El descrédito de la cosa pública

08/12/2014 - 12:00 am

Los gravísimos escándalos de las últimas semanas –la “casa blanca”, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la colusión (y omisión) de algunas autoridades, y un largo etcétera— no solo ha provocado que el nivel de desconfianza hacia la clase política y los partidos haya alcanzado niveles inéditos.

A fin de cuentas esto resulta normal en un escenario de crisis –ya sea económica, social, de escándalos de corrupción o cuando una sociedad enfrenta problemas de seguridad pública—.

Más allá, una de las cosas que deberían preocuparnos es el descredito de la “cosa pública”; algo mucho más amplio y que trasciende a la política y a sus actores. Me refiero a aquellas instituciones preocupadas o encargadas de procurar el bien común o de la sociedad.

Según un reporte de la encuestadora Beltrán, Juárez y asociados, el descredito de –o la falta de confianza en— instituciones tan importantes para el bienestar social como la Cruz Roja o la iglesia se ha incrementado en las últimas semanas, a la par de los recientes escándalos.

Únicamente 36 por ciento de los encuestados confían “mucho” en la Cruz Roja frente a un 26 que confían “nada o poco”; en segundo lugar se encuentra la iglesia católica, ligeramente debajo de dicha institución. Curiosamente, en cuarto lugar –después del ejército mexicano— se coloca un evento tan criticado y polémico como es el Teletón.

No sorprende que en el fondo de la clasificación se encuentren los empresarios –en particular el Consejo Coordinador Empresarial— y Pemex –empresa pública inmersa casi de forma permanente en escándalos de corrupción—. Sin embargo, una institución tan importante para la salud de los mexicanos como es el IMSS, únicamente recibe el voto de confianza del 13 por ciento de los encuestados (frente a mas de la mitad que declaran no confiar en dicho organismo).

Si lo vemos a través del tiempo, la confianza en la iglesia, en la Cruz Roja (o en el propio Seguro Social) se ha desplomado alrededor de diez o quince puntos porcentuales respecto al sexenio pasado.

Esto puede explicarse por un aumento general de la desconfianza de los mexicanos, por una tendencia hacia un mayor grado de “individualización” o bien simplemente por una mala coyuntura de la cosa pública –resultado obviamente de los escándalos citados —.

Sea lo que sea, son números que deberían preocuparnos –y ocuparnos—. Si la desconfianza se vuelve la norma general en los asuntos públicos (insisto, no me refiero solo a la política, aunque también la incluyo), nuestra vida y la de nuestros hijos se volverá mucho más dura. Sin instituciones fuertes que velen por el interés general, entonces estaremos ante la ley de la selva: en donde sobrevive el más fuerte.

Y no creo que ese tipo de sociedad sea algo deseable para nadie.

Twitter: @jose_carbonell

http://josecarbonell.wordpress.com

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