ENTREVISTA | Poesía de Mujeres Poesía y Crisálidas, respuestas al silencio, al olvido y al patriarcado

09/03/2019 - 12:00 am

El silencio del desierto, ese en el que caminan las madres de jóvenes desaparecidas, debe romperse. Poesía de Mujeres Poesía y Crisálidas lo buscan y lo hacen. 

“Estamos desafiando la mentira de que la poesía, el canto y la literatura son para cierto perfil. Es completamente disidente. Nosotras derribamos la mentira. Esa mentira que le han dicho a todas de que no pueden cantar, que no pueden recitar un poema, que tienen voz horrible. Es otra vez el sistema patriarcal que nos quiere enmudecer”, señala Rosalba Cruz López, fundadora de los grupos.

Ciudad de México, 9 de marzo (SinEmbargo).– Poesía de Mujeres Poesía“es una supernova que no puede contener su luz. Una hermosa constelación de palabras y ecos resonantes que nacen en las palabras de mujeres poetas”.

Nació como una actividad entre amigas, señala Rosalba Cruz López, pero después “todas las mujeres querían” formar parte del proyecto. Fue así que surgió Crisálidas.

Poesía de Mujeres Poesía y Crisálidas son respuestas al silencio, al olvido y al sistema patriarcal. Son disidentes. Combinan el canto y las letras.

“La memoria aplasta el olvido. Nuestra voz rompe ese silencio, ese silencio de desierto donde caminan las madres de las asesinadas, tenemos que romperlo todas, juntas. Una forma es salir a las calles y gritar. Otra forma es esto. Todas estamos heridas de alguna forma, por eso van a Mujeres Poesía. Lo que decimos nos representa a todas”, indica Cruz López.

En entrevista para SinEmbargo, Rosalba Cruz López, Patsy Arias, Cynthia Cárdenas, Sandra Baltazares, Paola Gutiérrez Cuevas, Irene Domínguez Beltrán, mujeres que integran Poesía de Mujeres Poesía y Crisálidas, hablan sobre la construcción de ambos proyectos.

Poesía de Mujeres Poesía “es una supernova que no puede contener su luz”. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo.

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Rosalba, fundadora de Poesía de Mujeres Poesía, es una mujer de 39 años, “casi 40”. Es feminista, música, maestra, madre, “palabrera”. Aquí habla sobre el origen de sus proyectos.

– Cuéntanos sobre Poesía de Mujeres Poesía.

– Fue un proyecto que nació de la idea de construir un espacio creativo con mis amigas. En ese tiempo [tres años atrás] tenía la necesidad de tener procesos creativos con mujeres. En mi proyecto musical éramos puros hombres y yo… No podía correr a la banda y contratar o invitar mujeres, mejor decidí a invitar a mis amigas a otro proceso. No tenía idea de cómo iba a ser. Ese fue el primer laboratorio, como concepto. La mitad de mis amigas me batearon, cuatro me dijeron que sí. Así empezó Poesía de Mujeres Poesía. Ellas escogieron un poema que sentían que las representaba y en una sesión de improvisación, de exploración, encontramos la música que revestía los poemas.

– Comenzaron a presentarse en ferias.

– La primera presentación fue en la Feria Internacional del Libro del Zócalo [en la Ciudad de México]. Me ofrecieron espacios en la Feria. Todas ellas, mis amigas, son amantes de la literatura, aunque no estaban muy cerca de la música. Decidí que íbamos a presentar ese proyecto exploratorio en la Feria del Libro.

– ¿Cuántas son ahora?

– Somos 9 y dos que participaron y se fueron a otros proyectos. Ha sido maravilloso. Desde el primer día fue un éxito tremendo. Las mujeres que asistieron, terminado la presentación, se acercaron a abrazarnos. Les dijeron a las muchachas que jamás habían escuchado poesía con esa energía. Mujeres Poesíalogró hacer asequible la poesía, que de pronto pareciera que es sólo para intelectuales, universitarios y académicos. Logró romper la distancia, transcender.

– A dos años, ¿dónde está el laboratorio?

– Después de muchos éxitos de Mujeres Poesía, todas las mujeres querían ser ‘mujeres poesía’, y pues la verdad en ese punto Mujeres Poesía es un proyecto muy íntimo. Es algo muy familiar. Pero tampoco quería decirles que ‘no’ a las que se acercaban. De ahí nacieron proyectos. Yo daba clases de canto. Entendí que la voz es un laboratorio, el cuerpo… Con mis compañeras lo comprobé. Empecé a escribir la metodología. Nació la propuesta para buscar la voz que canta. Ellas, las integrantes, no cantaban. Eran desafinadas, voz de cacerola, así… Todos los vicios que puede tener una voz, los tenían. Antes no lo decía porque sentía feo por ellas, pero ya avanzaron. Ya cantan. Así surgió Crisálidas. Es otro proyecto.

– ¿Cómo va Crisálidas?

– Una de ellas, de las Crisálidas, tuvo una herida muy grande de chiquita. Su maestra de canto le dijo: ‘tú no vas a cantar, no me vas a arruinar mi coro’. La sacó del salón y ella ya no volvió a cantar hasta el laboratorio. Le dije que teníamos que hacer el coro para vengarnos de la maestra. Nos conmovimos. Hemos llorado, cada vez que una encuentra algo en su voz. A la maestra Sandra ya la conocía, ella es la antítesis de mí. Yo soy cantora del arrabal, yo vengo de familia de cantantes, iletradas. El canto que yo muestro es el canto de la tierra, es el canto que mi cuerpo me ha mostrado. Eso, aunque es muy bello, tiene sus limitantes, por eso invité a la maestra Sandra, que es un apoyo muy importante. Ella andaba en las mismas, quería iniciar un proyecto y yo le dije que ya se viniera a dirigirnos. Así nació Crisálidas. Ahora todas quieren ser Crisálidas.

“Yo soy cantora del arrabal”. Foto: Facebook de Rosalba Cruz López.

Sandra Baltazares, maestra de canto y música profesional, dirige a las Crisálidas.

– ¿Rosalba te hace el planteamiento, Sandra?

– Fue al revés. Hace un año me invitaron a dar un taller para conmemorar el Día de la Mujer. Dentro de mis ocupaciones está el dirigir coros. Vi que Rosalba estaba con estas ideas, se lo propongo y pues va, ‘en caliente’. Comenzamos en abril del año pasado. La convocatoria se abrió para las mujeres que querían cantar, no importaba que tuvieran el prejuicio de decir ‘no canto’. ‘Súmate a la convocatoria, no es necesaria la experiencia’. Cada una ha ido reconociendo su voz dentro del grupo. No es un coro ordinario. Tiene vertientes que un coro profesional no tendría. Cada voz tiene su propio proceso. Unas despegan más rápido, a otras les cuesta.

– Rosalba: Es maravilloso porque estamos desafiando la mentira de que la poesía, el canto y la literatura son para cierto perfil. Es completamente disidente. Nosotras derribamos la mentira. Esa mentira que le han dicho a todas de que no pueden cantar, que no pueden recitar un poema, que tienen voz horrible. Es otra vez el sistema patriarcal que nos quiere enmudecer. Tenemos videos de las primeras veces de Mujeres Poesía y Crisálidas y es conmovedor cómo las voces se visten de libertad.

Poesía de Mujeres Poesía y Crisálidas son respuestas al silencio, al olvido y al sistema patriarcal. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo.

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– Rosalba, durante la manifestación por el feminicidio de Mara Castilla, decías: ‘Estamos heridas. Tenemos en la piel y en el corazón heridas muy profundas y eso nos hace sentirnos furiosas’. ¿Los proyectos son una forma de levantar la voz ante tal situación?

– Ahorita estoy trabajando. Voy a soronizar una obra de teatro que está basada en testimonios reales de las madres de las muertas de Juárez [Chihuahua]. Ellas, las madres, dicen una cosa terrible. Dicen que buscar a sus hijas, buscar los restos de sus hijas, es como gritar en un desierto donde nadie las oye. Es como pedirle a los sordos que las escuchen. Es terrible. Yo siempre he dicho que todo lo que yo hago tiene que ver con la voz y con nombrar. Cuando yo canto, cuando escribo una canción, nombro un hecho, nombro a las que no están. Yo le decía a la directora de la obra: ‘no alcanzan los eventos para nombrarlas a todas, pero es nuestro deber’. Ellas no pueden quedarse en el olvido. La memoria aplasta el olvido. Nuestra voz rompe ese silencio, ese silencio de desierto donde caminan las madres de las asesinadas, tenemos que romperlo todas, juntas. Una forma es salir a las calles y gritar. Otra forma es esto. Todas estamos heridas de alguna forma, por eso van a Mujeres Poesía. Lo que decimos nos representa a todas.

– ¿Cómo vez cada laboratorio dentro de unos años?

– Crisálidas… Yo soy una soñadora. Me imagino que se sumen todas las mujeres que escuchan. Hemos hecho intervenciones, por ejemplo, en un vagón exclusivo de mujeres del Metro, en la Ciudad de México. Le digo a Sandra: ‘Imagina un coro de 500 mujeres que no cantaban’. Imaginen 500 mujeres a las que no les gustaba su voz.

Mujeres Poesía… Las veo escribiendo. Yo digo que la voz tiene varios niveles: el canto es uno y la escritura es otro. La voz, yo creo, es un ser muy antiguo. La voz no es de este tiempo, por eso otros poetas llegan a nosotros. Así rompen el tiempo. La voz no le pertenece al tiempo, no le pertenece al espacio. A las Mujeres Poesía las veo reconociéndose en sus palabras. El primer paso fue reconocerse en las palabras de otra poeta. Eso las ayudó a llegar a su voz, ahora cantan. Ahora su canto las debe llevar a sus palabras, a su voz antigua.

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Cynthia Cárdenas forma parte de Poesía de Mujeres Poesía. Aquí habla sobre su experiencia en el grupo.

– Eres una de las fundadoras de Poesía de Mujeres Poesía, Cynthia.

– Yo no sabía. Me enteré hace poco. Poesía de Mujeres Poesía es increíble. Estamos encontrando la forma de reapropiarnos con nuestra voz. Te separas para sobrevivir en este mundo, te separas del discurso de tu cuerpo… Las mujeres hacemos mucho eso, siempre al pendiente de otros, cuidando la imagen… Te adaptas al mundo patriarcal y violento con las mujeres. Estos proyectos tienen un potencial revolucionario. Y no es esa cosa ‘revolución desde la izquierda’. También la izquierda aplasta el cuerpo de las mujeres. Hacemos redes, nos reconocemos, nos apropiamos de nuestro discurso… Alzar la voz cuesta trabajo porque nos enseñaron a no hacerlo.

Poesía de Mujeres Poesía es un proyecto increíble. Teníamos un poema y comenzamos a buscar. Hacíamos intentos para ver qué instrumento y ritmo acompañaba. Fue todo un proceso que costó mucho trabajo. Teníamos la intuición de que algo muy chido iba a pasar. Cuando nos presentamos en el Zócalo, pensamos que sería una vez. Ahora son varias. Hemos visto a mujeres que les llega, que se unen al proyecto. Tiene un potencial revolucionario porque cuando empiezas a reconocerte en tu voz, en tu cuerpo, en lo que necesitas, en aprender, hacer caso a tu cuerpo, no puedes vivir en la falsedad… Hay mujeres que entran al laboratorio de voz y tienen procesos pendientes. No puedes ser decir esto y seguir en la vida de mierda y seguir dejando que pasen cosas que no quieres. Reapropiarnos implica hacer algo en nuestra realidad.

– Cuéntanos una anécdota sobre ese escape de la falsedad.

– Vamos hallando pequeñas válvulas de escape. Una amiga halló la suya. Cuando escuchó sobre Mujeres Poesía, supo que no podía seguir así. Tuvo la fuerza de detenerse. Lo que yo necesito es lo único que puedo transformar para estar bien con los demás. Nadie le dijo: ‘te tienes que separar’. Es una búsqueda personal, te ayudas de las mujeres que están a un costado.

– Rosalba: Siempre digo que el conocimiento no está sólo en los libros e instituciones. Yo soy un aborto de la academia, con mucho orgullo. Estos laboratorios les han dicho: ‘hasta aquí está lo que sabes, este es el límite. Necesito que apartar de aquí vayamos paso a paso’. Entonces ese proceso les exige voltear a sí mismas. No pueden caminar si no ven quiénes son ellas. No pueden continuar ignorando. Es muy bello, es como ponerse a la orilla del acantilado y volar. Para volar debes voltear a ver tus alas, para saber qué acrobacias puedes hacer. Los laboratorios han abierto la puerta. Somos una casa con ventanas y puertas, el capitalismo y el patriarcado han cerrado las puertas. Si te pones en el límite, puedes abrir la ventana. Te das cuenta que no es el mismo matiz que entra por una ventana que por la otra.

Cynthia Cárdenas participa en la Feria Internacional del Libro. Foto: Carlos Vargas, SinEmbargo.

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Paola Gutiérrez Cuevas se unió hace un año a Mujeres Poesía. Hace algunos días participó en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Dice que saltó a un vacío y la red de mujeres detuvo su caída.

– Háblanos sobre este año en Poesía de Mujeres Poesía.

– Yo fui de las amigas que al principio le dio el avión a Ross. Empecé un año después por procesos personales. Me di cuenta que en la vida acumulé muchos miedos, y uno era el escribir y mostrar… Ross me dijo que yo tenía que escribir el poema.

– Rosalba: Ella, Paola, es una poeta que necesitaba salir del clóset.

– Paola: Llegó el Año Nuevo 2018. Dije: ‘Me voy a aventar’, así como voy. Aventarme a las cosas que me dan miedo. Cuando iba a cayendo, pensando que me iba a estampar en el piso, apareció Poesía de Mujeres Poesía. Empecé. Fue maravilloso. Otra de las mentiras que derrumba Poesía de Mujeres es el rollo de entre mujeres ‘ni juntas ni difuntas’. Eso es una mentira. Del amor que surge entre nosotras es que sale fuerza para decir: ‘alto ahí’, en nuestras historias personales y en todo el dolor social que nos pega. A las mujeres nos enseñan a decir lo que pensamos pero ‘despacito’… A los hombres no es tanto.

En el grupo, tal vez haya quien piensa diferente, pero siempre desde el amor, la compañía, el afecto. Yo llegué  en la FIL de Minería del año pasado, justo ayer escuché el audio para ensayar. Intentaba repetir el poema al mismo ritmo y no…

– Sandra: Procesos distintos.

– Paola: Exacto. Poesía de Mujeres Poesía ha sido eso. Encontrar mi voz cantora. La posibilita de decir: ‘este es el espacio que decido habitar’.

Paola Gutiérrez Cuevas en Minería. Foto: Carlos Vargas, SinEmbargo.

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Irene Domínguez Beltrán es crisálida. Comparte también su experiencia. Asegura que se ha vuelto adicta a las voces de sus compañeras.

– Háblanos de Crisálidas.

– Ponernos al límite, no sólo para la voz, no sólo por el cuerpo, no sólo porque nos han enseñado a competir entre nosotras. En los laboratorios hay todas esas exploraciones. Yo hago entrevistas, pero es la segunda vez que estoy tras las cámaras. Hace un momento le decía Sandra que en la primera presentación, en el Zócalo, yo estaba temblando. Cantamos la primera canción en rueda y yo estaba temblando. Siempre es un constante reto. No es sólo entrar, es mantenerse. Siempre nos está jalando Ross, siempre nos motiva. Es constante exploración y empoderamiento. Cuando cantamos todas no sólo es el proceso individual, sino el colectivo. Cuando cantas con otras mujeres, es una adicción. Soy adicta a las voces de mis compañeras. Sientes la emoción. A veces quiero llorar. Hace poco un sujeto me venía persiguiendo en el Metro y yo estaba pensando: ‘me voy a mi casa o me voy con ellas’. Si regresaba a casa, volvería con frustración. Fui con ellas. Saqué lo que siento. Saqué el nervio. Cantar con ellas me tranquilizó. Es un apoyo emocional, es una organización de autocuidado ante toda la ola de violencia. Más que sólo el canto, es la organización, el diálogo. Así generamos formas de resistencia. Ahora estamos en presentaciones. Algo que no imaginé. Estoy contenta, motivada. Veo crecer el coro. Me veo con los grupos haciendo un encuentro internacional de mujeres que cantan.

Contra el silencio. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo.

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Rosalba levanta la mano cada vez que recuerda algo. La entrevista se vuelve diálogo.

– En una marcha, cuando aún no existía Crisálidas, cantamos con mujeres. Llevamos copias y las repartimos a desconocidas. Cantamos más de 40 minutos juntas. No podíamos dejar de cantar. La idea era cantar hasta el Ángel de la Independencia, cada vez se sumaron más. Me imagino a Crisálidas contagiando a la plancha del Zócalo, llena de mujeres. Que Crisálidas sean semilla, como aquellas mujeres en la marcha.

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– ¿Cómo ves a Crisálidas en unos años, Sandra?

– No lo había pensado. Estaría padre contagiar. La música tiene un fin poderoso: generar emociones. Está padre generar que otras mujeres quieran eso, sólo cantar por el gusto de cantar. Yo no soy la misma desde que creamos Crisálidas. Como músico profesional, tuve que aprender el proceso. Lleva la parte de la emoción al límite. ‘Sí puedes, aviéntate’. El objetivo no es que sean profesionales, sino que lo hagan, como puedan. Somos respetuosas en el proceso vocal de las que están en Crisálidas. Relajo a la maestra de música. Las dejo que canten. Muchos maestros de música a veces son desgraciados y cortan procesos. Los maestros te hacen enamorarte o te hacen pensar que eres una porquería. Imaginen el poder que tienen esos maestros. Al final bajan la moral de algo que tú elegiste como profesión. Yo me siento responsable con mis alumnos.

– Rosalba: Crisálidas es tu laboratorio.

– Sandra: Sí lo sabía.

– Rosalba: En los laboratorios no hay jerarquíaz. Somos interlocutoras. Yo trasmito mi epistemia, ellas también me trasmiten.

– Sandra: Un día leía una reseña que escribía Ross sobre cómo llegan, al final se vuelve una manada. ‘¿Como van chicas?’ Todo el ritual para llegar al ensayo. ¡Ni siquiera hemos llegado al ensayo! Esta onda de cuidado no la había experimentado en otros grupos. Entre las mujeres no nos tenemos que hacer daño. Hay demasiada violencia como para generar más entre nosotras. Se vuelve una cosa muy linda, al final se replica en otros espacios de la vida. Hacemos hermandad, pero no sólo de dientes para fuera.

– Rosalba: Hasta visualmente es impactante. Verlas caminar desde el Metro, son 30. Verlas caminar en la colonia Guerrero, es conmovedor. Yo lloro todo el tiempo. Es impresionante. Todas son bien distintas. Hay mujeres de 25 hasta cincuentaitantos, periodistas, dramaturgas, actrices, etnólogas, latinomericanistas, matemáticas, economistas, veterinarias. El abanico es impresionante. Unas son fresas, otras muy ñeras. Construimos imposibles. Verlas interactuando. Quisiera que alguien las pintara en la Guerrero.

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Patsy Arias, integrante de Poesía de Mujeres Poesía, concluye la charla.

– Han usado varias palabras para describir el proyecto. ¿Qué es para ti?

– En palabras de Ros, ha sido ‘un proyecto medicina’. No creo que haya sido coincidencia que yo haya conocido a Ross. Nos conocimos en el trabajo. Coincidimos en cosas que no nos gustaban. Los chavos eran muy machistas. Nos dimos cuenta que estábamos en el feminismo. Así empezó nuestra amistad. Cuando hizo el proyecto, yo pasaba por una etapa difícil. Ross me dio asilo en su casa y justo fue cuando hizo Poesía de Mujeres. Lo pensé. Me dio miedo. ‘¿Qué voy a hacer ahí?’ Pero lo hice. Siempre hago las cosas aunque me dé miedo. Siempre nos dieron la confianza para hacer las cosas.

Quise escoger un poema que trasmitiera lo que me pasaba con Ross. Lo que era tener una amistad con las mujeres. Por eso escogí el poema que digo, que habla sobre la sororidad y sobre las cosas que nos pasan como mujeres. Me sentí identificada. Es como salir de la realidad en la que estamos, en la que te violentan. En los ensayos me limpio de todo y vuelvo. Trabajamos, tratamos de cambiar. Han sido dos años increíbles. Es confrontarte todo el tiempo. Siempre encuentro una forma distinta de decir el poema. Si escucháramos cada vez que he dicho el poema, sería muy distinto. Ha sido liberarse de las ataduras, de la pena. Nadie se burla acá. En lugar de reírse, intentan ayudarte. Te dicen que practiques. Es una forma distinta de aprender y de enseñar.

Siempre hablo de la sororidad porque yo la conocí. No es sólo un concepto. Sé que es real. Llegar acá es amor, paz. Es eso que soñamos y que queremos crear. Y así lo vas replicando en otros espacios…

Carlos Vargas Sepúlveda
Periodista hecho en Polakas. Autor del libro Rostros en la oscuridad: El caso Ayotzinapa. Hace crónica del México violento de hoy. Ya concluyó siete maratones.
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