El objetivo era conocer cómo la vida de la Tierra sobreviviría en otros entornos y la posible influencia de las rocas espaciales en la biología temprana de nuestro planeta.
Ciudad de México, 8 de diciembre (RT).- Un grupo internacional de científicos ha descubierto que el microorganismo Metallosphaera sedula, que se alimenta de minerales presentes en rocas terrestres, también es capaz de aprovechar las sustancias inorgánicas de los meteoritos, como explica la Universidad de Viena (Austria).
Ya se sabía que esas arqueas emplean rocas como fuente de energía —al igual que otras bacterias—, pero estos investigadores concluyeron que pueden absorber y procesar material extraterrestre y colonizar más rápido minerales de meteoritos que los de origen terrestre.
Esta circunstancia invita a especular sobre el modo en que la vida terrestre podría sobrevivir en otros entornos y cómo la biología temprana de la Tierra pudo recibir nutrientes clave a través de rocas espaciales que llegaron hace millones de años, sugiere el portal ScienceAlert.
COMPRENDER LA BIOGEOQUÍMICA DE LOS METEORITOS
Los especialistas que participaron en este experimento para analizar la interacción entre los compuestos geoquímicos y los organismos vivos seleccionaron Noroeste de África 1172 (NWA 1172, por sus siglas en inglés), un meteorito rocoso con diversos metales descubierto en el 2000 que pesa 120 kilogramos.
Tetyana Milojevic, astrobióloga y autora principal del estudio, decidió cultivar "M. sedula" en este meteorito para averiguar cómo reaccionarían esos microorganismos.
Ese material esterilizado en el que colocaron las arqueas poseía "oligoelementos para facilitar la actividad metabólica y el crecimiento microbiano" y no sólo les gustó el meteorito como alimento, sino que también "empezaron a bailar" sobre esa roca espacial, detalló esta experta a la revista Vice.
Así, esta iniciativa permitió validar "la capacidad de 'M. sedula' para realizar la biotransformación de minerales en los meteoritos, desentrañar las huellas dactilares microbianas que quedan" en esos cuerpos celestes y "proporcionar el siguiente paso" para comprender su "biogeoquímica", concluyó Milojevic.