El Gobierno estadounidense busca mantener una relación más estrecha con América Latina en un momento en el que las economías luchan por superar la pandemia de COVID-19 y la elevada inflación.
Por Chris Megerian y Josh Boak
LOS ÁNGELES (AP) — El Presidente Joe Biden intentó este jueves presentar una visión unificadora para el hemisferio occidental, incluso cuando la Cumbre de las Américas se ha visto golpeada por divisiones y ausencias que dificultan el consenso entre América del Norte y del Sur sobre asuntos de migración, economía y clima.
Las diferencias en riqueza, gobernabilidad y temas de interés nacional representan un desafío para que Biden pueda repetir las alianzas que ha forjado en Asia y Europa. Esto ha creado expectativas limitadas en la reunión hemisférica que Estados Unidos está albergando por primera vez desde 1994.
Con esfuerzos diplomáticos tensos ante la decisión de algunos presidentes que optaron por no asistir y propuestas legislativas estancadas en un congreso polarizado, Biden se concentró en tratar que las corporaciones y el sector privado respalden sus iniciativas. El Gobierno espera que los lazos financieros ayuden a limar las diferencias económicas y al mismo tiempo fortalezcan el crecimiento económico y una mayor equidad en la región.
“Mi desafío para todos ustedes es que si dan un paso adelante y desempeñan un papel más importante para impulsar un crecimiento inclusivo, sostenible y equitativo en el siglo XXI, sucederán muchas cosas”, dijo Biden en un discurso a los directores ejecutivos de corporaciones. “Ninguno de nosotros podrá concretar plenamente nuestra ambición para la región por sí solo”.
Antes de que Biden subiera a la tarima, en el telón de fondo se veía una animación con fragmentos de colores que volaban juntos para formar un mapa de las Américas. En la realidad, sin embargo, el proceso no ha sido tan sincronizado, especialmente con la ausencia del Presidente de México —que no asistió sino que envió a su Canciller— y la incertidumbre sobre si existen incentivos suficientes para que Latinoamérica se acerque más a Estados Unidos.
“Siempre ha sido difícil encontrar consenso en América Latina”, expresó Ryan Berg, un experto del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington. “Esta es una región sumamente diversa, y obviamente le resulta difícil hablar con una sola voz”.
En un ocupado día para la diplomacia, Biden se reunió con el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, y planeaba conversar con el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, además de pronunciar un discurso ante los demás asistentes. Por su parte, la Vicepresidenta Kamala Harris se reunía con líderes caribeños para hablar de energías limpias y la primera dama, Jill Biden, ofrecía un brunch para las parejas de los líderes.
La jornada terminará con una cena en Villa Getty, un museo de arte con vistas al Océano Pacífico.Una serie de activistas estadounidenses y disidentes de la región se han congregado alrededor del centro de convenciones de Los Ángeles, que alberga la mayoría de los actos, para promover sus causas.
Podría haber cierta tensión cuando Biden se reúna por primera vez con Bolsonaro, aliado de su predecesor Donald Trump. El brasileño aspira a ser reelegido para un segundo mandato y ha estado planteado dudas sobre la credibilidad de los comicios en su país, algo que ha alarmado a los funcionarios en Washington.
Cuando aceptó la invitación a la cumbre, Bolsonaro pidió que Biden no lo confronte acerca de sus ataques electorales, según tres de los ministros del Gobierno brasileño, que pidieron no ser identificados.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, rechazó la idea de que el líder haya aceptado condiciones para reunirse con su Bolsonaro. “No hay temas fuera de los límites de cualquier (reunión) bilateral del Presidente, incluyendo con el Presidente Bolsonaro”, afirmó Sullivan ante reporteros. “Espero que el Presidente discuta unas elecciones democráticas abiertas, libres, justas y transparentes”.
Biden empezó a hacer hincapié sobre la cuestión el miércoles en la bienvenida a los participantes en la cumbre. “La democracia es un sello distintivo de nuestra región”, afirmó.
También ha sido un punto de fricción en la preparación de la lista de asistentes al evento. El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quería que se invitara a los mandatarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua, pero Washington se resistió porque los considera autoritarios. Como él, tampoco asistieron los líderes de Honduras, Guatemala y El Salvador.
El Canciller hondureño, Eduardo Enrique Reina, explicó la decisión de la Presidenta del país, Xiomara Castro: “La Presidenta fue muy clara con que ésta debería ser una cumbre sin exclusiones”. Añadió que, pese a esto, su Gobierno está dispuesto a actuar en los problemas comunes.
Esto sirve como recordatorio de la dificultad que han presentado las relaciones con América Latina para la Casa Blanca, incluso en un momento de acercamiento a Europa, donde la invasión rusa de Ucrania ha generado una mayor cooperación, y en Asia, donde la creciente influencia de China ha agitado a algunos países.
Uno de los desafíos es el inequívoco desequilibrio de poder en el hemisferio. Los datos del Banco Mundial muestran que la economía estadounidense es 14 veces más grande que la de Brasil, la siguiente más grande de la cumbre. Las sanciones que Washington y sus aliados impusieron a Rusia son mucho más duras en Brasil, que importa fertilizantes de la nación europea. Y los datos comerciales indican que la región está estrechando lazos con China, que a su vez a realizado importantes inversiones.
Esto deja a Estados Unidos en una posición en la que debe mostrarle a América Latina por qué mantener una relación más estrecha con Washington sería más beneficioso en un momento en que las economías luchan por superar de la pandemia, mientras la elevada inflación empeora las condiciones.
Sullivan se comprometió a que Estados Unidos “invertirá dólares específicos para producir resultados tangibles” en la región, como en formación para trabajadores o ayudas para garantizar la seguridad alimentaria, entre otras cosas.
“Cuando sumas todo eso y observas el impacto práctico para la esfera pública que tendrán las medidas en la cumbre de parte de Estados Unidos, verás que son significativamente más impactantes en las vidas y medios de subsistencia de la gente de esta región que los tipos de proyectos extractivos en los que China ha invertido”, indició el asesor.
Suzanne Clark, directora general de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, explicó en una publicación en un blog que la entidad colabora con el Departamento de Estado en la organización de una reunión de CEOs paralela. Las prioridades de la agencia son impulsar el Estado de Derecho y el comercio con las naciones latinoamericanas.
“El impacto de la pandemia se ha visto exacerbado por el estancamiento del crecimiento económico y por problemas de larga data como la pobreza, la desigualdad, la inseguridad, la corrupción y una atención médica inadecuada”, afirmó Clark. “A medida que el hemisferio emerge de la nube del COVID, nuevos desafíos como el aumento de la inflación, especialmente en los sectores de la alimentación y la energía, amenazan con exponer más aún la fragilidad de la región”.
Harris ha estado haciendo hincapié en las inversiones en el sector privado para abordar los retos que presenta la región, especialmente en lo relativo a la reducción de la inmigración ofreciendo más oportunidades económicas en los países de origen.
“Una de las cosas indudables (es que) cuando podemos mejorar la prosperidad y la estabilidad de nuestros vecinos, nos beneficiamos como nación”, declaró a reporteros el miércoles. “Así que el trabajo que hemos estado haciendo en la cumbre ha sido reunir a CEOs y jefes de Estado de una serie de países del hemisferio occidental aquí para hablar sobre cómo podemos seguir colaborando”.