“Que va a haber un mundo post-coronavirus distinto al mundo anterior, yo no tengo ninguna duda, con afectaciones de todo tipo: económicas, culturales, laborales”, expuso el catedrático, Alejandro Macías en entrevista para SinEmbargo.
Ciudad de México, 9 de mayo (Sin embargo). – Calorina comenzó a sentir cierta nostalgia a inicio de este mes. Una sensación de cuenta regresiva la inquietó: ya sólo quedaría un mes para –en teoría– terminar la cuarenta y regresar a la “normalidad”.
Las fuertes medidas de seguridad tomadas frente a la pandemia COVID-19 impactaron la cotidianidad de millones; no sólo para quienes realizan la cuarentena, sino a la población en general. El cierre de negocios, la pérdida de empleos, las caídas en la economía, entre otros, trastocó la vida diaria. El “regreso a la normalidad” después de un proceso de distanciamiento social es un tema vigente y en la mira de estudiosos y catedráticos: ¿Las cosas volverán a ser como antes o habrá cambios de fondo?, ¿los cambios durarán a largo plazo?
Para algunos catedráticos, estudiosos y psicólogos, la normalidad ya no regresará, pero para otros, si habrá algunos cambios que se verán por algún tiempo en los adultos, sin embargo, será la generación de los más jóvenes y niños en quienes podrían impactar y perdura lo aprendido durante la crisis.
Carolina, de 43 años, trabaja en una oficina de gobierno, aunque prefirió omitir el nombre de la dependencia. Es madre de tres y su esposo labora como diseñador en una empresa particular. Lleva más de treinta días en aislamiento voluntario junto con su familia.
Al principio, comparte, fue complicado adaptarse al trabajo en casa pues tuvieron que establecer espacios para ella, él, y las tareas de los menores, sin embargo, con los días se han acomodado a la situación, tanto ella como su esposo.
“Soy de las personas que pude realizar el trabajo en casa. Ya sé que muchos no tuvieron este ‘privilegio’ – como le dicen algunas personas–, yo lo llamo oportunidad porque con un salario promedio, no alto, una carga de trabajo extra de mi oficina y en mi casa, y con la incertidumbre si la empresa donde trabaja mi esposo podrá sostener esta situación, no me siento nada privilegiada. Sé que esto no son vacaciones, pero cuando comenzó mayo sentí como cuando tienes contados los días de vacaciones. Ya no sé si quiero regresar a la vieja rutina, como ir todos los días a la oficina, después de dejar a los niños en la escuela y pasar horas en el transporte para llegar a mi trabajo”.
Carolina considera que quizá con el tiempo a la población se le podrían olvidar las medidas de higiene y distancia arraigadas por el temor que generó el coronavirus y que – como sucedió con la influenza– en unos meses la “gente andará como si nada”; sin embargo, la profesionista señala que para ella, aunque ya haya pasado la primer oleada de contagios, sí sentirá temor de estar mucho tiempo en lugares muy aglomerados, sobre todo si aún no hay una cura o vacuna, y con la posibilidad de otro brote.
“El futuro siempre ha sido incierto, pero nunca antes había sentido tan de cerca la incertidumbre por el mañana; pero, por otra parte, la única certeza que tengo, es que en lo inmediato ya nada será igual”, agrega.
El infectólogo Alejandro Macías Hernández, catedrático en la Universidad de Guanajuato, destacó que después de la pandemia el país va a regresar la normalidad, pero no será la misma.
“Que va a haber un mundo post coronavirus, distinto al mundo anterior, yo no tengo ninguna duda, con afectaciones de todo tipo: económicas, culturales, laborales”, dijo en entrevista con SinEmbargo.
El experto considera que habrá muchos cambios, quizá no tan radicales, pero sí una proporción de las actividades serán un poco más reflexibles.
“Habrá una nueva normalidad. Mucha gente se va a restringir de ir al cine, de ir a espectáculos, de ir a lugares atiborrados porque habrá una conciencia y un temor de las multitudes. El mayor ejemplo yo creo que será la gente que se vaya de crucero, o en barco […] Mucha gente se va a dar cuenta que no tiene que por que ir a su lugar de trabajo, que puede hacerlo desde su casa. Muchas clases en las universidades verán que no hay porque ir, se pueden tomar en casa”.
A nivel gubernamental también habrá más controles sanitarios, dice el experto, más control poblacional, al menos en los próximos años y hasta que haya una vacuna, de acuerdo con el especialista en medicina interna e infectología.
“Hay muchas cosas que seguramente van a cambiar en el mundo después de esta pandemia […] van a cambiar los controles sanitarios. Y si las pandemias requieren mayor control poblacional, podría volver autocráticos a algunos gobiernos, y algunos gobiernos que ya son autocráticos, volverme más autocráticos, porque la usan (pandemia) como excusa para controlar a la población”, agrega.
La pedagoga Alicia Rábago, Máster en Inteligencia Emocional y Educación, piensa que el regreso a la normalidad y los cambios serán relativos, es decir, habrá dos escenarios: los que seguirán su vida como antes, principalmente la población que actualmente no cree en la pandemia, y otros que sí realizarán cambios.
“Yo he visto que hay gente que cree que no existe (el coronavirus). Hay de ese tipo de gente y ese tipo de gente no creo que generen ningún cambio, y tristemente, yo creo que solo lo entenderán si tienen algún familiar con el padecimiento, que eso sería muy triste. Entones, en este caso habrá ese tipo de población que diga ‘Ay esto fue un invento, y lo hicieron más grande de lo que es’, y no cambiarán”, dice la maestra en Ciencias de la Orientación Familiar.
No obstante, la experta apunta a que sí habrá diferencias principalmente en las medidas de higiene de los hogares, cuidado personal y controles sanitarios en algunos servicios públicos.
“Será mucho más normal el uso de cubrebocas, a lo mejor ya no toda la gente te saludará de mano, y creo que quedará mucho más claro lo del estornudo de etiqueta; sí creo que se van a quedar algunas medidas en la gente que está consciente [] sí creo que habrá empresas como transporte público, aviones, etc., en donde van a implementar cosas nuevas, sanitizar más comúnmente”
TRASTORNOS POSTRAUMÁTICOS
Además, la especialista no tiene duda en que van a quedar trastornos postraumáticos, principalmente en los adultos, ya que los menores son más resilientes. Son los adultos –quienes a diferencia de los niños– comprenden muy claramente cuantas muertes hay, están conscientes que hay pocos respiradores y capacidad en los hospitales, lo que puede generar ansiedad y estrés postraumático.
“Puede que haya varios adultos que ya no quieran salir de su casa porque les da miedo que se les acerquen, otros que ya se quieran quedar en su casa a trabajar, o quizá ahora hasta el ver a alguien sin mascarilla puede causar nervios. La gente que ya tenía el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) de lavarse las manos, después de esta pandemia se le va a agudizar”, señaló.
La especialista señala el aislamiento ya ha generado cambios “¿cuántos casos estamos viendo hoy en día de adultos con insomnio porque viven con esas preocupaciones: el no saber qué va a pasar con el trabajo, el no saber si la empresa en la que estoy va a subsistir, como voy a mantener mi casa.
“Lo que podría pasar es que todo esto que estamos viviendo durante el tiempo de aislamiento, lo lleves a la vida diaria cuando salgas (de la pandemia), entonces puede ser que estés mucho más irritable, mucho más alejado de las personas”, señala Rábago.
Y añade: “Sí va haber trastornos postraumáticos, pero el hecho es tratar de vivir hoy con lo que toca, tratar de digerir de la mejor manera las circunstancias”.
GENERACIÓN POSTPANDEMIA
Para la psicóloga y Sexóloga Kathia Ogaz Carrillo, es muy probable que los adultos sí regresen por inercia (casi a lo mismo), pero serán los niños quienes se quedarán con aprendizaje de manera más acentuada.
“Ellos son hojas que tienen mucho más espacio en blanco, y lo que viven se les queda […] Por naturaleza ellos son más fuertes más sensibles, más plásticos y esto ellos lo van a tener como una experiencia de vida que los va a fortalecer, en el mejor de los casos; pero depende de nosotros y como acompañemos”, señaló.
Aunque si bien, en algunos adultos se pueden ver algunas modificaciones, que la emergencia los orilló, como por ejemplo a tener una vida más virtual y resolver cosas de trabajo o estudio de esta manera, considera que los menores son quienes más potenciarán las habilidades que ellos obtengan, en los casos positivos; pero también en un sentido negativo.
“Los miedos, la falta de comunicación la intolerancia, si ellos lo viven ahorita, o es algo que se va a instalar”-
La especialista explico que lo aprendido en esta circunstancia es algo que será exponencial en el futuro, ya sea bueno o malo. “Cuando estamos en un momento de crisis, nuestra capacidad de aprender y que nos marque cosas es más grande y nos marcará más cosas, esa capacidad es más sensible”, dijo.
Y agregó: “Por eso es muy importante que los adultos, tengan conciencia, que estamos pasando por esta circunstancia y los que vamos a elegir qué tipo de aprendizaje. Los niños van a vivir esto como nosotros lo hagamos.
Ante las medidas de aislamiento impuestas en distintos países del mundo por la pandemia de COVID-19, investigadores han propuesto cómo regresar poco a poco a la normalidad.
Un investigador del Instituto Weizmann de Ciencias de Tel Aviv ha desarrollado un modelo matemático que propone cuatro días laborables y diez de confinamiento, frente al cierre total, para reactivar la economía y dar un respiro psicológico, mientras dure la crisis del coronavirus.
El físico teórico y profesor de Biología de Sistemas israelí, Uri Alon, detalló a Efe la estrategia matemática que ha desarrollado con su equipo tras el cierre total impuesto en China e Italia, que “va copiando el resto del mundo” y que, a largo plazo, cree el Instituto Weizmann, destruirá la economía global y generará una pobreza y mortalidad de mayores consecuencias que el la COVID-19.
Así, Alon hace dos propuestas: dos días laborables y cinco de confinamiento o cuatro y diez, respectivemente, siguiendo el cuadro clínico por el que la mayoría de las personas infectadas son infecciosas durante tres días, que comienzan cuatro después de la exposición, lo que reduciría el contagio exponencialmente al disminuir el tiempo de contacto.
“Por supuesto el modelo (2/5 – 4/10) puede tener variaciones en la realidad. Habría que ir probando, siempre se puede volver al cierre total”, propone este investigador, con el fin de abrir el debate para desarrollar un confinamiento “inteligente” porque la actual situación es “insostenible”.
Con un levantamiento total del cierre, vuelve el riesgo de infección, por lo que su propuesta permite controlarlo y, lo que es también importante, devolver cierta normalidad durante unos días por semana a la población, al tiempo que activa parte de la economía.