La cinta Perdida, del cineasta mexicano Jorge Michel Grau arriba este viernes a la cartelera comercial como una propuesta diferente a la que se está acostumbrado de producciones mexicanas: lejos del género de la comedía romántica y presentado un thriller que encamina al límete de las emociones a los personajes.
Ciudad de México, 9 de enero (SinEmbargo).– ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por el amor que sentimos hacía otra persona? Con esta premisa arranca la cinta Perdida, del director mexicano Jorge Michel Grau. Sin ser una comedia romántica, los sentimientos de cada uno de los personajes de este filme los llevan hasta el límite para ser de esta trama un thriller, un generó poco recurrido en el cine mexicano actual.
Protagonizada por José María de Tavira, Paulina Dávila y Cristina Rodlo, el argumento se centra en el matrimonio entre Eric y Carolina, quienes viven en Colombia.
Llamado por un puesto Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Mexico, Eric pide a su esposa viajar al país para tomar el cargo como director. Después de meditarlo, Carolina decide acompañarlo a pesar de dejar su carrera en pausa, e inicia la búsqueda de una casa para vivir en la Ciudad de México.
El transición comienza por cambiarles la vida a ambos personajes, ya que Carolina duda de la fidelidad de Eric y de la promesa de quedarse sólo un tiempo en México, por lo que decide dejarlo. Sin embargo, su “abandono” carga un misterio porque no hay pistas del paradero de la mujer y no hay rastro de que haya dejado el país para regresar a Colombia.
Perdida es el remake de la película colombina La cara oculta (Andrés Baíz, 2011). El director Jorge Michel Grau (7:19 la hora del temblor, 2016) regresa a las pantallas con este filme de suspense atraído por la fuerza de cada uno de los personajes.
«Cuando vi la película original, porque curiosamente no leí un guión sino primero vi la película original, me di cuenta que podía profundizar y meterme al lado oscuro de cada uno de ellos. Eso me llamaba mucho la atención, y por otro lado hacer un thriller, un género que se visita muy poco en México y que como opción comercial podía ser algo interesante», comentó el director en entrevista para SinEmbargo.
El director hace hincapié al thriller por ser un género poco recurrido en la cartelera comercial del cine mexicano que está inundada por comedias románticas como No Manches Frida 2, la cinta más exitosa de la taquilla en México durante 2019.
«Yo creo que es importante que el público entienda la diversidad del cine nacional. Que entienda que hay 180 películas al año, producciones a las que nos cuesta trabajo llegar a cartelera por muchas circunstancias, pero una importante es que la selección del público se sigue orillando a la comedia romántica».
«Creo que es momento de poner sobre la mesa distintas temáticas, distintos contenidos, y que el público sí tenga la oportunidad de elegir, y si elige la comedia romántica está increíble. Pero si de las 10 películas mexicanas que se estrenan, 9 son comedias románticas, bueno es obvio hacia adonde se está orillando el gusto del espectador, en cambio, lo que nos interesaba con Perdida era ofrecer una película comercial, entretenida, divertida, que pudieras irte a sentar hora y media y de verdad la disfrutaras, pero no necesariamente una cosa superficial, sino un ejercicio cinematográfico un poco más profundo», agregó.
El reto por el thriller no fue sólo para el director, también lo fue para los actores como fue el caso de la colombiana Paulina Dávila (Luis Miguel, 2018) que ahora se introdujo al suspense para dar vida a un personaje cargado de emociones.
«Hay una profundidad y una riqueza en personajes como Carolina, que te obliga a ir a lugares oscuros, con una energía muy específica en donde el cuerpo está siento empujado a experiencias pues límite y creo que eso siempre es para mí, como actriz, un reto y una aventura que me encanta y que me llama mucho la atención explorar», contó para este medio.
Michel Grau se dio a la tarea de adaptar La cara oculta en México con ciertos elementos que sitúan a la historia en un contexto de la historia de México en los años 60 y 70, como la alusión a la represión del movimiento del 68, la relación de algunos políticos con Vedette y,una que sigue lamentablemente persistente, los feminicidios en México.
«Una de las cosas que se buscaba traer a México y darle una identidad nacional. La puesta fue encontrarle ese lado oscuro de la política mexicana en los 70, que nada más sirve de contexto, no hablamos de eso, la película no esta dirigida a eso, pero existe como contexto el lugar donde está recarga la historia, que es ese lado oscuro del México a finales de los 60, principios de los 70, donde todo el mundo nos creía grandes anfitriones y en realidad teníamos una historia oculta, negra, tremenda y a demás la frivolización de nuestro sector de servidores públicos que tiene mucho que ver con la normalización de la violencia hacía el género».
«Esta idea de que el político que se enriquecía del dinero público, que empezaba a tener relación con vedettes, con actrices famosas, etc., entonces era como tratar de mezclar esas dos identidades que la verdad se replican en muchas circunstancias, en muchos casos, hoy en día. El ejemplo más claro es a un ex Presidente [Fox] diciendo que las lavadoras son de dos patas en ese nivel estamos parados y en ese nivel está el contexto de nuestro cine. Entonces, un poco la idea era hablar como hablamos, que las cosas sucedan como suceden para darle identidad y que el público se refleje y se identifique».
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