Nicolás Flores Reséndiz y su hermano Reyes Flores Reséndiz desaparecieron el 28 de marzo de 2011 cuando se dirigían desde Nuevo León a Tamaulipas.
Durante siete años, la negligencia y omisión de las autoridades estatales de ambos estados ha sido una constante en el caso, acusa la esposa de Nicolás, Luisa Castellanos, quien narra “el calvario y el tortuoso camino” por el que ha pasado en la búsqueda de sus familiares.
Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).– “Señora yo pensé que su esposo ya había aparecido, como usted nunca regresó nosotros pensamos que su marido ya había aparecido”, le dijo una funcionaria del Ministerio Público a Luisa Castellanos, tres años después de haber interpuesto una denuncia por la desaparición de su esposo y cuñado.
El 28 de marzo de 2011, Nicolás Flores Reséndiz y su hermano Reyes Flores Reséndiz, de entonces 36 y 21 años de edad respectivamente, desaparecieron en tránsito cuando se dirigían desde Nuevo León a Tamaulipas.
La esposa de Nicolás tuvo a su cuarto bebé en medio de la desesperación y la angustia por encontrar a su esposo y cuñado. Luisa narra “el calvario y el tortuoso camino” por el que ha pasado durante siete años en la búsqueda de sus familiares.
“Ha sido un trato inhumano, denigrante, pero no sólo fue por parte de la Procuraduría de Justicia, también es de las instancias que regulan la protección de los derechos porque quien debería de defenderlos también los violenta y de manera denigrante me trata, es una tortura y un calvario decir que eres familiar de una persona desaparecida”, lamenta.
La negligencia y omisión de las autoridades estatales durante siete años ha sido una constante que alcanzaron al bebé de Luisa y Nicolás, quien por tres años le violaron el derecho a un nombre y apellido debido a la desaparición de su padre.
Por la misma naturaleza del caso de desaparición de Nicolás y Reyes, los gobiernos de Nuevo León y Tamaulipas, en diferentes administraciones, han sido omisos y negligentes en la búsqueda de los hermanos.
Aunque, Luisa señala que con la nueva Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León “hemos trabajado con ellos con un poco más de apertura pero seguimos sin resultados concretos, aunque dicen que están realizado todas las acciones posibles, no hay muchos casos resueltos y hay algunos que la propia omisión de las autoridades lograron que el tiempo las consumiera” acusa.
DESAPARECIERON
La tarde del lunes 28 de marzo, Nicolás besó a su esposa, le dio un durazno y le dijo “dáselo a mi pichón”, refiriéndose al bebé que Luisa llevaba en el vientre, “mañana llego temprano mami, y partió”.
“Esa noche me dormí como una reina porque eso era para él y al día siguiente me desperté como una limosnera porque viví de la caridad de mi hermana y de mis amigos”, cuenta Luisa.
Nicolás era chofer en el mercado de abastos de San Nicolás de los Garza, Nuevo León en una empresa llamada Golden Crown, regularmente transportaba fresas. Ese día salió rumbo a Tampico, Tamaulipas acompañado de su hermano para que le hiciera la plática en el camino y no le ganara el sueño en el trayecto.
Los hermanos tenían que haber llegado por la tarde del día siguiente pero no fue así. Su esposa y familiares ya no pudieron comunicarse con ellos y tras dos días de angustia, Luisa llamó al lugar de trabajo de su esposo en donde le dijeron que Nicolás no había llegado con la carga y que el patrón de la empresa había interpuesto una denuncia por la desaparición de la camioneta.
Luisa recuerda que cuando recibió esa noticia “lloraba y gritaba de la angustia. Cada oíamos malas noticias, Nicolás solía decir que a quién le iban a interesar las fresas y esto fue lo que pasó”.
No obstante, la camioneta fue encontrada gracias a un GPS por elementos del ejército en Tamaulipas en una brecha al río Corona en el municipio de Güémez y fue entregada a la Procuraduría estatal.
Luisa describe a su esposo como un hombre que tiene mucho gusto por la vida “él tiene que estar seguro que en su casa su mujer lo sigue esperando y que lo ama igual o más que antes”. Una de sus hijas está por cumplir 15 años “sería maravilloso que bailara el vals con ella”, ruega Luisa.
OMISIÓN Y NEGLIGENCIA
Luisa estaba a un mes del nacimiento de su cuarto hijo cuando su esposo y cuñado desaparecieron, dos días después acudió con el entonces director de homicidios de la Procuraduría de Justicia de Nuevo León, ahora Agencia Estatal de Investigaciones, a levantar una denuncia pero“en ese tiempo no había nada en el Estado referente a desaparecidos”, recuerda Luisa.
Sin embargo, no imaginó la serie de omisiones por parte de las autoridades quienes nunca le indicaron un procedimiento adecuado para buscar a sus familiares. Así que, el día de la denuncia en la Procuraduría “solo me pidieron que narrara los hechos, no fue como un interrogatorio sino el discurso que yo quise dar”.
Al siguiente día, fue a ratificar su denuncia al Palacio de Justicia donde le informaron que los trámites se iba a llevar a acabo en la agencia 1 del Ministerio Público de San Nicolás "ahí se remitió la denuncia pero al titular del MP nunca lo vi más que cuando me dio copias del expediente”, dice.
Sin embargo, Luisa narra que por cuenta propia tuvo que acudir al Servicio Médico Forense (Semefo) y al laboratorio forense de la Procuraduría para que le tomaran muestras de ADN a uno de sus hijos "jamás supimos nada de la Semefo yo marque en diferentes tiempos y nadie daba razón, y en la Procuraduría me decían que no tenían el expediente, que no había quien me proporcionará información, entre miles de pretextos”.
"Fueron los años más fuertes en Nuevo León de la delincuencia organizada, entonces la gente que sabía mi situación siempre comentaba 'no vayas a hablar, no pongas la denuncia, ten cuidado porque te puede pasar algo', era muy difícil pensar si lo dejaba a su suerte que lo trajera de regreso o hacías algo y comprometían la vida de los niños, fue muy muy complejo”, rememora.
El cuarto hijo de Nicolás y Luisa nació el 5 de mayo -una semana después de su desaparición de su padre- en medio de la angustia y desesperación por la que pasaba su madre quien cuenta que tuvo una amenaza de aborto y que después del parto cayó en depresión.
Durante casi tres años, Luisa luchó para que su hijo tuviera los apellidos del padre, "pues además de violar derechos de mi niño por no tener un nombre tampoco podía acceder a otros derechos y prestaciones", denuncia.
Hasta que en 2014 por primera vez a nivel regional se logró el registro de un menor con los apellidos de un padre en calidad de desaparecido, ese fue el hijo de Nicolás y Luisa.
Durante el 2014, Luisa conoció a familias que formaban parte del colectivo Fuerzas Unidas Por Nuestros Desaparecidos (as) en NL (FUNDENL) y en agosto, de ese mismo año, acudió a una revisión de su expediente con gente de la Procuraduría de Justicia estatal, en presencia del Subprocurador de Justicia estatal Javier Flores Saldívar y gente de la Secretaría de Gobernación (Segob).
“Cuando revisaron mi expediente, todos mundo se quedó impactado porque habían transcurrido tres años y el expediente solamente constaba de 18-24 hojas, solamente contenía la narrativa de hechos, los derechos, la solicitud de copias e integraron la denuncia que hizo el patrón por la desaparición del vehículo y solamente había un oficio de búsqueda y localización a la Agencia Estatal de Investigaciones para solicitar la búsqueda el cual ni siquiera estaba firmado de recibido”, acusa.
Luisa acusa que ahí empezaron una serie de compromisos y que desde hace poco más de 13 meses a la fecha, diversas familias y el FUNDENL han estado en mesas de trabajo con los ministerios públicos pero sin nada trascendente, mientras que en su caso hay diligencias que no se han logrado cumplir, por la misma naturaleza del caso, hay cosas en Tamaulipas y hay cosas en Nuevo León.
Por otra parte el Gobierno de Tamaulipas también fue negligente en el caso de Nicolás y Reyes, pues en 2017, después de cuatro exhortos, Luisa obtuvo la averiguación previa que se hizo solo por la localización de la camioneta “en todo estos años Tamaulipas tampoco hizo caso por buscar a mi esposo y a su hermano” lamenta.
RECOMENDACIÓN
Derivado de la falta de resultados, en 2016 Luisa acudió a la Comisión de Derechos Humanos de Nuevo León (CEDHNL) a interponer una queja por dilación “porque yo les decía que no estaban buscando a mi esposo y no había resultado de esas mesas de trabajo”, señala.
Y casi un año después en marzo de 2017, la Comisión emite una recomendación por dilación “en donde señala que hay dos años en tres diferentes periodos que ninguna instancia de la entonces Procuraduría realizó ninguna acción por dar con el paradero de Nicolás y Reyes”, narra Luisa.
El Pleno consideró que se violó el derecho de acceso a la justicia de Nicolás y Reyes, además de la dilación en la investigación por lo que la recomendación señala que "tienen atender la situación de hacerlo de forma diligente y pronta, someter al personal a una capacitación en materia de derechos humanos y a proceso administrativo a los ministerios donde había estado el expediente".
“A mi esposo y a Reyes les prometí que haré todo lo que esté en mis manos por encontrarlos, por saber qué les pasó y por darles un lugar donde nuestra familia pueda ir a dejar flores si es que ya no están o hacer todo lo posible para que Nicolás y yo recuperemos nuestro proyecto de vida”, afirma.