En México hemos logrado avances legislativos a favor de los animales muy importantes, el más reciente es la aprobación en la Cámara de Diputados de una iniciativa para cambiar la Constitución Federal en su Artículo 73 y así darle facultad al Congreso de la Unión de emitir una Ley General de Bienestar Animal. Esto es una prueba de que hemos avanzado en la discusión pública a favor del respeto y la protección de los animales y que hay cada vez más aceptación.
Aunado al trabajo legislativo y de investigación que hacemos desde Igualdad Animal, hacemos labor de educación en calles y escuelas, ahora, las activistas estamos en todos los espacios de toma de decisiones, colaborando con autoridades para crear y mejorar reglamentos municipales, leyes locales, códigos penales y ahora la Constitución. Todas estas acciones son igualmente importantes para cambiar la forma injusta en que tratamos a los demás animales.
El debate que se inicia fuera de los Congresos después se convierte en argumento para presentar iniciativas para legislar en favor de los animales, existe suficiente información filosófica, jurídica, política y científica para reconocer que las demás especies deben ser considerados en nuestra ética y protegidos en los sistemas jurídicos de todo el mundo.
Si bien no estamos (aún) en el punto de desubjetivar-dejar de considerarlos como bienes apropiables que no pueden tener derechos a los animales, sí estamos listos para reconocer que son seres sintientes y asegurarnos que tenemos leyes suficientes para protegerles. Además, cambiar las leyes es seguir afirmando el mensaje de que los animales importan, que tenemos responsabilidad de actuar en consecuencia y, de no ser así, recibir una sanción por causarles daño.
He atestiguado y participado en cambios muy importantes que pueden impactar la vida de todos los animales en México, incluidos aquellos criados para consumo, tan sólo en el último año hemos logrado que se incluyera el primer capítulo de bienestar para animales en granja en una ley local de protección y que se aprobara un cambio constitucional en una de las cámaras.
Dicho capítulo reconoce la necesidad de proveer enriquecimiento ambiental, prohibir el ayuno para gallinas y mandar que haya supervisión veterinaria en los procedimientos más dolorosos como castración, corte de cola y de cuernos, entre otras cosas. Cuando comunicamos estos cambios, educamos a los demás legisladores y personas sobre la crueldad de los sistemas de producción y motivamos al cambio.
Nuestro trabajo nos ha llevado a estar un paso más cerca de cambiar la Constitución Federal para después lograr la primera Ley General de Bienestar Animal, en la cual se distribuirán competencias para que todas las autoridades actúen, además de establecer bases sobre el bienestar que después las legislaciones locales podrán ampliar pero no restringir.
Debemos tener muy claro que las leyes de protección animal desempeñan un papel clave en la educación de las personas sobre el respeto a la vida de los animales y sus intereses. Permiten la reflexión y las decisiones sobre una alimentación a base de proteínas vegetales, el entendimiento de su reconocimiento moral y legitiman la lucha por respetar sus derechos.