Ciudad de México, 9 de febrero (SinEmbargo).– En México, el costo promedio por accidente vehicular es de 24 mil 603 pesos, según datos de empresas aseguradoras. Cada año, se registran cerca de 2.5 millones de accidentes en todo el país. Lo cual representa una suma en pérdidas monetarias de 150 millones de pesos al año, que representa 1.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Lo peor es que los siniestros de este tipo cobran anualmente la vida de 16 mil personas, registra la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Los expertos en la materia sostienen que se necesita fortalecer medidas sumadas a la Estrategia Nacional de Seguridad Vial, que se une al Decenio para la Seguridad Vial 2011-2020, un plan global delineado por la ONU que pretende reducir en un 50 por ciento, y en un plazo de 10 años, los accidentes viales a nivel mundial.
Pero no será nada fácil. La falta de regulación y de leyes y reglamentos integrales y de cooperación entre gobiernos e instituciones han dejado brechas para que la cultura vial prevenga accidentes. A esto se debe agregar que existen accidentes provocados por afectaciones en el camino, falta de señalamientos, fallas técnicas y negligencia por parte de conductores.
Los accidentes de este tipo es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Cada año fallecen cerca de 1.2 millones de personas, y de 20 a 50 millones resultan con lesiones, muchas de ellas graves.
El estudio Protección a víctimas de accidentes viales, realizado por la AMIS, explica que los accidentes viales en México representan una de las principales causas de muerte y discapacidad en el país.
Entre las cifras que se destacan en el estudio son: por cada 100 personas mueren dos debido a accidentes en zonas urbanas, indica AMIS; más de 860 mil personas al año quedan con discapacidad permanente, registra el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi); los accidentes viales son la segunda causa de orfandad y discapacidad general; los hospitales del país reciben anualmente a más de un millón de lesionados por accidentes viales, destaca la Secretaría de Salud; el 80 por ciento de los accidentes puede ser evitado, sostiene la AMIS.
Las cifras que arrojan los accidentes vehiculares son de guerra, lo que nos obliga a tomar con seriedad el tema de la seguridad, pero también el de la cultura vial, consideró en 2014 la directora representante del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) en México, Moira Paz Estensoro.
“Por el tema de accidentes, estamos hablando de que se trata de cifras de guerra entre los heridos y muertos”, precisó la representante del Banco de Desarrollo de América Latina.
Subrayó que en hablar de la seguridad, peatones o motociclistas, obliga a tocar temas de sobrevivencia, que se necesitan apoyar los esquemas de seguridad, pero sobre todo, implementarlos con urgencia para evitar que los números sigan siendo “atroces”.
Para el investigador Bernardo Navarro Benítez, del Departamento de Teoría y Análisis de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Xochimilco, el problema que se avecina no se relaciona con los automóviles, sino con las motocicletas pues existe un aumento exponencial y no se requiere ni siquiera una licencia especial para operar una.
A este problema que conforma la movilidad, se suma el tránsito y el tiempo que se pierde frente al volante.
El estudio llamado “Castrol Magnatec Stop – Star Index”, hecho por las empresas Castrol y Tom Tom durante 2014 y donde se examinó el tránsito de 78 ciudades, entre ellas Buenos Aires, Nueva York, Los Ángeles, Moscú, Guadalajara, Ciudad de México y más.
Los resultados arrojan que cada vez es más común frenar y acelerar durante un recorrido debido al tránsito pesado. La ciudad en donde se registran más embotellamientos es Yakarta en Indonesia, seguida de Estambul en Turquía y la Ciudad de México en México, pero Guadalajara, Jalisco, no se queda atrás, pues ocupa el noveno lugar del ranking realizado por Castrol Magnatec, una compañía inglesa especializada en lubricantes automotrices, en colaboración con TomTom, un fabricante holandés de sistemas de navegación.
De acuerdo con los resultados, la “perla tapatía” se pierde el 33.24 por ciento del traslado, ya que a lo largo de un año los conductores tienen que parar y avanzar 24 mil 840 veces en promedio.
La ciudad de México es casi igual de problemática que Guadalajara para desplazarse, con 32.55 por ciento de pérdida de tiempo, mientras que en Monterrey el desplazamiento es más ágil, con sólo 22.22 por ciento de tiempo perdido al manejar.
Los capitalino, se calcula, pierden cinco años de su vida en el tránsito de las calles de la ciudad. La lentitud de la circulación reduce la productividad de empresas, demerita la calidad de vida, el aire y la salud, según el Centro de Transporte Sustentable (CTS)
El CTS advierte que de continuar con la tendencia actual de incremento en el parque vehicular estimado en 37 millones, para 2030 se triplicará y habrá 450 automóviles por cada mil habitantes. En este momento, el promedio es de 150 carros por cada mil personas.
En noviembre, durante el foro “Movilidad: Estrategia para una Mayor Movilidad”, en el Senado de la República, el presidente de la comisión en esa materia, Jesús Casillas, expuso que las principales ciudades de México son ruidosas, saturadas de vehículos e inseguras, por los accidentes viales que causan más de 17 mil 600 muertes al año.
Casillas Romero dijo que se trabaja con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y diversas asociaciones civiles para integrar propuestas encaminadas a crear una iniciativa que se presente al pleno del Senado.
En tanto, el secretario de la Comisión Especial para el Desarrollo Metropolitano, Mario Delgado Carrillo, señaló que transporte y movilidad son dos demandas fundamentales en el país.
En México, 76 por ciento del gasto público en movilidad se destina a infraestructura que estimula el uso del automóvil, pero en transporte público se invierte apenas 11 por ciento de los recursos federales de ese presupuesto y 3 por ciento en mejoras para la seguridad de peatones y ciclistas, según el Instituto para las Políticas de Transporte y Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés).