El costo de la libertad

09/06/2024 - 12:02 am

Tener un santuario de animales es una de las muchas formas de activismo que existen, sin duda, de las más difíciles y comprometedoras.  No hay vuelta atrás, a menos que se tenga un corazón de piedra.

Más de 100 animales ha rescatado el Santuario Libres al Fin, que recuerde en este momento y que haya sido directamente. Se ha formado un lazo afectivo con cada uno de ellos y los hemos visto partir a una mejor vida poco a poco. Hoy quedan 30 viviendo aquí, con su vejez y la nuestra.

Cuando me siento al borde de la locura me encierro en mi corazón, donde yace la memoria de cada sentimiento que he tenido hacia todos los animales que he conocido y me regresa la cordura y la fuerza para seguir. Gustavo tiene más de 20 años ayudando animales, su cordura pende de un hilo todos los días, pero es el humano más fuerte que conozco, su enorme corazón mantiene al santuario de pie.

Estos sentimientos no nacen de la nada, la interacción y comunicación forman relaciones con cualquier ser vivo, es recíproco indudablemente, éstas relaciones sobrepasan el apego, son distintas a las relaciones humanas ya que las expectativas no existen, con los animales yo sólo quiero dar y dar todo de mí, una motivación que nace de lo profundo del ser para que un tercero sea feliz.

¿Por qué menciono la locura? Porque la muerte aunque sea natural e inevitable, duele, porque nunca dejas de extrañar a tu familia, porque siempre sientes que no hiciste suficiente por ellos, porque los momentos difíciles recaen en un par de hombros que están cansados y adoloridos. Somos madera vieja y rota con miles de refuerzos y tornillos para que siga funcionando como columna de un refugio fuerte y pesado, que protege con tanto amor a su familia que ya tuvo suficiente dolor en sus vidas.

A pesar de todo este esfuerzo, el mundo no ha cambiado con los animales, aunque muchos humanos quedan conmovidos, no es suficiente para salvar la vida de los animales que son culpables de absolutamente nada.

Y aún en un santuario, están atados a la voluntad del ser humano en muchas formas. Son felices y “libres”, pero a qué costo.

En conclusión, el artículo busca reflejar la complejidad emocional y el profundo compromiso requerido para mantener un santuario de animales, destacando tanto los momentos de amor y conexión como las inevitables experiencias de pérdida y sufrimiento. A pesar de todos los esfuerzos, el trabajo nunca parece ser suficiente para cambiar fundamentalmente la situación de los animales en el mundo.

Las relaciones con los animales en el Santuario son únicas y desinteresadas, impulsadas por un deseo profundo de hacer felices a estos seres vulnerables. Sin embargo, la constante exposición a la muerte y el sentimiento de insuficiencia pueden llevar a la desesperación y la locura. El texto también señala la paradoja de que, a pesar del refugio y la felicidad que los animales encuentran en el santuario, siguen estando sujetos a la voluntad humana y el mundo exterior sigue siendo hostil hacia ellos.

Antes de publicar esto, le pedí permiso a Gustavo para mencionarlo aquí y me contestó: “Si de una locura estoy orgulloso, es de ésta”.

Ximena Machete
Nacida en la Ciudad de México, a mis 29 años soy tatuadora, artista plástica y defensora de los derechos de los animales. Los últimos 6 años de mi vida los he dedicado a ser la encargada del bienestar de los animales del Santuario Libres al Fin en Monterrey, Nuevo León.
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