En México recién celebramos el día de los muertos, y es el mejor momento para hablar de lo que los vivos podemos hacer para ayudar a los animales criados como alimento que mueren millones en nuestro país y por miles de millones en el mundo.
La muerte no es como parece para las vacas, los cerdos, las gallinas, los pollos y las cabras. Y no hablaré en detalle de su muerte, que por cierto según la NOM-033-SAG/ZOO-2014 “Métodos para dar muerte a los animales domésticos y silvestres” dice que “A ningún animal se le dará muerte por envenenamiento, drogas curariformes, paralizantes musculares, asfixia, inmersión en agua, por golpes o por cualquier otro procedimiento que les cause sufrimiento, dolor, ansiedad o que prolongue su agonía”.
Su muerte no es como parece ya que existe esta idea generalizada de que en México los animales criados como alimento tienen una muerte rápida e indolora, y esto no es así. De hecho, de acuerdo con la INEGI, México ocupa el tercer lugar en crueldad hacia los animales. En años anteriores, organizaciones como Mercy for Animals e Igualdad Animal han documentado a través de sus investigadores que aunque existe una norma, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Social (SADER) no realiza suficientes inspecciones para asegurarse que se aplican las técnicas apropiadas de matanza. Y por tanto existen un sinfín de faltas en su aplicación que le causan un sufrimiento inmenso a estos animales.
En teoría, lo mejor que le puede pasar a un animal destinado para consumo, es que llegue a un rastro considerado Tipo Inspección Federal o TIF por sus siglas, ya que uno de las características de este tipo de rastros es “la insensibilización o noqueo”, lo cual según lo menciona el gobierno mexicano en su propio blog: “provee de la inconsciencia inmediata para evitar el sufrimiento animal durante el sacrificio; así como prácticas tales como transporte con seguridad, confort y bienestar, y descarga de animales en corrales de reposo con calidad y amabilidad para minimizar los niveles de estrés de los animales”. Sin embargo, en México sólo el 60 por ciento de los animales para consumo nacional y para exportación mueren en estos rastros. Y de acuerdo a lo que las organizaciones arriba mencionadas han encontrado en sus investigaciones, se han registrado actos de crueldad animal extrema en los casi 900 rastros de México.
Podemos ayudar a los animales de granja exigiendo a nuestras autoridades la creación de leyes que al ser correctamente aplicadas y supervisadas reduzcan el sufrimiento de estos animales, apoyando a través de nuestras redes sociales las campañas de difusión de las organizaciones que muestran las problemáticas dentro de los rastros, y lo más importante, dejándolos fuera de nuestro menú diario.