Uno de los elementos que descolocó a los seguidores en las primeras imágenes desveladas del juego fue que Reedus hace su trabajo mientras carga con un Bridge Baby (BB), lo que parece una incubadora portátil con un bebé.
Por Celia Sierra
Madrid, 8 noviembre (EFE).- Hideo Kojima es una superestrella del mundo de los videojuegos y su nuevo proyecto, Death Stranding, llega hoy a todo el mundo (PlayStation) poniendo punto y final a más de tres años de misterio. Su propuesta es una experiencia que rompe moldes y que habla sobre la “conexión” entre los seres humanos.
“Trump está construyendo un muro y el Reino Unido va a dejar la UE. En este juego usamos puentes para conectar cosas, destruirlos los convierte instantáneamente en muros (…) Espero que los jugadores piensen sobre ello”, señaló recientemente el creador japonés en una entrevista con la BBC.
Death Stranding traslada a los jugadores a un territorio -Estados Unidos- asolado por una catástrofe en el que dan vida a Reedus, un repartidor que entrega paquetes entre las comunidades aisladas de ciudadanos y cuya misión es volver a conectar la red de comunicaciones del país.
Uno de los elementos que descolocó a los seguidores en las primeras imágenes desveladas del juego fue que Reedus hace su trabajo mientras carga con un Bridge Baby (BB), lo que parece una incubadora portátil con un bebé.
Las imágenes de Death Stranding han sorprendido por su hiperrealismo. El motor gráfico empleado (Décima), ha llevado al límite el realismo de las escenas, con evocadores paisajes naturales y escenas que parecen sacadas de una película real.
La propuesta flirtea con el cine: de sus más de cincuenta horas de juego, siete son escenas cinemáticas, y en ellas un elenco propio de una gran superproducción de Hollywood encarna a los personajes principales.
Norman Reedus (The Walking Dead) es el protagonista del videojuego junto a actores como Mads Mikkelsen (Hannibal y La caza), Lea Seydoux (La vida de Adèle), Lindsay Wagner (La mujer biónica), Guillermo del Toro y Margaret Qualley (Érase una vez Hollywood).
“En el futuro haremos películas. Cuando sabes hacer bien una cosa, puedes hacer bien muchas cosas”, ha anunciado el creador japonés. Este movimiento, que podría parecer un giro, está ligado a su visión sobre el futuro de los contenidos audiovisuales en internet.
“En los próximos años, los videojuegos se jugarán en streaming. (… ) En ese momento videojuegos, películas y series competirán por el mismo espacio -señala-. Me interesa mucho saber qué forma van a adoptar los videojuegos entonces”.
Death Stranding prometía ser un título disruptivo, un videojuego con elementos nuevos, como lo fue Metal Gear, la saga que lanzó hace más de treinta años y que creó su propio género.
Los críticos de prensa especializada que han probado el juego antes de su lanzamiento hablan de un proyecto técnicamente brillante, una superproducción que no se parece en nada a los juegos anteriores y que justo por eso, puede no gustar a todos los jugadores.
Durante las primeras horas de desarrollo, el jugador no dispara a un solo contrincante. Todo un desafío en un sector marcado por la acción y el combate.
Este videojuego significa mucho para Kojima, es su primer trabajo tras la traumática salida de Konami, donde trabajó durante tres décadas. Cuando comenzó de nuevo, no tenía nada, solo su relación con sus millones de seguidores y con gente clave como Guillermo del Toro.
Justo eso, la importancia de la relación y la conexión con otros seres humanos es la que Kojima quiere transmitir en Death Stranding. La “conexión” es el eje que vertebra toda la experiencia de juego.
Ayer en un evento en Nueva York, Kojima confió en que los jugadores “disfruten de la historia” pero también que conecten entre ellos y sientan “que no están solos”.
Death Strandig, que verá la luz para PC en verano de 2020, es la prueba de un cambio cada vez más patente en el sector de los videojuegos, que están incorporando propuestas con sello de autor, cada vez más personales, y nuevas formas narrativas que lo convierten en un medio único para vivir historias de primera mano.