Mendeléyev (1834-1907) y su tabla son ahora patrimonio universal -la ONU declaró 2019 el Año Internacional de la Tabla Periódica-, pero el científico no recibió el reconocimiento nacional o internacional que merecía hasta edad avanzada, en gran medida debido a su difícil carácter.
Moscú, 9 de marzo (EFE).- El ruso Dmitri Mendeléyev, el químico que revolucionó la ciencia hace 150 años con la Tabla Periódica, nunca recibió el premio Nobel, puso las bases del desarrollo sostenible actual y, contra lo que creen muchos de sus compatriotas, no inventó el vodka.
“Todo lo que vemos está hecho de elementos que están en la Tabla. Por ejemplo, el smartphone que tengo ahora en mis manos. Tiene 30 elementos químicos que están incluidos ahí. Algunos, ni siquiera existían cuando Mendeléyev la creó”, dijo a Efe Stepán Kalmikov, decano de la Facultad de Química de la Universidad Estatal de Moscú.
Mendeléyev (1834-1907) y su tabla son ahora patrimonio universal -la ONU declaró 2019 el Año Internacional de la Tabla Periódica-, pero el científico no recibió el reconocimiento nacional o internacional que merecía hasta edad avanzada, en gran medida debido a su difícil carácter.
Paradójicamente, crear un instrumento gráfico para sistematizar la ley de la naturaleza era un terreno “marginal” a mediados del siglo XIX.
“Ese mismo hecho confirma que era un genio y una persona muy audaz. Además, no bastaba con ser un científico, había que ser un filósofo para elaborar la tabla”, asegura Ígor Dmítriev, director del Museo Archivo Mendeléyev de San Petersburgo.
Kalmikov también cree que Mendeléyev no se limitó a estudiar el mundo ya conocido y la naturaleza que le rodeaba, sino a predecir el futuro, no en vano dejó espacios libres en su tabla adelantándose al descubrimiento de nuevos elementos químicos.
“Es lo más grande que ha dado la ciencia rusa al mundo. Era un profeta. Otros hicieron tablas con los elementos que ya existían, pero Mendeléyev se adelantó a su tiempo. Era un hombre del siglo XX”, asegura Kalmikov.
De hecho, como si se tratara de un alquimista y partiendo de sus masas atómicas, pronosticó la aparición de elementos que serían identificados años después como el galio, el escandio o el germanio.
También se adelantó al descubrimiento de los radiactivos polonio y radio, que le valdrían a Marie Curie el Nobel de Física en 1905 y el de Química en 1911.
La tabla original, que fue publicada el 6 de marzo de 1869, contenía 63 elementos -erróneamente no incluyó el hidrógeno-, mientras ahora ya se conocen 118.
“Mendeléyev era un genio, pero no se puede ser un genio todos los días. En algunas cosas se equivocó”, admite Dmítriev.
Con todo, “desde entonces, nada ha cambiado de manera fundamental. Las fábricas siguen utilizando la tabla periódica de elementos químicos”, insiste Kalmikov.
Según recuerda, uno de sus rivales, Julius Meyer, que también intentó crear la primera tabla periódica, reconoció que carecía de la “audacia científica” de la que rebosaba Mendeléyev.
Eso no le garantizó ni el Nobel ni el premio Lomonósov, el más importante de Rusia, y ni siquiera llegó a ser aceptado como miembro de la Academia de Ciencias, aunque sí fue admitido posteriormente en Cambridge y Oxford.
“No le dieron el Nobel porque tenía pocos apoyos. Eso habla de la división que había en la comunidad científica rusa. Fue tres veces candidato, pero nunca tuvo suerte. Tenía un carácter difícil”, destacó Dmítriev, en alusión a los problemas que tuvo con sus coetáneos, tanto rusos como extranjeros, que boicotearon su candidatura.
La tabla tampoco fue reconocida de inmediato y no fue aceptada universalmente hasta veinte años después, aunque ahora es el único ruso, junto al psicólogo Iván Pávlov, que aparece en la lista de eminencias de la Academia Nacional de Ciencias de EU.
Eso sí, tras su muerte en 1907 el elemento radiactivo 101 fue llamado Mendelevium en su honor.
Mendeléyev también se interesó por la gestión de los recursos naturales -agua, petróleo y carbón- y la explotación racional del suelo, sin los que hoy en día sería impensable el desarrollo sostenible de los países.
También estableció la condición finita de los minerales, investigó el origen del petróleo y estudió la licuefacción de los gases, según Kalmikov.
Dice la leyenda que Mendeléyev fue el único que intentó a finales del siglo XIX estandarizar la graduación alcohólica del vodka, un asunto que había preocupado a los rusos desde tiempo inmemorial. “Ni más ni menos. 40 grados es lo ideal”, sentenció.
No obstante, Dmítriev asegura que el Gobierno ya había establecido los 40 grados como graduación estándar cuando el científico apenas tenía 9 años.
Lo que sí hizo el famoso químico fue dar con la fórmula para producir alcohol sin una gota de agua, descubrimiento que dio una gran impulso a la industria del vodka en el imperio ruso.