Desde que reportó a su hija como desaparecida, María realizó manifestaciones, publicó su fotografía en todos los lados posibles y se acercó a los medios de comunicación para dar a conocer su caso. El 2 de agosto de ese mismo año, la Fiscalía General del Estado se comunicó con María para informarle que David Lobato, el principal sospechoso, estaba detenido. Le pidieron que se trasladada a las instalaciones de la dependencia ubicadas sobre el bulevar 5 de Mayo y la 31 Oriente, en la ciudad de Puebla.
El conductor de la ruta en que viajaba María escuchaba las noticias con el periodista Javier López Díaz cuando este informó: Acaban de encontrar el cuerpo sin vida de Lili Marlen, la joven que fue reportada como desaparecida el pasado 3 de julio. María enterró a su hija pero el sufrimiento empeoraba: el padre de su nieto se lo quitó y su nieta necesitaba atención psicológica pues se culpaba por la muerte de su madre: “no la ayudé, estaba dormida”.
Puebla, 9 de marzo, (Central/SinEmbargo).- “Cada mes vamos a visitar a mi hija al panteón. Me quedé con su ropa, se la pone mi nieta y mí otra hija. No hay un día que no piense en ella, todos los días la recuerdo”, son las palabras de María Hernández, quien perdió a su hija Lili Marlen el 3 de julio de 2016 cuando David Lobato, su pareja sentimental, decidió asesinarla y arrojar sus restos al puente Centenario, ubicado en la colonia Clavijero, en el municipio de Puebla.
Desde que reportó a su hija como desaparecida, María realizó manifestaciones, publicó su fotografía en todos los lados posibles y se acercó a los medios de comunicación para dar a conocer su caso. El 2 de agosto de ese mismo año, la Fiscalía General del Estado se comunicó con María para informarle que David Lobato, el principal sospechoso, estaba detenido. Le pidieron que se trasladada a las instalaciones de la dependencia ubicadas sobre el bulevar 5 de Mayo y la 31 Oriente, en la ciudad de Puebla.
Eran alrededor de las 09: 00 horas cuando María viajaba en una unidad de la ruta Rápidos San Antonio y se dirigía a la Fiscalía. Iba positiva, pues seguramente David iba a decir dónde se encontraba su hija: “tenía la esperanza de encontrarla con vida”, comenta a Central.
El conductor de la ruta en que viajaba María escuchaba las noticias con el periodista Javier López Díaz cuando este informó:
Acaban de encontrar el cuerpo sin vida de Lili Marlen, la joven que fue reportada como desaparecida el pasado 3 de julio. Recordarán que su mamá habló por teléfono con nosotros y con llanto, pidió el apoyo de la ciudadanía y de las autoridades para encontrar a su hija. El presunto responsable ya está detenido.
María reprocha la forma en que se enteró de la muerte de su hija. Dice que la Fiscalía General del Estado, después, le pidió disculpas pues la información supuestamente era confidencial y alguien la filtró. La señora, decidió bajarse en ese momento de la unidad en que viajaba; recuerda que fue a la altura de la Clínica 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sobre el bulevar 5 de Mayo.
Una joven la notó muy mal y le preguntó que si la pasaba algo, María no pudo responder; se bajó y comenzó a vomitar y a llorar.
Las autoridades tardaron un mes en entregar a Lili Marlen pues solo encontraron restos óseos, tejidos y su cráneo. La madre de la víctima, comentó que todos los gastos funerarios, incluyendo las flores, corrieron a cargo de la Fiscalía General del Estado. Su hija fue sepultada en el panteón de San Baltazar Campeche.
Lili Marlen era madre de dos hijos: José Alberto y María Fernanda, quienes en ese entonces tenían 1 años y medio y 12 años de edad, respectivamente. Ambos niños eran de padres distintos. Con David Lobato, su feminicida, no tuvo hijos.
Lili Marlen decidió rentar un departamento y salirse de la casa de su madre para vivir con sus hijos y David Lobato en Misiones de San Francisco. Además de matarla, David le robó sus pertenencias como una pantalla de plasma, un teléfono celular, un cobertor y hasta el auto, donde metió y trasladó el cuerpo.
María enterró a su hija pero el sufrimiento empeoraba: el padre de su nieto se lo quitó y su nieta necesitaba atención psicológica pues aseguraba que la muerte de su madre fue su culpa: “no la ayudé, estaba dormida”.
Tras la muerte de Lili Marlen, el padre biológico de José Alberto comenzó acercarse a su hijo. María asegura que nunca le prohibió que lo viera y aun así, decidió quitárselo.
Después de unos meses, José Alberto se fue a vivir con su padre, su madrastra y dos hermanastros. María narra que el padre no permitió que ni ella, ni su hermana, tíos y primos se le acercaran al niño por lo que ellos tenían que verlo a escondidas a la salida del kínder.
Solo lo espiábamos, no nos acercábamos porque yo sentía que le iba a ser más daño, él se iba a querer ir con nosotros.
Así estuvieron durante varios meses hasta que llegó el día del cumpleaños del menor. Se armaron de valor y decidieron darle una sorpresa: le llevaron globos y regalos a la salida de su escuela pero los sorprendidos fueron ellos: no los reconoció.
Pasaron como 15 minutos hasta que a mí me dijo: “Tata”. Le dije que sí, que era yo. Hablé con la esposa de su papá y le pedí que me dejara llevarlo a comer o algo, era su cumpleaños. Ella se comunicó con su papá y aceptó.
María se acercó a Ciudad Judicial para denunciar que el padre de su nieto no le permitía verlo y después de tres citatorios, lograron llegar a un acuerdo. Actualmente José Alberto sigue viviendo con su papá pero los fines de semana, Navidad y Día de Muertos, está con su abuelita.
María dice que su nieto casi no recuerda a su mamá: “su papá le está borrando el recuerdo”.
María Fernanda, su nieta, acude a terapias psicológicas desde lo ocurrido. Su abuelita comenta que cuando la regaña, María Fernando de inmediato le recrimina que no la quiere y que seguramente quiere que se vaya de la casa; casi no le gusta salir y constantemente se lamenta la muerte de su madre.
A lo mejor a Lili Marlen no la regañé cuando debía, no le jalé bien las orejas. Por eso yo le digo (a María Fernanda) que si la regaño es por su bien, no porque no la quiera, lamenta María.
Actualmente María vive con María Fernanda, un hijo y otra nieta. Trabaja todos los días de 12:00 a 20:00 horas y se tiene que trasladar desde la zona del Outlet hasta Angelópolis.
A casi tres años de lo ocurrido, la sentencia para David Lobato no ha llegado. Incluso, al principio sólo era acusado de privación ilegal de la libertad y robo. María dice que no cuenta con los recursos para pagar un abogado, por lo que solo está esperando lo que le comunica el Ministerio Público.