Las encuestas indican que el índice de aprobación de López Obrador se ha mantenido firme entre 66 y 72 por ciento pese a la campaña contra los migrantes y los reportes de las terribles condiciones del enorme centro de retención de inmigrantes Siglo XXI en la frontera sur de México y otras instalaciones. En México ha habido pocas repercusiones en el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador pese a que el país históricamente ha mostrado una profunda solidaridad ante la dura situación de los migrantes.
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Policías, soldados y elementos de la Guardia Nacional de México realizan redadas en hoteles, autobuses y trenes en busca de migrantes, lo que ha generado escenas de madres centroamericanas desconsoladas mientras son apiñadas en camionetas de la policía junto con sus hijos y de saturados centros de detención bajo condiciones deplorables.
Tales escenas han causado un clamor en Estados Unidos, pero en México ha habido pocas repercusiones en el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador pese a que el país históricamente ha mostrado una profunda solidaridad ante la dura situación de los migrantes.
Tal comprensión ha sido minada por las caravanas migrantes de finales de 2018 y principios de 2019, que dejaron un mal sabor de boca en los mexicanos y causaron profundas divisiones entre grupos a favor de los migrantes. La reputación de López Obrador como un popular político de izquierda también ha sosegado la respuesta ante las medidas enérgicas. Si se suma a esto la alteración causada por los migrantes en las ciudades fronterizas mexicanas, las amenazas de cierre de los cruces fronterizos o la aplicación de aranceles de parte del Gobierno del Presidente Donald Trump, la situación ha generado que muchos mexicanos consideren la oleada de migrantes como un problema para el país.
Las encuestas indican que el índice de aprobación de López Obrador se ha mantenido firme entre 66 y 72 por ciento pese a la campaña contra los migrantes y los reportes de las terribles condiciones del enorme centro de retención de inmigrantes Siglo XXI en la frontera sur de México y otras instalaciones.
Cuando la primera caravana recibió una cálida bienvenida en octubre, los mexicanos parecían estar divididos casi equitativamente respecto a si el Gobierno debería frenar el ingreso de inmigrantes que carecían de autorización legal, de acuerdo con un sondeo del diario El Universal en el que fueron encuestadas mil personas del 3 al 7 de junio y que tuvo un margen de error de 3.5 puntos porcentuales.
Ocho meses después, el 61.5 por ciento se mostró a favor de frenarlos y sólo el 33 por ciento se oponía, según cifras del mismo sondeo. Incluso más drástica fue la inversión sobre el otorgamiento de asilo a los migrantes en México. En octubre, cerca de 48 por ciento apoyaba la medida, mientras que 38 por ciento se oponía. Para junio, los papeles se habían invertido, con 57 por ciento en contra y 37 por ciento a favor.
Incluso para los mexicanos que no creen que los centroamericanos le estén robando puestos de trabajo a los mexicanos o generen un aumento en los delitos -acusaciones que suelen ser escuchadas, especialmente en el sur de México- hay una sensación de que son demasiados los migrantes que han llegado al país.
“Pues en verdad es un problema para todos. Mejor que los regresen a sus países”, indicó Jorge Parada León, de 51 años y empleado de mensajería en Ciudad de México. “Atravesar México como lo hacen es un peligro, ha habido muchos muertos entre ellos -mejor que arreglen los problemas en sus países”.
A muchos mexicanos también les ha enfadado la idea de que México debería aportar dinero para ayudar en el desarrollo de Centroamérica.
López Obrador “que se enfoque en el pueblo, que no tenga compasión de la gente que es inmigrante, que viene de fuera”, subrayó por su parte la funcionaria Ángela Miranda Vázquez.
Otros han criticado las nuevas medidas migratorias. El titular del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, presentó su renuncia al cargo cuando los operativos de contención de migrantes fueron anunciados en junio en respuesta a las amenazas de Trump de imponer aranceles a las importaciones de México. Porfirio Muñoz Ledo, el actual presidente de la Cámara de Diputados, consideró que “es inmoral e inaceptable que, por un lado exijamos que (Estados Unidos) nos abran las puertas, pero por el otro cerramos el paso a los migrantes centroamericanos para hacer un oscuro favor a los Estados Unidos”.
López Obrador ha reconocido que las medidas fueron implementadas para evitar los aranceles de Estados Unidos para las importaciones mexicanas, algo que a finales de mayo Trump amenazó con imponer.
Incluso algunos de los más abiertos defensores de los migrantes se han manifestado a favor de las medidas del presidente mexicano en la porosa frontera sur, donde migrantes de todo el mundo simplemente cruzan a bordo de balsas el río que delimita el país.
El padre Alejandro Solalinde, que administra un refugio para migrantes en el sur de México y quien ha criticado duramente a gobiernos anteriores, señaló que ” se había que poner orden en la frontera… Ahí pasaba todo el mundo sin ningún problema de nada”.
Solalinde, quien tiene lazos cercanos con López Obrador, añadió: “Que quede claro, que el gobierno de Andrés Manuel no es lo que quiere, es lo que puede” ante las amenazas de Trump.
Solalinde culpó a los organizadores de cuatro o cinco caravanas conformadas por miles de migrantes en 2018 y principios de 2019 de saturar las ciudades fronterizas y desgastar lo que al principio fue una cálida bienvenida.
“Creo que en parte todos los grupos, como Pueblos sin Fronteras, llevaron de una manera irresponsable, de una manera que exponían a los migrantes, de esta manera tan brutal a la frontera norte, acarreaban a ellos y los aventaban a la frontera, ocasionando un problema tan grande entre dos países, internacional”, explicó Solalinde.
Irineo Mujica, cuyo grupo Pueblo sin Fronteras ayudó a conformar tales caravanas, ahora reconoce que éstas fueron usadas para fines políticos -Trump las mencionó frecuentemente durante las elecciones intermedias de 2018- y afirmó que no deberían realizarse de nuevo.
Pero Mujica, que fue arrestado brevemente al inicio de los operativos de contención de migrantes del Gobierno de López Obrador, piensa que hubo una campaña en los medios y las redes sociales para difamar a los migrantes.
“Fue una contribución de los medios de comunicación”, aseveró. “Por ejemplo, que decían que los centroamericanos entraron por la fuerza cuando realmente les abrieron la puerta, y decir que quemaron la bandera mexicana, o decir que tiraron basura, o pintarlos como personas malagradecidas, pintarlos que no merecían el trato de los mexicanos, sí fue una combinación de todo esto”.
El activista cree que, a largo plazo, las nuevas medidas de contención obligarán a los migrantes a tomar rutas más peligrosas y con el tiempo se convertirán en una vergüenza política para López Obrador.
“Esta situación más se va a agravar, o sea se va a traducir en el número de secuestros, va a traducirse en violaciones a los derechos humanos, en extorciones, en todo este número de muertes de migrantes”, aseveró Mujica.
El mismo López Obrador ha reconocido que uno de sus mayores temores es que ocurra una masacre de migrantes como en la que un cártel del narcotráfico mató a 72 personas, en su mayoría inmigrantes centroamericanos, en 2010, en San Fernando, un poblado del estado de Tamaulipas, que hace frontera con Texas.
Aún así, la mayoría de los mexicanos se han mostrado dispuestos a ignorar los errores del nuevo gobierno, que asumió el cargo el 1 de diciembre.
“El Presidente pidió un equilibrio, dijo que hay que lograr un equilibrio entre la seguridad nacional y la seguridad humana, o sea los derechos humanos. Pienso que vamos a encontrar la forma de hacerlo”, destacó Solalinde.