Nuevas investigaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señalan que los indígenas buscaban infundir terror entre los pueblos que se habían aliado a Cortés en la conquista, y para ello incluso utilizaron en monumentos funerarios rituales los cráneos de las embarazadas, previamente decapitadas.
La nueva información proviene de estudios hechos en las ruinas de Zultépec-Tecoaque, en el estado central de Tlaxcala, donde tuvo lugar una de las peores derrotas de los españoles y sus aliados.
Ciudad de México, 8 de mayo (AP).- Hace cinco siglos, una caravana de más de 350 aliados del conquistador Hernán Cortés fue apresada cerca de Tenochtitlan, y durante meses varios de ellos –incluidas algunas españolas embarazadas– fueron sacrificados en honor de los dioses.
Nuevas investigaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) divulgadas el miércoles, señalan que los indígenas buscaban infundir terror entre los pueblos que se habían aliado a Cortés en la conquista, y para ello incluso utilizaron en monumentos funerarios rituales los cráneos de las embarazadas, previamente decapitadas.
La nueva información proviene de estudios hechos en las ruinas de Zultépec-Tecoaque, en el estado central de Tlaxcala, donde tuvo lugar una de las peores derrotas de los españoles y sus aliados.
Cautivos de Tecoaque, aliados de Cortés, fueron seleccionados para recrear mitos en sacrificios.
El proyecto arqueológico en ese sitio de #Tlaxcala dio a conocer sus avances el Coloquio “500 años del desembarco de Hernán Cortés”. Info: https://t.co/LuqlH3fVIU pic.twitter.com/0rFT5dg0xg— INAHmx (@INAHmx) May 8, 2019
Los especialistas determinaron que a partir del 24 de junio de 1520 y durante al menos seis meses los miembros de la caravana que acompañaba a Cortés en su marcha hacia la capital azteca fueron sacrificados en rituales de distinto tipo, incluido el canibalismo.
Entre quienes acompañaban al conquistador había mujeres y hombres europeos, indígenas taínos de las Antillas, mayas, mestizos, mulatos y zambos.
Uno de los datos más reveladores fue descubrir qué víctimas formaron parte de un “tzompantli” o muro de cráneos. Ubicado al sur de un templo, eran las cabezas de 14 personas, empaladas y colocadas en parejas de hombre-mujer.
Los hombres eran de origen totonaco y, según los estudios hechos por los expertos, parece que todas las mujeres estaban embarazadas, algo que mostraba cómo algunos pueblos prehispánicos consideraban a las mujeres muertas en el parto como unas guerreras. Entre ellas había españolas, una mulata y una indígena local.
El #INAH te invita al #oloquio «500 años del desembarco de Hernán Cortés» | 8 y 9 de mayo de 10 a 18 h. | Dirección de Estudios Históricos | #EntradaLibre #CDMX | Info: https://t.co/Kg2B9TNzGR pic.twitter.com/g8zrickn7C
— INAHmx (@INAHmx) May 8, 2019
Los restos localizados en esa área, una planicie a unos 60 kilómetros al este de lo que hoy es Ciudad de México, muestran cómo los prisioneros eran seleccionados para ser sacrificados en distintos rituales y recreando mitos prehispánicos: se encontraron restos de un hombre que fue quemado y desmembrado; otros fueron devorados, y había una ofrenda con una mujer partida en dos y sacrificada junto a un guerrero y un niño.
Incluso algunos cerdos fueron ofrendados, no comidos.
El sitio arqueológico de Zultépec-Tecoaque, donde se han localizado más de 36.000 piezas y restos óseos, es el testimonio de la que se considera una de las mayores derrotas de los conquistadores ordenada en venganza por una matanza del subalterno de Cortés en Tenochtitlán. Un año después este territorio fue asolado por los españoles que vengaron así la captura de la caravana.
Tecoaque significa “Donde se los comieron”