La automotriz china Great Wall Motor Co. consideraba una planta en México para cubrir el mercado estadounidense, sin embargo, las amenazas fiscales del Presidente Donald Trump lo están obligando a reconsiderar su decisión. “Fabricar en Estados Unidos es una protección contra una posible barrera comercial futura en la frontera con México”, dijo a Bloomberg Bill Russo, director gerente de Gao Feng Advisory Co.
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Ciudad de México, 9 de marzo (SinEmbargo).– Great Wall Motor Co., el mayor fabricante de vehículos todoterreno de China está reconsiderando su plan de construir una planta de automóviles en México, uniéndose a una creciente lista de automotrices que revisan sus planes de inversión después de las amenazas fiscales de Donald Trump.
De acuerdo con Bloomberg, la empresa dirigida por el presidente multimillonario Wei Jianjun, podría elegir a Estados Unidos en lugar de México para su primera planta de América del Norte, dijo en una entrevista el director general Wang Fengyin.
La compañía tiene un centro de investigación en Los Ángeles y acelerará los preparativos para desarrollar versiones certificadas por Estados Unidos de sus vehículos utilitarios deportivos Haval a fin de venderlos a partir de 2020, dijo Wang.
“Las decisiones siempre deben adaptarse a los cambios dinámicos”, dijo a Bloomberg Wang, delegado en la Asamblea Popular Nacional realizada esta semana en Pekín. “Solía haber muchos fabricantes de automóviles que construían plantas en México, pero los cambios de Trump han afectado la toma de decisiones”, agregó.
Trump ha prometido renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ha criticado a compañías automotrices como General Motors Co. y Toyota Motor Corp. por mudar la producción al sur de su frontera. Ante las amenazas de impuestos punitivos a la importación, Ford Motor Co. y el fabricante japonés de autopartes Nisshinbo Holdings Inc. dijeron que desecharán o reconsiderarán nuevas plantas en México.
De acuerdo con el medio especializado en negocios, Great Wall, con sede en Baoding, provincia de Hebei, es uno de varios fabricantes chinos de automóviles que esperan entrar a Estados Unidos con sus propias marcas.
Guangzhou Automobile Group Co. planea comenzar a exportar sus modelos Trumpchi a Estados Unidos a partir del próximo año, mientras que BYD Co., empresa respaldada por Warren Buffett, y el dueño de Volvo Cars, Zhejiang Geely Holding Group Co., también han declarado ambiciones estadounidenses.
LOS RIESGOS DE FABRICAR EN MÉXICO
“Fabricar en Estados Unidos es una protección contra una posible barrera comercial futura en la frontera con México”, dijo a Bloomberg Bill Russo, director gerente de Gao Feng Advisory Co. y ex jefe de la división Chrysler de Fiat Chrysler Automobiles NV en China. “Añadiría costos a la producción de los vehículos, pero reduce el potencial riesgo tributario”.
Por más de 20 años, China ha pedido a fabricantes de automóviles extranjeros que quieran instalar fábricas en su país que lo hagan a través de empresas conjuntas con compañías automotrices nacionales, una medida que permitió a muchos fabricantes chinos ganar tecnología y eventualmente establecer sus propias marcas. Marcas locales como Geely, Trumpchi y Haval ahora representan casi la mitad del mercado chino.
Las empresas automotrices chinas están tratando de revertir la tendencia y vender sus propios modelos a Europa y Estados Unidos, y la Cámara de Representantes, que tiene mayoría republicana, está considerando la aplicación de un impuesto de ajuste en frontera sobre las importaciones de las empresas, pero no sus exportaciones.
Las propuestas de Trump y los legisladores aumentarían el costo promedio de un automóvil en Estados Unidos por cerca de 3 mil 300 millones de dólares e incluso podrían reducir empleos estadounidenses porque los fabricantes de autopartes se surten de insumos en todo el mundo, dijo en una presentación del 8 de marzo Roland Berger GmbH, una empresa consultora con sede en Munich.
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Hoy, 80 por ciento de los vehículos que se producen en México se exportan a un Estados Unidos que, bajo la era Trump, podría establecer barreras al flujo comercial que ha dado sustento a 800 mil mexicanos que trabajan en las armadoras extranjeras establecidas en el país.
A principios de febrero, la armadora mexicana Giant Motors, que en sus diez años de existencia se ha dedicado al ensamblaje de camiones ligeros y pesados en el estado de Hidalgo, anunció su expansión al segmento de automóviles ligeros con una inversión de 4 mil 400 millones de pesos para ampliar su planta en Ciudad Sahagún. La misión es fabricar automóviles de la marca china JAC en sus modelos SUV-S2 y SUV-S3 para venderlos en el mercado mexicano, así como exportarlos a países de Centro y Sudamérica.
Con ello, la industria podría dar un vuelco a la inercia en la que se ha visto envuelta en las últimas décadas, que ha colocado a las manufacturas automotrices en una situación de enorme dependencia del mercado estadounidense gracias a los beneficios de aranceles cero que llegaron con el TLCAN.