¿Humanista o incompetente? Dependiendo de a quién se le pregunte. Fue conocido a nivel nacional y global como el portavoz de la pandemia. Para algunos evitó un desastre y, para otros, él lo provocó. Pero quienes lo conocen desde que era un adolescente alfabetizando en Michoacán y como líder estudiantil en la UNAM, es una opción para que la capital mexicana mantenga un gobierno progresista.
Ciudad de México, 8 de octubre (SinEmbargo).– Por las venas del Dr. Hugo López-Gatell corre la vocación médica, pero también la política. Desde adolescente, viajó a un poblado en Michoacán para alfabetizar, y como estudiante de Medicina en la UNAM participó en la huelga del 86 y fue consejero universitario. Ahora aspira a gobernar la capital del país.
Ya como vocero de la COVID-19, virus que causó la muerte de miles de mexicanos sobre todo antes de la vacunación, despertó dos extremos: uno como rock star (incluso sex symbol) entre la ciudadanía y otro, entre intereses de la industria chatarra y tabacalera, y también entre enfermos afectados por el desabasto de medicamentos, como “Dr. Muerte”.
En 2024, con una visión “humanista” de “justicia social”, quiere ser el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el sucesor de Claudia Sheinbaum, su compañera de la huelga universitaria y del movimiento, pero no de grupos.
Hugo, que es funcionario público desde el sexenio del panista Felipe Calderón durante la influenza, está siendo apoyado por el círculo más cercano al Presidente Andrés Manuel López Obrador, por académicos y por amigos que lo consideran “ético” y “responsable”. Sus detractores, en cambio, lo conciben “cínico” e incompetente.
“Cuando uno sirve a la nación, a un Gobierno o a cualquier cosa, no considero que sea positivo en que esté pensando en cómo se va a beneficiar o qué lugares va a ocupar más adelante porque entonces uno se distrae. Considero que es importante cada etapa uno dedicarle a profundidad, con la mayor pasión, con la mayor convicción y dedicación a lo que está haciendo”, aseguró a SinEmbargo a pregunta expresa sobre qué cargo buscará si no gana el proceso interno para la jefatura de Gobierno de la capital mexicana.
Y, consciente de que en una encuesta de Buendía y Asociados ocupa el tercer lugar en las preferencias, agregó: “Yo me pongo al servicio hoy para esto, si al cabo de las siguientes semanas que terminará el proceso el pueblo de la Ciudad de México decide que yo no soy la persona óptima para impulsar la transformación en la Ciudad, celebraré a quien el pueblo sí lo reconozca, pero sobre todo cuidaré que el proceso sea legítimo y transparente”.
UN JOVEN POLÍTICO
De abuelo paterno español exiliado del franquismo, Hugo (CDMX, 1969) estudió en el Colegio Madrid. Viene de una familia del sector salud: su padre español Francisco López-Gatell, un urólogo reconocido, y su madre chilanga Margarita Ramírez, enfermera.
Fabrizio Mejía, analista y escritor, lo conoce desde que ambos tenían 15 años, son contemporáneos. Se conocieron en la escuela “Eduardo del Río ‘Rius'” para una alfabetización de cientos en Huiramba, Michoacán, a unos 40 kilómetros de la capital Morelia. Ahí, un poblado con inundaciones y fallas eléctricas tras lluvias, se filmó “Calzonzín Inspector” (Alfonso Arau, 1974) que está basada en personajes del caricaturista.
“Éramos más de 80 alfabetizadores en el verano del 84 –previo al terremoto del 85–. Llegamos ahí de varias escuelas con un programa de alfabetización que duraba tres meses para enseñar a leer y escribir a los adultos mayores, a la gente que se inscribía y necesitaba rápidamente aprender”, compartió Mejía.
Meses después, lo reencontró en las brigadas de ayuda por el terremoto de septiembre de 1985, curiosamente con epicentro en Michoacán, que azotó a la Ciudad de México y alrededores.
“Él estaba en la parte de rescate y de acopio de medicinas, de comida”, evocó.
Y, por tercera ocasión, la vida los reencontró. Ahora en la huelga de la UNAM del 86-87, donde también participó la estudiante Claudia Sheinbaum. En el marco de una crisis económica y tras el terremoto, fue una lucha estudiantil que –presidida por la movilización del 68– frenó la intención del aumento de cuotas y reducción de plazos del Rector Jorge Carpizo.
López-Gatell estudió en la Facultad de Medicina en Ciudad Universitaria y perteneció al comité combativo de Medicina que cerró Rectoría. Ahí, entre desvelos inherentes a esa carrera, empezó a mostrar más su vena política. En los noventa además hizo fórmula con su amigo y funcionario de la SSa, Ruy López, para ser consejero universitario.
“La UNAM ha sido un reflejo de la dinámica de la sociedad en la Ciudad de México y prácticamente del acontecer nacional. En su momento me tocó ocupar el cargo… comisionado por mis pares, estudiantes hombres y mujeres, que estaban centrados en coordinar o en acompañar los procesos de lucha por una universidad pública, gratuita e incluyente”, contó Hugo a SinEmbargo durante su conferencia de prensa en Casa Moctezuma, en Coyoacán, para presentar su proyecto para contender a la jefatura.
López-Gatell, especializado en medicina interna y epidemiología, hizo su residencia a inicios del milenio en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” en Tlalpan, al sur de la CDMX, donde también fue jefe de residentes de Medicina interna y donde conoció al ahora Secretario de Salud Jorge Alcocer.
En su paso por el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias también conoció a Eduardo Hernández Sandoval, investigador de la Clínica del Tabaco, presente el día de su registro como aspirante.
En entrevista, Eduardo dijo que López Gatell es alguien competente, responsable, se basa en el método científico y tiene una perspectiva humanista por lo que no busca el poder por sí mismo. A su consideración, se le critica por haber cuestionado los daños a la salud pública de las “poderosas y egoístas” industrias de la chatarra y la tabacalera.
“Es un hombre íntegro, sería lo mejor que le podría pasar a la Ciudad”, destacó sobre su amigo y colega de años. “No es un funcionario que busque el poder por sí mismo, busca aportar a los demás”.
HUGO Y LA PANDEMIA
Hugo López-Gatell era director general adjunto de Epidemiología en la Secretaría de Salud cuando Felipe Calderón estaba en el Gobierno federal y su encargo ante la influenza A(H1N1) era hacer estadística de contagios y decesos, pero el expanista lo marginó al no coincidir con su planteamiento de no hacer tantas pruebas ni aislar al país del exterior. Dejó el cargo en abril de 2012 cuando el ahora emecista Salomón Chertorivsky y su equipo llegaron a la Secretaría de Salud.
Pero más allá de su cargo técnico, López-Gatell no coincidía ideológicamente con los calderonistas. No niega que sea de izquierda y desde antes de que Andrés Manuel López Obrador fuera Presidente, recién egresado de la Facultad de Medicina, lo apoyó en el denominado “Éxodo por la democracia” de 1995 de Tabasco al entonces Distrito Federal, entre banderas perredistas, de acuerdo con el escritor Fabrizio Mejía.
Cuando llegó la pandemia a México, a finales de febrero de 2020, López-Gatell era subsecretario de Prevención y Promoción de la Secretaría de Salud, y el Presidente López Obrador lo designó como portavoz de las medidas de salud pública a través de conferencias vespertinas y redes sociales, que proyectaron su imagen diario y a nivel nacional.
Una de sus declaraciones más criticadas fue cuando dijo que el Presidente era “una fuerza moral, no una fuerza de contagio” ante la insistencia del mandatario de continuar en giras masivas sin uso de cubrebocas.
Ante su destape como aspirante a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, sus cercanos aplaudieron y el Presidente López Obrador le dio el visto bueno porque “necesitan cuadros profesionales”.
Y sus detractores revivieron su apodo de entonces, el “Dr. Muerte”. Un grupo de académicos del Colegio Nacional encabezado por el científico de derecha Antonio Lazcano lo calificó de “cínico” por esa aspiración política al no “ver los errores propios” y tener “una miseria moral sin igual”.
En respuesta, Eduardo Hernández Sandoval, investigador y director de la Clínica del Tabaco, circuló una contra carta donde aseguró: “El acertado manejo de la crisis sanitaria a causa de la pandemia de COVID-19, el cual encabezó el Dr. Hugo López-Gatell, ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud” sin necesidad de endeudar al país y “coordinó campañas contra la comida chatarra y el tabaquismo, afectando intereses económicos de industrias rapaces y poderosas que lucran sacrificando al pueblo de México”.
Otros, como el Colectivo Medicamentos para Mentes Libres, no lo consideran idóneo para gestionar la capital mexicana por las decisiones tomadas “sin planeación alguna” que derivó en el desabasto de medicamentos psiquiátricos (a partir de la sanción al monopolio de Psicofarma), cuya abstinencia ha provocado daños a pacientes y familias, y no ha garantizado su derecho a la salud mental.
También se le recuerda por haber señalado “de intento de golpe” a la narrativa de los padres y madres que exigían abasto de medicamentos contra el cáncer de sus hijos. Israel Rivas, vocero de esos padres, buscó ser el responsable del Frente Amplio por México.
“No me siento perseguido, mi conciencia está tranquila”, aseguró López-Gatell al respecto de ese tipo de señalamientos sobre su gestión que atribuye a “intereses” económicos. Reconoció el luto de las miles de familias pero añadió entre el grito de “no estás solo”: “No le temo a que se haga justicia”.
A pesar de ser un rock star, como se vio públicamente durante los primeros meses de la pandemia, a su anuncio de registro como aspirante no acudieron club de fans como se vio con el exsecretario de Seguridad Omar García Harfuch. A ese evento fueron, entre otros, el escritor Fabrizio Mejía, la periodista Daniela Pastrana, la investigadora sobre minería Violeta Nuñez, la filósofa Silvana Rabinovich, el poeta y constituyente Mardonio Carballo, y sus amigos de medicina.
“Queremos humanizar la ciudad”, dijo entre aplausos reconociendo los pendientes en la gran urbe: transporte público no eficiente, parques públicos insuficientes, fuentes de alimentación no saludable en cada esquina, sistema educativo y de salud no amigable, crisis de agua, y desorden de la mancha urbana con vivienda encarecida.