El coronavirus podría atacar con más vigor en época de invierno y sus consecuencias, ligadas a enfermedades como sobrepeso, hipertensión y diabetes serían peor en estados como Baja California, Sinaloa y Veracruz, donde además de la COVID-19, dichas morbilidades golpean sin piedad, de acuerdo con un análisis basado en cifras oficiales.
Ciudad de México, 8 de diciembre (SinEmbargo).- La crisis de coronavirus se agudiza con el frío y ya está causando segundas, terceras y cuartas olas de infección en el mundo. Las proyecciones del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington indican que las defunciones diarias en México por COVID-19 aumentarán 53 por ciento real entre noviembre de 2020 y enero de 2021. La Organización Panamericana de la Salud también prevé un repunte de casos en ésta temporada, ya que los coronavirus –como las influenzas– tienden a ser más activos y agresivos con la caída de temperatura.
“Podemos decir que la epidemia está muy activa en México y que se espera que pueda repuntar ahora en la época de frío, […] pues los coronavirus son virus invernales”, explicó a SinEmbargo el doctor Alejandro Macías Hernández, exsubdirector de Epidemiología Hospitalaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Lo anterior levanta la duda: si el SARS-CoV-2 estará en mejores condiciones para hacer daño, ¿qué entidades federativas corren más riesgo de gravedad y muerte? ¿Dónde es y podría ser peor el impacto? En ese sentido, las cifras de la Secretaría de Salud (SSA) indican que hay una posible relación entre la tasa de defunción por coronavirus y la prevalencia de algunas morbilidades crónicas, que arroja indicios de los estados que podrían pasar un peor invierno.
De acuerdo con la información oficial analizada por la Unidad de Datos de SinEmbargo, tres de los 10 estados con mayor tasa de defunción por COVID-19 (Baja California, Sinaloa y Veracruz) están entre los primeros cinco estados con mayor tasa de morbilidad por obesidad, hipertensión y diabetes. Cuatro más (Morelos, Edomex, Quintana Roo e Hidalgo) tienen un rango medio de morbilidad, aunque dos de ellos (Morelos y Edomex) están por encima de la media nacional. Y las tres entidades federativas restantes con mayor mortandad por coronavirus (Tlaxcala, Campeche y Quintana Roo) son excepcionales en tanto que están entre los 10 estados con menor tasa de morbilidad por obesidad, hipertensión y diabetes.
En contraste, entre las 10 entidades federativas con mayor tasa de morbilidad por obesidad, hipertensión y diabetes –salvo por Baja California, Sinaloa y Veracruz– destacan los casos de Chihuahua, Coahuila, Colima, Jalisco y Nayarit, que tienen un rango medio de mortalidad por COVID-19 con respecto a otros estados, aunque cuatro (Chihuahua, Colima, Jalisco y Nayarit) están en o por encima de la media nacional. En los casos de la Ciudad de México y Sonora, pese a que tienen una de las tasas más elevadas de morbilidades crónicas a nivel nacional, están entre los 10 estados con menor tasa de defunciones por cada 100 contagios.
Lo anteriormente descrito indica que tres de cada cuatro entidades federativas que tienen alto grado de morbilidades crónicas (en comparación con otras entidades) cuentan, asimismo, con un alto o medio grado comparativo de mortandad por coronavirus y viceversa: tres de cada cuatro estados con alto nivel de mortalidad por COVID-19 tienen alto o medio grado de morbilidad por obesidad, hipertensión y diabetes.
Esto implicaría que, a pesar de que las comorbilidades inciden en la magnitud de las consecuencias de la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, hay un grado excepcional de condiciones (uno de cada cuatro casos) que supone la existencia de factores que podrían estar aminorando el impacto de la pandemia de coronavirus, tal como sucede en el caso de la capital del país, en donde la concentración de servicios y de infraestructura pública es una de las más robustas a nivel nacional.
Para el doctor Fidel Alejandro Sánchez Flores, “en un país tan grande, con más de 120 millones de mexicanos, el problema de contagios y muertes no va a estar uniformemente distribuido; es un problema que vamos a vivir en mayor medida en los lugares o ciudades con más alta densidad poblacional, como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey”.
Aunque la vacuna “definitivamente va a abonar muchísimo a reducir la tasa de mortalidad de la infección” porque implica la posibilidad de disminuir el número de personas que se infectan, la mortalidad y el tamaño de las consecuencias del coronavirus en México siempre va a estar ligado a las comorbilidades, explicó el investigador en jefe de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática (UUSMB) del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IBT-UNAM).
“Por ello a ésta pandemia se le considera una sindemia, que es cuando muchas epidemias se te juntan. Por ejemplo, aquí se nos está juntando, además de la COVID-19, la epidemia de la obesidad, la epidemia de la diabetes y factores como hipertensión y malnutrición”, abundó el especialista en bioinformática.
SINDEMIA EN LOS ESTADOS
Además de las personas que se enfermaron en el último año por padecer alguna morbilidad crónica, los datos de la SSA refieren las entidades federativas con las poblaciones más vulnerables por la prevalencia de enfermedades. Si comparamos la tasa poblacional de obesidad, hipertensión y diabetes de personas de 20 y más años en los 32 estados de la República Mexicana, en general tendríamos que Campeche, Sonora, Tabasco, Baja California, Yucatán, Veracruz, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Chihuahua forman parte de las regiones con mayor índice de prevalencia.
Lo anterior no implica que la prevalencia de las morbilidades mencionadas para dichos estados sea, en todo caso, superior a la de las 22 entidades federativas restantes. Sólo refiere que la suma de algunos problemas de salud es más extensa o patente, en términos poblacionales, que en otras regiones del país.
Así pues, mientras que Quintana Roo, Baja California, Tabasco, Yucatán y Campeche son los estados con mayores índices de obesidad poblacional, siendo que entre el 45 y el 49 por ciento de su población de 20 y más años padece ésta enfermedad, Campeche, Sonora, Veracruz, Chihuahua y Coahuila son las entidades con mayores problemas de hipertensión, ya que entre 22 y 26 por ciento de su población presenta dicha condición. Además, los estados de Campeche, Hidalgo, Tamaulipas, Ciudad de México y Nuevo León tienen los índices más altos de diabetes con 13 a 14 por ciento de su población afectada.
De acuerdo con las cifras oficiales de la SSA, el 36 por ciento de los adultos en México (29 millones de personas) padece obesidad. Por su parte, la hipertensión y la diabetes afectan al 18 (15 millones de personas) y 10 por ciento (8.3 millones de personas) de dicho estrato demográfico. Sólo en 2019 hubo 1 millón 659 mil 401 casos de complicaciones de salud causadas por alguna de éstas condiciones.
En la siguiente tabla es posible consultar las cifras a nivel nacional y por estado, tanto sobre morbilidades como de coronavirus.
Las enfermedades referidas no sólo agravan la crisis de salud generada por el virus SARS-CoV-2, sino que además podrían ir en aumento debido a la falta de movilidad y al confinamiento autoimpuesto para mitigar la pandemia a nivel nacional.
“El pasar tanto tiempo en casa y no llevar una alimentación saludable y si sumamos la falta de ejercicio, no poder ir a los gimnasios o a los parques, esto nos lleva a que las personas suban de peso”, expuso en conferencia Ana Livier Medrano Lerma, supervisora de Nutrición en la División de Promoción a la Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social.
En el marco del Día Mundial contra la Obesidad, que se conmemora el 12 de noviembre, la especialista en nutrición explicó que el exceso de grasa en el organismo implica mayor posibilidad de sufrir diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia, enfermedades cardiovasculares, cáncer de colón o mama y apnea del sueño, que afectan la calidad de vida.
TEMPORADA DE VIRUS
Cuando los médicos dicen que los coronavirus son invernales se refieren a que su propagación se ve facilitada por las bajas temperaturas ya que su medio de transmisión, que son microgotas, tienden a durar más en el ambiente.
Aunque falta ver si la COVID-19 recrudecerá con el frío invernal como sucede con otros virus, diversas instituciones –como las universidades de Harvard y Johns Hopkins de Estados Unidos– han dado a conocer que los efectos de muchos virus tienden a agravarse durante el invierno por dos principales razones: porque las bajas temperaturas generan sedentarismo poblacional, que hace que el sistema inmunológico se deprima por no estar alerta, y debido a que el frío también reduce la respuesta antiviral en algunas regiones del cuerpo, como en el caso de la cavidad nasal, cuyos tejidos y mucosa se ven afectados por el frío.
Éste escenario también se ve agravado por el arribo de la influenza invernal que de acuerdo con la UNAM, implica desafíos para el sistema de salud y la necesidad de reforzar las medidas sanitarias para minimizar el riesgo de que se combinen ambos padecimientos: influenza y coronavirus.
“Durante la pasada temporada de gripe, que abarcó de septiembre de 2019 al comienzo de mayo de 2020, fueron identificados 122 mil 480 casos de enfermedades tipo influenza e infecciones respiratorias agudas graves, de los cuales 6 mil 344 se confirmaron como influenza”, se lee en un comunicado de la máxima casa de estudios de México.
Con la llegada del invierno y de otras enfermedades, además del posible repunte de la COVID-19, la crisis de salud podría empeorar. Hasta el 3 de diciembre de 2020, la SSA reportó 71 mil 519 casos activos, 1 millón 144 mil 643 casos confirmados acumulados y 108 mil 173 defunciones por la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2.
Las cifras oficiales analizadas por éste medio digital arrojan que la Ciudad de México, Baja California Sur, Tabasco, Sonora y Coahuila son las entidades federativas con más casos acumulados de coronavirus, con 24, 18, 15, 14 y 13 contagios confirmados por cada mil habitantes. En contraste, Nayarit, Jalisco, Veracruz, Morelos y Chiapas son los estados con menor incidencia al registrar seis, cinco, cinco, cuatro y un casos respectivamente, por cada mil habitantes.
Sin embargo, las entidades con más defunciones por cada mil contagios hasta el 3 de diciembre fueron Morelos, Sinaloa, Baja California, Chiapas y Veracruz, mientras que Guanajuato, Querétaro, Ciudad de México, Durango y Baja California Sur fueron los estados con menor índice de defunciones por COVID-19.
La proporción de muertes es abismal. Por un lado, las primeras cinco entidades federativas registraron 156 muertes por cada mil contagios; y por otra parte, las últimas cinco tuvieron 59 fallecimientos por cada mil casos.