Octavio García Baruch, Génesis Deyanira Urrutia Ramírez y Leobardo Arroyo Prado desaparecieron el pasado 29 de septiembre en calles de Boca del Río, Veracruz. Ese mismo día, en otro punto de la ciudad, también se reportó la desaparición de otro joven, quien hasta el momento es buscado. La Fiscalía del estado reaccionó cinco días después sólo para decir que no se trataba de un secuestro. Hoy, familiares de las tres primeras víctimas acudieron a identificar los restos humanos hallados la tarde de ayer.
Ciudad de México, 8 de octubre (SinEmbargo).- Entre los restos humanos hallados en bolsas de plástico la tarde de ayer en el municipio de Camarón de Tejeda, en Veracruz, están los de los tres jóvenes desaparecidos en Boca del Río el pasado 29 de septiembre, confirmaron esta tarde autoridades del estado.
La tarde de ayer, habitantes del municipio veracruzano encontraron seis bolsas negras con cuerpos desmembrados y quemados con ácido. Autoridades informaron que las víctimas eran dos mujeres y cuatro hombres.
Los restos fueron trasladados a la Dirección de Servicios Periciales, donde este día familiares de Octavio García Baruch lograron identificar el cuerpo. Más tarde, los padres de Génesis Deyanira Urrutia Ramírez y de Leobardo Arroyo Prado también reconocieron a sus hijos.
Octavio García Baruch, Génesis Deyanira Urrutia Ramírez y Leobardo Arroyo Prado, todos estudiantes de la Universidad Veracruzana, desaparecieron la noche del pasado 29 de septiembre en Boca del Río. De acuerdo con las primeras versiones, los jóvenes fueron sustraídos de una casa por sujetos armados, pero otros testigos afirman que los "levantaron" en la calle.
Ese mismo día, en otro punto de la ciudad, se reportó la desaparición de otro joven, quien, de acuerdo con vecinos, fue perseguido por la calle Díaz Mirón por sujetos armados a bordo de un vehículo. Hasta el momento las autoridades continúan con su búsqueda.
La Fiscalía General del Estado (FGE) no había confirmado la desaparición de ninguno de los jóvenes hasta cinco días después. En ese momento descartó que se tratara de un secuestro, pues no hubo exigencia de rescate. Además, aseguró que los casos podrían estar relacionados con el crimen organizado.
La Procuraduría General de la República (PGR) informó este sábado que localizó en la Ciudad de México a una joven identificada como Génesis "N", quien, dijo, es requerida por la Fiscalía de Veracruz en calidad de testigo.
"Esta persona fue puesta a disposición de la Fiscalía Especializada en Búsqueda de Personas Desaparecidas en las instalaciones de la Delegación de la PGR en el estado de Veracruz", detalló la PGR en un comunicado.
Las primeras versiones indicaban que se trababa de la joven desaparecida en Boca del Río, sin embargo, fuentes de la dependencia informaron a medios nacionales que se trataba de Génesis Jimena Medina Andrade y no de Urrutia Ramírez.
Esta noche, la Fiscalía veracruzana informó en un comunicado que los restos de los tres jóvenes habían sido plenamente por sus familiares, quienes "fueron asistidos en todo momento por autoridades de la Fiscalía General, desde su traslado a la ciudad de Xalapa, hasta el acompañamiento en todas las fases de identificación, incluida atención psicológica a través del Centro de Atención a Víctimas del Delito".
ADEMÁS:
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de 2013 a la fecha se han registrado en Veracruz 435 casos de secuestro y 937 de extorsión. Tan sólo hasta agosto pasado se reportaron 85 y 95 casos, respectivamente. El órgano federal señala que en los últimos tres años se han registrado 2 mil 631 homicidios dolosos, de los cuales, 716 se cometieron en lo que va de 2016.
Las mismas cifras arrojan que a nivel nacional, hasta agosto de este año, Veracruz es la segunda entidad con más casos de secuestro (85), sólo por debajo del Estado de México (174). La entidad es además la séptima con más asesinatos (716). En cuanto al delito de extorsión, Veracruz reporta 95 incidencias.
En los últimos siete años, Veracruz se ha visto inmerso en una lucha entre cárteles por el control de las rutas de drogas y migrantes, así como en una confrontación del Estado contra las agrupaciones criminales. En la región se disputan la plaza Los Zetas, el Cártel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Ante este panorama, el de Dovianid Carranza Baruch, hermana de Octavio García Baruch, es uno de los cientos de casos de desaparición que aquejan a los veracruzanos. Muchos familiares de víctimas, como ella, se repiten lo mismo, siempre esperanzados, nunca tranquilos: "somos más los buenos, por eso nos podemos unir”.
EL TERROR DE LA FAMILIA BARUCH
“Que todo México se entere que Veracruz está perdido. Está perdido por no sé quiénes, está tomado por no sé quién. Las familias veracruzanas ya no podemos vivir tranquilos”, son las palabras que con pesar expresa Dovianid Carranza, quien hasta esta tarde exigía a las autoridades encontrar a sus dos hermanos, uno desaparecido desde octubre de 2015, vivos o muertos.
“Yo sé que no soy la única, no somos las únicas personas que han sido extorsionadas, amenazadas, lastimadas. Pero muchos por temor lo mantienen oculto. Yo le digo a mi hermoso estado de Veracruz que jamás pensé en dejarlo, que nos unamos. ¿Por qué nunca pensamos en hacer algo a pesar de haber muchos casos? Diario desaparecen personas, ya no necesitas ser rico para sufrir extorsión. Te meten temor. Eso es lo que yo le pido a mi pueblo de Veracruz: vamos a unirnos, a alzar la voz, a decir ya basta. Ya basta de que se lleven jóvenes. Yo quiero saber dónde están todos estos chicos, todos los que se han llevado”, dijo Carranza Baruch a SinEmbargo.
El 12 de octubre de 2015, Gustavo García Baruch fue privado de su libertad junto a otros tres chicos, se lo llevaron de su hogar ubicado en una zona aledaña al puerto de Veracruz. El pasado 29 de septiembre, su hermano, Octavio García Baruch y dos de sus amigos, Génesis Deyanira Urrutia Ramírez y Leobardo Arroyo Prado, fueron secuestrados ahí mismo.
Aunque para la familia no queda claro el por qué del acoso en su contra, se sabe de un antecedente que deja fuera que el secuestro de ambos hermanos se trate sólo de una serie de coincidencias.
Tres años antes de la desaparición de Gustavo, narra Dovianid, ella, su hermano Octavio y un amigo fueron privados de su libertad en el municipio de Acayucan, de donde son originarios.
La mujer recuerda que un grupo de hombres armados y uniformados los habrían detenido sin motivo alguno, los amarraron y los trasladaron al lugar de su encierro, donde fueron amenazados de muerte y extorsionados.
Dovianid detalla que a los tres los amarraron “como iguanas”, es decir, con los pies y manos atados por la espalda. Que los amenazaron con una motosierra y que a ella le dijeron que la violarían. Además, indicó que los agresores se comunicaron con su madre, la tenían perfectamente identificada, y a quien le pidieron rescate, mismo que fue pagado a los delincuentes. Sin embargo, sólo liberaron a Dovianid y los agresores pidieron más dinero por Octavio y su amigo.
ADEMÁS:
Según detalla, como en ese entonces no contaban con más dinero no pudieron pagar el resto del rescate. A los dos días de ocurrido el secuestro, en diciembre de 2012, los dos retenidos aparecieron en los periódicos siendo señalados como integrantes de una presunta banda de secuestradores y narcomenudistas, delitos por los que fueron ingresados a prisión. A los ocho días, por falta de pruebas y de víctimas que los señalaran como responsables, fueron liberados.
Su secuestro en 2012, Carranza Baruch lo describe como un operativo en que pareciera “estaban deteniendo al ‘El Chapo’”, pues narra que dos camionetas se les cerraron previo a ser arremetidos con “un gran fuerza" y agresión. "Era impresionante”, agregó.
Ella y sus familiares no saben si policías estuvieron involucrados en este caso, ya que asegura que “en Veracruz se ve mucho esto de que clonan camionetas de la policía, hasta los uniformes. Por eso no podemos decir realmente ‘fueron policías’ o de tal organización”.
Luego de ese suceso, los hermanos Carranza Baruch se mudaron al puerto de Veracruz para escapar de la situación que los aquejaba. El problema fue que el pasado los persiguió, y el acoso por de un grupo de delincuentes y supuestos oficiales de policía no cesó.
ACUSAN A OCTAVIO DE SECUESTRADOR
El 28 de diciembre de 2012, elementos de la Secretaría de Marina (Semar) detuvieron en Veracruz a ocho personas acusadas de pertenecer a una banda dedicada al secuestro, la extorsión y el narcomenudeo. Dicho grupo operaba al sur del estado, principalmente en los municipios de Coatzacoalcos y Acayucan.
Ese día, alrededor de las 16:00 horas, las autoridades daban a conocer que además de drogas, a los presuntos delincuentes se les aseguraron armas de fuego y vehículos. Entre los detenidos, además de Octavio García Baruch y su amigo Alejandro Martínez Valencia (asegurados en Acayucan), figuraban seis supuestos secuestradores identificados como Facundo Guzmán Cruz, Karen Tenorio Luna, Daí Irving Moo Santiago, Cristóbal Leal Alarcón, Héctor Pérez Ramírez y Juan Carlos Hernández Pérez (detenidos en Coatzacoalcos).
Según la información que circuló a nivel nacional, a los indiciados se les decomisaron 341 dosis de cocaína en polvo, 191 dosis de cocaína en piedra o crack, una pistola calibre 9 milímetros, 18 cartuchos de arma de fuego, así como cuatro vehículos, entre los que se encontraban un Nissan Sentra, un Tsuru, un Honda Civic y un Volkswagen tipo Bora.
Asimismo, los detenidos fueron acusados por el secuestro que en esas fechas sufrieron un ganadero y un estudiante oriundos de Acayucan.
Al respecto, Dovianid señala que "armaron este circo. Mi hermano no conocía a ninguno de los tipos que están ahí, sólo a uno que era el niño que nos acompañaba, uno de sus amigos. Y ponen a mi hermano como el líder de la banda y a mi carro lo mencionan como uno de los utilizados por la banda para transportar la droga. Un carro legal que aún conservo".
Una semana después de su detención, Octavio García Baruch y su amigo Alejandro Martínez Valencia fueron liberados por falta de pruebas en su contra.
Según Dovianid, su liberación se logró después de que su familia hizo un llamado a la población para denunciar a Octavio en caso de que fueran ciertas las acusaciones en su contra. "Se reunía en el parque del pueblo con ciertas personas y les decía: 'si alguien reconoce a mi hijo como secuestrador, por favor, va a ser anónimo, díganlo, pero no me importa, es mi hijo. Queremos saber realmente'".
La respuesta de la gente: nadie lo denunció; nadie lo reconoció como a un secuestrador.
Tras su liberación, las autoridades "dijeron que lo habían confundido con un narcomenudista que usaba un carro parecido, cosa que se nos hizo raro porque ya teníamos días, meses en que nos estaban acosando. Le dijeron a mi mamá 'usted disculpe'".
Posteriormente, narra la maestra veracruzana, "ya no dijimos nada, teníamos miedo. Entonces nosotros [ella y sus familiares] nos unimos más y dijimos 'caso cerrado. Aquí no pasó nada, borrón y cuenta nueva'".
Los problemas no terminaron ahí, sólo aguardaron un poco, resultando en la desaparición de Gustavo en 2015 y de Octavio en 2016. Así la situación de una familia veracruzana que, como miles en aquél estado, sufren por la violencia y la inseguridad, problemas apadrinados por una incesante crisis de garantías de derechos humanos, como también por la impunidad.
A GUSTAVO YA LO MATARON
Dovianid identificó esta tarde los restos de Octavio, y aunque no ha sucedido lo mismo con su hermano Gustavo, todo señala a que también fue asesinado.
La mujer relató a este medio que días antes de ser plagiado, Octavio le comentó que unos oficiales de policía le aseguraron que su hermano había sido “ejecutado” y que él era “el último cabo suelto”.
“Eso me lo dijo por Whatsapp, luego en persona. Me dijo ‘hermana, para adelante’. Y entonces me menciona: ‘un policía [me dio aviso], ya no preguntes más. Y desgraciadamente después de que se lo llevan [a Octavio] se borra automáticamente mi teléfono, toda la conversación, como por arte de magia. Me sale un mensaje donde me dice ‘te tenemos localizada, maldita puta, perra’. Entonces [el celular] se me apaga, se vuelve a prender y me dice ‘teléfono bloqueado, cuentas bloqueadas’. Y a mí me entra mucho miedo”, recuerda Dovianid.
Luego añade: “cuando ese supuesto policía le dijo a mi hermano [Octavio]: ‘tu hermano [Gustavo] está muerto, ya lo mataron, no lo busques’ […] también le dijo: ‘tú eres el último cabo suelto […] por ‘sentirse muy vergas’”.
Por todo lo anterior, Dovianid se ha visto obligada a cambiarse de residencia, inclusive de estado. Mantiene un perfil bajo, busca lugares donde no la señalen o la observen. Dejó de ver a su familia y también a sus amigos “porque estábamos sintiendo mucho temor, pensábamos en abandonar el país, vivíamos en psicosis”, refiere.
Y efectivamente, ella y sus hermanos pensaron en abandonar el país y pedir asilo político en el extranjero, sólo que no tuvieron suficiente tiempo para hacerlo.