En su discurso de inicio de año, el sumo pontífice abordó varios temas, entre los que se encuentran la guerra de Ucrania, el asalto a las instituciones brasileñas, los derechos de las mujeres en Irán y Afganistán o su rechazo a la interrupción del embarazo.
Roma, 9 de enero (Europa Press) – El Papa ha alertado de la “creciente polarización política y social” que debilita la democracia y ha instado a superar “siempre la lógica partidista” al recordar lo sucedido “en las últimas horas en Brasil“, después de que cientos de seguidores bolsonaristas asaltaran las instituciones del país, y también lo ocurrido recientemente en Perú o la “preocupante” situación en Haití.
“Pienso en las diversas crisis políticas en distintos países del continente americano, con su carga de tensiones y formas de violencia que agudizan los conflictos sociales –ha dicho mencionando expresamente lo sucedido en Brasil, Perú y Haití–. Debemos superar siempre la lógica partidista y trabajar por la construcción del bien común”.
En su tradicional discurso ante los embajadores acreditados ante la Santa Sede, Francisco ha repasado la situación internacional y también mencionado las crisis de Siria, Israel y Palestina, la República Democrática del Congo, el Cáucaso meridional, Yemen y Etiopía.
El Papa ha comenzado su larga intervención recordando el pontificado de Juan XXIII, cuando “todavía estaba viva la amenaza de una guerra nuclear” por la crisis de los misiles de Cuba y que “lamentablemente es evocada aún hoy día”. Tras reiterar su llamamiento a “proceder por el camino de un desarme integral, porque ninguna paz es posible allí donde proliferan instrumentos de muerte”, ha señalado los cuatro pilares citados por Juan XXIII en su encíclica Pacem in terris (Paz en la tierra) para conseguirla: la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad.
LA POSESIÓN DE ARMAS ATÓMICAS ES “INMORAL”
“Debo reiterar que la posesión de armas atómicas es inmoral”, ha manifestado tras subrayar “una preocupación particular por el estancamiento de las negociaciones para el reinicio del (…) acuerdo sobre el programa nuclear iraní” y el “deseo de que se pueda llegar cuanto antes a una solución concreta para garantizar un futuro más seguro”.
En el tradicional discurso de inicio de año, ha señalado, como ya ha hecho en otras ocasiones, que está en curso “la tercera guerra mundial de un mundo globalizado” y que “los conflictos implican a todos”, como se puede ver en la guerra de Ucrania con efectos en “regiones enteras, incluso fuera de Europa, por las repercusiones en el campo energético y la producción de alimentos, sobre todo en África y en Oriente Medio”. El Pontífice ha vuelto a pedir el fin del conflicto.
Para el Papa, el actual conflicto en Ucrania ha hecho más evidente la crisis del multilateralismo, que necesita “un profundo replanteamiento”. “Esto requiere una reforma de los órganos que les permitan funcionar para que representen verdaderamente las necesidades y preocupaciones de todos los pueblos, evitando procesos que den peso a unos en detrimento de otros. Entonces no se trata de construir bloques de alianzas, se trata de crear espacios de diálogo entre todos”, ha explicado el Papa, advirtiendo contra la deriva del “totalitarismo ideológico” y las “formas de colonización ideológica” y pidiendo que se vuelva “al diálogo, la escucha mutua y la negociación”.
DEFENSA DE LAS MUJERES AFGANAS E IRANÍES
Del mismo modo, ha denunciado “en muchos países, las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda clase” que “son objeto de violencia y de abusos, y se les niega la posibilidad de estudiar”, y, en particular citó a las mujeres afganas e iraníes. “Es inaceptable que una parte de la población quede excluida de la educación, como está ocurriendo con las mujeres afganas”, ha clamado el Papa.
Tras apostar por “un replanteamiento profundo” del sistema multilateral y los organismos internacionales, “para que sean realmente representativos de las necesidades y de las sensibilidades de todos los pueblos” ha instado a los países a trabajar juntos para “reducir la pobreza, ayudar a los migrantes, contrarrestar el cambio climático, favorecer el desarme nuclear y ofrecer ayuda humanitaria”.
El Papa también ha condenado la interrupción del embarazo voluntaria al señalar que la paz exige ante todo una defensa de “la vida, un bien que hoy está en peligro no sólo por los conflictos, el hambre y las enfermedades, sino con demasiada frecuencia incluso desde el vientre materno, afirmando un supuesto derecho al aborto”. “Nadie puede pretender derechos sobre la vida de otro ser humano, sobre todo si está indefenso y, por tanto, sin posibilidad de defensa”, ha dicho.
Por ello, ha instado a erradicar la “cultura del descarte” y la “pena de muerte” que no puede ser utilizada “para una supuesta justicia de Estado, ya que no constituye un elemento disuasorio, ni ofrece justicia a las víctimas, sino que sólo alimenta la sed de venganza”.
En su discurso, el Papa también ha hablado del “miedo” a la vida, “que en muchos lugares se traduce en miedo al futuro y en la dificultad de formar una familia y traer hijos al mundo”, y se ha dirigido en particular a Italia, donde “se registra un peligroso descenso de la natalidad, un verdadero invierno demográfico, que pone en peligro el futuro mismo de la sociedad”.
AGRADECE LAS CONDOLENCIAS POR LA MUERTE DE BENEDICTO XVI
Francisco también ha aprovechado para agradecer los mensajes de condolencia que recibió con motivo de la muerte de Benedicto XVI y la solidaridad mostrada durante los funerales. Igualmente, ha resaltado la decisión de la Santa Sede y la República Popular China de prorrogar por otros dos años el Acuerdo Provisional sobre el nombramiento de obispos. “Espero que esta relación de colaboración pueda desarrollarse en beneficio de la vida de la Iglesia Católica y el bien del pueblo chino”, ha dicho.
La Santa Sede mantiene actualmente relaciones diplomáticas con 183 países; más la UE y la Soberana Orden de Malta. Los embajadores de 89 países ante la Santa Sede tienen su sede en Roma. Los representantes en el Vaticano de la UE, la Orden de Malta, la Liga Árabe, la autoridad mundial de migración y la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, también tienen sede en Roma.