Un artículo del periodista Ricardo Alemán para Milenio puso fin hace unos días a la carrera por la Presidencia de la República del joven líder nacional del PAN, Ricardo Anaya.
En su artículo, Alemán exhibió la doble moral del líder albiazul al criticar la corrupción de otros políticos y no reparar en la lujosa vida (nada congruente con su declaración 3de3) que se daba él mismo.
Para sustentar su dicho, el columnista de Milenio mostró el centenar de viajes que ha hecho Anaya a Atlanta (USA) y los gastos desorbitados de su familia, que reside en aquel país, donde renta una casa de más de 65 mil pesos mensuales en una zona residencial y colegiaturas anuales cercanas al millón de pesos, más el costo de sus viajes semanales a Atlanta.
El artículo de Alemán, que tuvo su origen en el mismo PAN, reventó la ya de por sí delgada cuerda que sostenía la credibilidad de Ricardo Anaya en la comunidad panista, pues debido a sus aspiraciones políticas de rango presidencial había estado recibiendo duras críticas principalmente por actuar como juez y parte del proceso de elección del candidato, siendo él a un tiempo líder nacional del PAN y aspirante.
Haciendo uso de su derecho de réplica, Ricardo Anaya otorgó varias entrevistas con el objetivo de aclarar los reproches morales que los opinólogos nacionales le estaban increpando. Estas aclaraciones, la verdad sea dicha, hundieron más al “joven maravilla”, como también se le conoce, pues no hicieron sino confirmar la lujosa vida que se da él y su familia en el extranjero.
El fallo de Anaya fue el siguiente: justificar que sus ingresos (¡más de 400 mil pesos mensuales!) pueden solventar sus desorbitados gastos y no demostrar que su vida, pese a que puede comprarse un avión comercial o un crucero, es sobria y austera, como se espera a este día de todo político sensible y consciente que debe saber de que en un país con más de cincuenta millones de pobres es un tremendo insulto que un líder nacional de un partido lleve un tren de vida por demás escandaloso.
Ni la precisa justificación de sus gastos en Atlanta, ni las fotos abrazado a su hija, podrán devolverle al líder nacional panista el arrastre necesario como para alcanzar la candidatura a la Presidencia de la República.
Que se esfuerce, eso sí, en impedir que el desprestigio moral que le granjeó este desaguisado no afecte la rentabilidad electoral de su partido en las elecciones del próximo año. Y que se dé por bien servido.
@rogelioguedea