Son varios los esfuerzos que se están haciendo para intentar combatir el cambio climático, o al menos reducir su impacto. Éstos se dan en ámbitos rurales y urbanos. Los primeros refieren a la conservación del medio ambiente y la reforestación, esencialmente; mientras que los segundos implican acciones de distinta índole establecidas por gobiernos locales. Es así que la búsqueda por la sustentabilidad ha permeado en políticas de transporte, gestión de residuos y reciclaje, ahorro de energía y reverdecimiento, por citar algunos ejemplos.

El fomento al uso de la bicicleta es importante, debiendo tener ciclopistas en donde así lo permiten las vialidades, pero con un sentido de respeto al ciclista por parte de automovilistas. También es importante la educación del ciclista. Esto debe venir acompañado del incentivo al uso del transporte público, mismo que debe tener la capacidad de otorgar un servicio eficiente y de calidad caracterizado por condiciones de puntualidad y cobertura según el ordenamiento del territorio urbano.

Dicho ordenamiento territorial debe enmarcarse en un contexto de regulación real de nuevos asentamientos, incluso pensando en el reordenamiento; uno que contemple las necesidades de la población local.

La reducción en el consumo de plástico también debe atenderse. Regulaciones al respecto y el compromiso del sector privado deben acompañar la transición e innovación a opciones naturales. Responsabilizar únicamente al consumidor final no logrará el impacto necesario.

El enverdecimiento y reverdecimiento de las ciudades es una agenda pendiente. Implica la participación de diversos sectores, ya que se tiene que contemplar tanto espacios públicos como privados. El fomento a los huertos urbanos también es clave, ya que puede reducir costos de transporte y distribución (y por ende, de emisiones contaminantes).

El ahorro de energía es crucial, y debe haber compromiso ciudadano de carácter permanente, ya que debe considerarse no solo en el hogar, sino en el trabajo y la escuela. Ésta última tiene especial importancia, al ser el ámbito en el cual se educa a las siguientes generaciones, que son quienes tendrán que lidiar con una mayor intensidad de los efectos e impactos del cambio climático.

En la misma dirección será positivo fomentar la educación escolar en la materia, así como la difusión de políticas en medios de comunicación y redes sociales, señalando la importancia para el bien común de contribuir a su implementación.

Las ciudades en México van transitando en esa dirección, aunque falta mucho por hacer, empezando por la apertura de los gobiernos locales a desarrollar e implementar contundentemente este tipo de acciones. Con su liderazgo, la sociedad en su conjunto debe abonar a ello.

Gustavo Sosa Núñez

https://www.sinembargo.mx/author/gustavo-sosa

Doctor en Ciencia Política por la Universidad de East Anglia, en Norwich, Reino Unido. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel 1. Sus intereses de Investigación incluyen el análisis de políticas​ públicas ambientales, sus resultados y procesos de convergencia a nivel regional. Actualmente es profesor investigador del Instituto Mora. Twitter: @gssosan / @institutomora

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