAN.
“Muchos le llaman a esto un maremoto; un tsunami donde pareciera que todos los partidos e instituciones gubernamentales, lo que fueran, simplemente las tumbaron todas de la mesa. Las quitaron”. Y ello se debió a “la ineficacia y […] la falta de responsabilidad de los asuntos del control de la corrupción, del combate a la inseguridad, del asunto de tan poquitas oportunidades de naturaleza económica”, comenta el panista con 34 años de militancia.
Para el Senador Ruffo Appel, la estrategia electoral de Acción Nacional siempre estuvo dirigida a enfrentar “la dinámica de la presencia tan grande de López Obrador”. El problema, en ese sentido, fue que las negociaciones para formar el “Frente Por México” con los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) consumió sus esfuerzos y el proceso para seleccionar al candidato presidencial fue “atropellado”.
Todo ese proceso de coalición, de alianza, “se montó encima del proceso interno del PAN y nos ahogó, nos sofocó […]. Nos vimos afectados por esta dinámica que nos impuso el proceso de formar la alianza para el gobierno de coalición y los tiempos se fueron agotando. Lo cual, terminó en que el Frente decidió que quien seleccionara el PAN iba a ser el candidato. Pero ya no había tiempo”, explica el legislador panista.
“En fin, estuvo atropellado el asunto, pero siempre en una conciencia clara de manera que las decisiones que estuvimos tomando -como la que tomé yo de retirarme de la contienda interna [por la candidatura presidencial]- fueran con el espíritu constructivo de llegar todos unidos a enfrentar ese gran reto electoral que imponía López Obrador”, abunda.
En cuanto a la escisión interna del partido fundado por Manuel Gómez Morín en 1939, Ruffo Appel mencionó que “cada quién está haciendo su reflexión y pronto debemos estar en una reunión para analizar, para debatir lo que interpretamos fue lo que pasó y con ello tomar los primeros lineamientos de qué vamos a hacer”.
Mientras lo resuelven, dice, “existe una animosidad que es natural cuando se pierde. Y aflora entonces el ‘te lo dije’. Pero eso no es nada constructivo. Yo creo que efectivamente hay muchas opiniones […] y no podemos desconocer que hay grupos dentro del PAN y […] que detrás de esas opiniones están los intereses de esos grupos por tomar el control del partido, lo cual no debe sorprender. Es un asunto natural, siempre sucede así”.
En el caso particular de Ricardo Anaya, comentó que “él habrá de enfrentar la realidad de la política y con su inteligencia y con su experiencia, ahora acumulada, es que se mantenga en una actitud constructiva y no se aleje del partido porque está muy joven. Entonces podrá tener otras oportunidades más adelante”.
Más allá, el reto al que se enfrenta el partido blanquiazul después de las elecciones no sólo será el de ser la oposición como la segunda fuerza política nacional, sino también, constituirse como “una opción constructiva”, apegada a procesos democráticos y de respeto a las instituciones, donde refundarse y aprender de los errores del pasado para recuperar la confianza del electorado es necesario.
La “refundación” del PAN, explica el legislador panista, no es cuestión de cambiar los principios y valores del partido o de cambiar “la constitución fundacional del PAN”, pero sí evaluar lo que empezó a suceder dentro del PAN con las grandes victorias partidarias, como las del 2000 y 2006, años en que Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa llegaron a la Presidencia de la República.
Los panistas “llegamos al poder”, recuerda el ex Gobernador de Baja California. “Y el poder trajo una realidad muy diferente a lo que había vivido en toda su existencia el PAN”, es decir, la posibilidad de negociar y tener influencia en las decisiones.
Con el poder en la mano, resalta, el partido ensanchó “más de 10 veces” su membresía y comenzó “a suceder un fenómeno muy peculiar, que es los que se fueron a trabajar al gobierno [y que] después no se querían salir”. Esa falta de cesión del poder, apunta, evitó, en muchos casos, que las nuevas generaciones de panistas renovaran los espacios. Pero también, que los panistas engolosinados empezaran “a maniobrar dentro del PAN para influir con el candidato que ellos querían y eso empezó a provocar, incluso, que se cerrara la filiación para nuevos militantes”.
“Y el PAN se empezó a encerrar”, sobre todo en los últimos 15 años, menciona. Y como consecuencia, la dinámica interna del partido se centró en las candidaturas, proceso que implicó que prácticamente se eliminara la capacidad de la asamblea electoral interna. Así, “empezaron las designaciones” y un “proceso de autoritarismo, de control del partido. Y desde entonces, una lucha interna por el poder. Y eso es lo que debemos ahora encontrarle cómo prevenirlo, ahora que tendremos más libertad interna, dado que no tenemos tantas posiciones de gobierno, señala.
Hoy, ante esta cerrazón panista, Ruffo Appel ve la posibilidad de “poner candados” para evitar “el dedazo del Ejecutivo presidencial” y “encontrar que los limitantes que ponga el gobierno no tengan efecto dentro del partido”. Por eso, hizo un llamado a “razonar aquel debate de la separación del partido del gobierno, que desde el mandato de Felipe Calderón Hinojosa, sobre todo, “dio al traste a los órganos internos del partido”.
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–¿Cuáles diría que son los errores que se han cometido que deben de superar, de corregir ahora?, ¿qué debilidades deberían de fortalecer y cuáles son los fuertes del PAN ahora?
–El fuerte está en que somos la segunda fuerza política, y en el contraste con el gobierno de López Obrador, creo que va a a haber un péndulo hacia nosotros una vez que vean los errores de su gobierno. Pero eso es político, externo al PAN. Y tenemos que ser responsables y eficaces, pero tenemos que “domar al tigre”, como dijo López Obrador, que ahora lo tiene enfrente y que también está en el PAN, y [que] son aquellos que nada más andan viendo qué agarran; que se ponen de acuerdo en camarillas para controlar la vida interna y luego controlar las candidaturas. Por eso te hablé hace rato de la separación de partido y gobierno, de que haya ciertas formas a manera de que la institución y sus estatutos sean respetados, y que regresemos a la asamblea, a que se decida democráticamente y no por acuerdo cupulares, como está sucediendo.
–¿Y las facciones internas qué?
–Eso es mexicano, no nos debemos de asustar. ¿Por qué crees que el PRI siempre resolvió sus problemas a punta de dedazos? Esto es un fenómeno que viene desde […] que llegaron los españoles o [desde el México] prehispánico. Es una naturaleza feudal lo que hemos vivido y lo que somos como país, pero debemos buscar cómo instalar la modernidad. Y lo moderno no es otra cosa que construir y respetar las instituciones.
–En la coyuntura actual cargan con el peso del “Frente Por México”. Usted ha referido que la coalición con el PRD y MC se acabará después de la elección. ¿Pero podrán mantener la coalición de gobierno? ¿Habrá congruencia con la postura que manejaron durante campaña, un compromiso con el cambio?
–Ya quedó claro que no ganamos el gobierno. Así que la razón y el propósito del acuerdo fundamental ya se acabó. O sea, no pudimos llegar a entregar el gobierno del 2018 al 2024, pero queda la fase legislativa. Y entonces en ello, diputados y senadores creo que vamos a estar enmarcados bastante por el contenido del entendimiento del gobierno en coalición[…]. ¡Claro!, habrá circunstancias todavía que incorporar porque hay algunos partidos políticos que están perdiendo el registro como partidos nacionales y eso tendrá que necesariamente afectar las maneras y las formas en estos espíritus de coalición.
–Son, como dijo, la segunda fuerza política. Tienen que superar sus demonios. Pero después de este proceso electoral, ¿qué papel deberá jugar el PAN en este sexenio, que de manera virtual, es de Morena?
–En las aritméticas electorales quedamos como segunda fuerza electoral, a cierta distancia importante de Morena, pero ya están viendo lo que se temía de López Obrador: ya dijo que no quiere un Fiscal General autónomo, sino uno seleccionado y designado por él. Y como eso hay otras cosas que ya está diciendo. Tiene un poder muy grande político, que se formalizó con la elección y me parece que el gobierno de él, ojalá que no, se va a parecer al populista gobierno de Luis Echeverría. Y eso lo que yo creo que va a provocar es que la ciudadanía voltee a ver a la segunda fuerza política que es el PAN. Y quizá en los siguientes dos tres años, que se rebele con claridad la verdadera naturaleza de López Obrador, que nos es otra cosa que un salto de regreso hacia al presidencialismo, entonces más vale que la opción de Acción Nacional esté lista. Y para ello tiene entonces que recuperar la confianza de los electores. Y para ello tenemos que dejar a un lado esos asuntos de luchas por el poder, porque la naturaleza del PAN no es el poder sino servir y eso es lo que tenemos que reinstalar.
–¿Serían la oposición más férrea, como dijo Anaya? ¿Usted está de acuerdo con esa postura?
–Yo creo que debemos todos bregar por lo que sea mejor para México.
–¿Y eso implicaría en algún caso cerrar filas con las “buenas” decisiones de Morena, si así las consideraran?
–¡Claro! Todos estamos en esta nave por México. Los partidos se llaman partidos porque son parte de México y los ciudadanos, mexicanos, tenemos preferencias ideológicas o de forma que nos hacen formar parte del partido o votar por él. Pero para lo que sea bueno para México, el PAN siempre ha actuado como una opción constructiva, sea gobierno o no. Así que habrá algunas medidas, que por el bien de México, […] vamos a estar a favor. Y habrá otras en la que vamos a estar en contra y la ciudadanía va a estar viendo el debate. Pero, ahora […] lo que tenemos que controlar, y digamos de alguna formar, domesticar, es la natural actitud nuestra de mexicanos, porque somos un país en el que vivimos con pocas oportunidades; de que “el que no agarra”, como dice el adagio, “no es mexicano” y eso tenemos que superarlo a punta de fuerza institucional.
–Usted quiere competir por la presidencia nacional del PAN. Si usted llega, ¿qué lo diferenciaría de Ricardo Anaya en el manejo del partido?
–Yo creo que si a mí me tocara ser el presidente del partido, aparte de hacer lo que ya dije, buscar corregirlo, tenemos que organizarnos en cuadros para atender los temas nacionales, en cuadros para atender a la comunidad. Esto quiere decir las secciones electorales, pero desde el punto de vista de la vida en comunidad [y] trabajar para superarla. También en lo electoral, entonces, habría esta visión temática y territorial.
–Usted dijo que quiere ser presidente del partido para unirlo y acabar con el autoritarismo en su interior y marcar una brecha entre el gobierno y los procesos internos. ¿Por qué usted es el adecuado? ¿Cuáles son sus pros y sus contras?
–La ventaja que tengo [es] no tener grupo, [porque] yo no tengo estructura dentro del PAN, yo soy yo como ciudadano, militante, integrante del PAN y siempre he sido institucional […]. Pero como no tengo grupo, muchos calculan que no tengo mucho respaldo. Sin embargo, precisamente, yo creo que esa es una ventaja porque no me he dedicado nunca a favorecer a ningún grupo por intereses de poder interno. Entonces, a lo mejor soy una especie de fiel de la balanza. Vamos a ver.
–Finalmente, Senador, en su estado, en Baja California, ahora se les coló Morena. Además, el partido de López Obrador tuvo mucha fuerza en varios bastiones priistas, como lo es el caso de Puebla, por ejemplo. ¿Cómo ve usted la situación en su estado?
–Es muy interesante, porque además, hay que agregar que lo que sigue cuando termine el Gobernador actual, es elegir un Gobernador por dos años para incorporarnos a esta consecuencia legal de que se renueve la mitad de gubernaturas con el Presidente, y la otra mitad, con las [elecciones] intermedias. Así que eso pone un contexto político electoral de gran reto y luego, claro, el PAN de Baja California, particularmente, tendrá enfrentar todas estas consecuencias y buscar encontrar las soluciones.