Economía

Una inflación tan alta gasta aún más el bolsillo de los mexicanos y le pega al combate a la pobreza

09/01/2018 - 6:00 pm

En enero del 2017, el Gobierno mexicano decretó una subida de entre el 14 por ciento y el 20 por ciento en el precio de las gasolinas, que antecedió a una liberalización del sector. A esto se suma la subida de los precios del gas y sobresale el aumento del 9.61 por ciento anual de la canasta básica, que incluye un centenar de productos de amplio consumo popular.

Aunque el salario mínimo subió un 10.4 por ciento para este 2018 hasta los 88.36 pesos diarios, sigue siendo uno de los más bajos de América Latina, y además no es tan representativo, además, los salarios mínimos según profesión no crecieron al mismo ritmo.

Por Martí Quintana

México, 9 ene (EFE).- La inflación en México alcanzó en el 2017 un 6.77 por ciento, el nivel más alto desde el año 2000, una subida marcada por el aumento en los energéticos y en los productos agrícolas, lo que repercute sustancialmente en el poder adquisitivo y la lucha contra la pobreza.

“Cerró en donde lo habíamos estimado, aunque por arriba de lo que esperábamos a inicios del 2017. Y esto fue, entre otras cosas, por el incremento de los precios de la energía, de la gasolina y del gas”, dijo a Efe la directora ejecutiva de Análisis y Estrategia de Banorte, Delia Paredes.

La tasa de inflación anual quedó este 2017 en el 6.77 por ciento al registrar el índice de precios al consumidor (IPC) un aumento de 0.59 por ciento en diciembre frente al mes anterior, informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El índice de precios subyacente, considerado un mejor parámetro para medir la carestía general debido a que elimina artículos de alta volatilidad en sus precios, avanzó el 0.42 por ciento mensual y dejó la tasa anual en el 4.87 por ciento.

No obstante, la tasa anual de los no subyacentes fue del 12.62 por ciento, fruto de un aumento de los agropecuarios del 9.75 por ciento y en los energéticos del 14.44 por ciento.

En enero del 2017, el Gobierno mexicano decretó una subida de entre el 14 por ciento y el 20 por ciento en el precio de las gasolinas, que antecedió a una liberalización del sector.

A ello, recuerda Paredes, se suma la subida de los precios del gas, que también fueron liberados.

Sobresale el aumento del 9.61 por ciento anual de la canasta básica, que incluye un centenar de productos de amplio consumo popular.

El abogado laboralista y economista Arturo Alcalde consideró que se va a registrar una “pérdida muy importante de poder adquisitivo; es la parte más preocupante”.

Y esto jugará en contra del combate a la pobreza en un país donde el 43.6 por ciento de sus habitantes vivía en 2016 bajo esta condición, según el último reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Precisamente, cuando este organismo presentó los datos del 2016 el pasado agosto -hubo una reducción de 1.9 millones de pobres- alertó que la tibia mejora podía quedar rápidamente opacada por la inflación y las brechas sociales.

Aunque el salario mínimo subió un 10.4 por ciento para este 2018 hasta los 88.36 pesos diarios, sigue siendo uno de los más bajos de América Latina, y además no es tan representativo. Y los salarios mínimos según profesión no crecieron al mismo ritmo, dijo a Efe Alcalde.

El salario contractual, estimó el experto, subirá pero no llegará a equipararse a la inflación. “Los incrementos para este año se están calculando bajísimos” en distinto sectores, agregó.

Desde inicios de siglo, esta inflación solo fue superada por el resultado del año 2000, cuando los precios al consumidor alcanzaron una subida del 8.96 por ciento.

Y solo habían superado el 6 por ciento en otra ocasión. Fue en 2008, cuando la inflación tuvo un repunte del 6.53 por ciento.

El resultado del 2017 se aleja mucho de la meta de inflación del Banco de México, del 3 por ciento más/menos un punto porcentual.

Según Paredes, una vez absorbido el efecto del llamado “gasolinazo” de principios de 2017, la tasa de inflación caerá sustancialmente desde este mes.

El Banco de México estima que la convergencia en su objetivo de inflación será más lenta de lo previsto y espera niveles cercanos a su meta para finales de 2018, y que fluctúe alrededor de la misma en 2019.

Durante todo el año pasado, el instituto emisor actuó para controlar la subida de precios y la volatilidad del peso mexicano frente a otras divisas, especialmente el dólar.

Lo hizo elevando la tasa de interés en varias ocasiones hasta ubicarla, a mediados de diciembre, en el 7.25 por ciento, además de subastar coberturas cambiarias liquidables en moneda nacional.

 

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