A casi 30 años de la película que dio origen a la saga de Jurassic Park, el impacto de la cinta inspiró a muchos investigadores. La cinta, basada en el libro de Michael Crichton, abrió un debate sobre la biotecnología, sin embargo, el creador de la famosa saga y sus libros tuvieron un efecto en las políticas sobre el cambio climático, ¿cómo pasó esto? Un investigador lo explica a continuación.
Por Víctor Resco de Dios
Profesor de incendios forestales y cambio global en PVCF-Agrotecnio, Universitat de Lleida
Madrid, 9 de junio (The Conversation).- Este 9 de junio vuelven Claire Dearing y Owen Grady, los carismáticos protagonistas de la saga de Jurassic World, a la gran pantalla española. Y lo hacen acompañados de Alan Grant, Ellie Sattler e Ian Malcolm, a quienes muchos echaban de menos desde que protagonizaron el clásico de Jurassic Park hace ya 29 años. Es difícil exagerar el impacto que tuvo la película de Spielberg sobre la ciencia.
Jurassic Park sirvió de inspiración para gran parte de una generación de paleontólogos, la que ahora tiene entre 20 y 30 años, que descubrió su vocación gracias a los doctores Grant y Sattler. El éxito de la película contribuyó a aumentar la financiación de las investigaciones sobre saurópodos y terópodos. Jurassic Park y, sobretodo, Jurassic World, reflexionan sobre qué es posible lograr con la biotecnología, así como cuáles deben ser sus límites.
La novela en la que se basa la película fue escrita por Michael Crichton, un prolífico escritor de best sellers. Aparte de Jurassic Park, escribió otras novelas que también resultaron influyentes sobre cuestiones científicas. Una muestra es Estado de miedo, donde un grupo de ecoterroristas planean atentados para aumentar la atención sobre el cambio climático.
Esta novela se usó como base de debates parlamentarios estadounidenses, y también en artículos científicos publicados en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de los EU. Se trata de una obra que, tergiversando la evidencia científica, impulsó el escepticismo climático.
LA CIENCIA DE ESTADO DE MIEDO
Aunque se trata de una obra de ficción, Estado de miedo mezcla gráficos con datos reales en su texto y cita diferentes trabajos científicos. Por ejemplo, en varias ocasiones se cita la ponencia que James Hansen, científico de la NASA, realizó en el Senado de los Estados Unidos en 1988.
La ponencia de Hansen abrió la portada del New York Times el 24 de junio de 1988 y fue muy mediática. Sin duda contribuyó a que el programa electoral de George H. W. Bush, el político republicano que sería investido Presidente de los Estados Unidos en 1989, incluyera la acción climática.
Hansen advertía, con base en un estudio previamente publicado, que la temperatura global del planeta durante el periodo 1988-2005 aumentaría en 0.33 ℃ y que el calentamiento ascendería hasta 1 ℃ en el año 2019.
Como vemos en el gráfico, el modelo climático de 1988 ha sido capaz de reproducir el clima observado durante los últimos 30 años. Este modelo nos indica, más allá de cualquier duda razonable, cómo el aumento en las concentraciones de gases con efecto invernadero es el principal responsable del calentamiento climático observado.
Crichton publica Estado de miedo en 2004 y escribe que el modelo de Hansen sobreestimaba el grado de calentamiento en un 300 por ciento. ¿Cómo pudo incluir semejante barbaridad?
Es cierto que se trata de una obra de ficción, donde el autor es libre de tomarse cuantas licencias considere necesario. Pero resulta cuanto menos extraño que se citen estudios reales, como el de Hansen, y que sólo se ficcione la interpretación de dichos estudios. Además, Crichton incluye un apéndice en el libro con su visión personal sobre el cambio climático, dejando la ficción al margen, y donde no deja dudas sobre su visión.
MICHEL CRICHTON FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO
Resumiendo, podría decirse que Michael Crichton publicita en Estado de miedo las tesis que habían sido previamente propuestas por Pat Michaels, un profesor en la Universidad de Virginia que admitía abiertamente recibir fondos de la industria petrolera. Este posicionamiento se llamó lukewarming, lo que se traduciría en algo así como tibieza, o calentamiento ligero.
Esto es, acepta que la actividad humana ha aumentado las emisiones de gases con efecto invernadero y que dichas emisiones afectan al clima. Sin embargo, considera que los modelos climáticos exageran la influencia de las emisiones y que el grado de calentamiento experimentado será mucho menor del predicho.
IMPLICACIONES POLÍTICAS
Las tesis de Pat Michaels, publicitadas por Crichton en Estado de miedo, irían calando entre las filas de los políticos republicanos con el paso del tiempo. George H. W. Bush acepta en un primer momento la evidencia científica del cambio climático. Prueba de ello es que inicia el Programa de Investigación de Cambio Global en 1989 así como la Ley de Investigación de Cambio Climático en 1990.
Su hijo, sin embargo, el también Presidente George W. Bush, se opuso a toda acción contra el cambio climático y trató incluso de silenciar a Hansen y a sus compañeros. La revista Science señala que el viraje ideológico que se produjo entre las filas republicanas de aquella época no se entiende sin la influencia de Michaels y, por ende, de Crichton.
¿QUÉ PENSARÍA HOY MICHAEL CRICHTON?
Para cerrar este artículo, creo que vale la pena reproducir uno de los párrafos de Estado de miedo donde Crichton expresa su visión personal sobre el cambio climático:
“Antes de tomar decisiones políticas costosas con base en modelos climáticos, creo que es razonable exigir a esos modelos que predigan las temperaturas futuras de forma razonable durante un periodo de diez años. Veinte sería mejor”.
Como ya hemos visto, los modelos climáticos han predicho las temperaturas de forma razonable durante más de 30 años. Por ello quiero pensar que, si siguiera vivo, Michael Crichton ya no tendría dudas sobre la necesidad ni sobre la urgencia de la acción climática sostenible.
También quiero pensar que la última de Jurassic World será tan entretenida como las anteriores. Espero que no nos defraude.