Las 6 LECCIONES del 1D: Los protagonistas revisan con un sentido crítico aquél sábado de protestas

08/04/2013 - 12:02 am

Las protestas en el Distrito Federal ocurridas el 1 de diciembre con motivo de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como Presidente de la República, dejaron a la sociedad organizada lecciones sobre su participación política y la movilización ciudadana. En voz de sus protagonistas –estudiantes, abogados y detenidos–, ese sábado les reafirmó la importancia de documentar los operativos policiales; les enseñó que es indispensable entender el contexto del enojo social antes de salir a las calles, fortalecer la solidaridad y la defensa, y sobre todo, mantener el aliento a largo plazo.

Lección 1
Apuntar, disparar, distribuir

En el momento de los enfrentamientos del 1 de diciembre, el instinto de los jóvenes de organizaciones como #Yosoy132 y otros independientes hizo que apuntaran sus cámaras y celulares hacia las detenciones que realizaban policías capitalinos, y documentaran las detenciones, más tarde reconocidas como arbitrarias por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

“Gracias a esas decenas de videos y fotografías que circularon en las redes pudimos comprobar las detenciones arbitrarias y sacar a nuestros compañeros de la prisión”, narra Alfredo Lecona, uno de los voceros del Movimiento universitario. “Esas imágenes fueron nuestra garantía para obtener la libertad”.

La policía capitalina detuvo en un inicio a casi 100 personas. De ellas, a 69 se les inició un proceso judicial por “ataques a la paz pública” y fueron  recluidos en prisión. A la semana, 56 fueron liberados por falta de pruebas y 14 permanecieron detenidos durante 25 días en total. Luego fueron puestos libres bajo fianza y aun permanecen bajo proceso.

Si bien ese instinto de documentar las manifestaciones, asambleas y protestas es algo que ha caracterizado al Movimiento desde que surgió en mayo del año 2012, el enfrentamiento del 1 de diciembre les dejó la lección de sistematizar el trabajo.

“Antes lo hacíamos de manera instintiva porque tenemos los celulares o porque muchos compañeros se dedican a hacer videos. Era nuestra forma de pasar el cerco noticioso, pero ahora debemos hacerlo de una manera más metodológica”, agrega Alfredo.

Y se explica: el Movimiento comprendió que durante las movilizaciones la documentación de los operativos deberá ser estratégica, registrar panorámicas que permitan conocer la dinámica de los movimientos de las fuerzas del orden, aprender a ubicar puntos de conflicto para grabar, detectar cámaras de seguridad pública en los lugares donde haya agresiones y tratar de grabar a los responsables directivos y ejecutores de los operativos.

“Tenemos aún muchas cosas qué aprender sobre la documentación, pero lo que quedó claro es que estamos vigilantes de las acciones del gobierno, la arbitrariedad y el autoritarismo no serán tan fáciles de mantener”, considera Alfredo.

Uriel Sandoval. Foto: Daniela Rea
Uriel Sandoval. Foto: Daniela Rea

Lección 2
Leer el contexto antes de protestar

Carlos Brito, estudiante egresado del Tecnológico de Monterrey e integrante de #Yosoy132, sintió que perdieron la batalla ese 1 de diciembre cuando, al llegar al Centro de la Ciudad de México, escuchó las sirenas de patrullas y ambulancias y supo por las redes sociales de los heridos y los enfrentamientos en la avenida Juárez.

Desde temprana hora de ese día presintió que las cosas no irían bien. Había al menos 3 convocatorias de #Yosoy132, Acampada Revolución y la CNTE para salir a las calles a manifestarse y no quedaba claro quién era responsable de la logística o la seguridad.

“La situación era muy confusa, no había espacio para saber quién sí y quien no pertenecía a tal o cual organización, cada quien actuaba por su parte, los pacíficos y los que preferían la confrontación. Al final, las cosas se salieron de control”, recuerda Brito.

El saldo fueron 2 heridos de gravedad –Uriel Sandoval que perdió el ojo derecho y Juan Francisco KuyKendall quien sufrió una lesión cerebral y duró poco más de un mes en coma inducido–, casi 100 detenidos y daños por mil 127 millones de pesos según cifras de la Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México.

Esa falta de previsión, considera Brito, provocó que la manifestación llamada a ser pacífica terminara en enfrentamientos con la policía capitalina y federal, y se criminalizara al movimiento estudiantil por los destrozos.

Como él, Alfredo Lecona, uno de los voceros del Movimiento y estudiante de la Universidad del Valle de México, lamenta que esos hechos los obligaran a canalizar sus fuerzas a exigir la liberación de los presos, dejando de lado la agenda que motivó a la organización.

“Tiene que hacerse un análisis de la fuerza de convocatoria y dotar de contenido a cada acción que se ejecuta, asegurar que se mantenga el carácter pacífico de las movilizaciones. La manifestación del 1 de diciembre nos sobrepasó como Movimiento, detuvieron a compañeros, nos replegaron a la defensa de los presos y descuidamos nuestra agenda”, reflexiona Lecona.

Aprender a leer a los movimientos sociales, coinciden los dos estudiantes, es una de las lecciones de ese sábado 1 de diciembre para evitar que su actuar público y político se desborde o pierda objetivo.

El abogado defensor de derechos humanos, Jesús Robles Maloof, detalla que ese “leer los movimientos” implica identificar a los grupos que salen a manifestarse, sus medios de protesta, de reivindicación, las posibilidades de éxito y a partir de eso, determinar hacia dónde se debe trasladar su actuar

“Nuestro objetivo no es defendernos, sacar presos. Nuestro objetivo es cuestionar al sistema. Si vamos a convocar a una acción de resistencia, debemos saber y prever que lo que pase en la calle nos cambiará el sentido de orientación del movimiento”, agrega.

Robles Maloof. Foto: Daniela Rea
Robles Maloof. Foto: Daniela Rea

Lección 3
Diversificar las formas de lucha

Uriel Sandoval mantiene el estado de ánimo alegre y combativo pese a haber perdido el ojo derecho durante la manifestación contra la toma de posesión de Enrique Peña Nieto el 1 de diciembre.

“Nos faltó analizar qué podíamos hacer, cómo canalizar esa fuerza social, organización. Éramos muchísimos pero no supimos enfocar el descontento en una buena organización”, dice el joven de 22 años y estudiante de la licenciatura en Medio Ambiente en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Él, como varios de los ciudadanos que salieron a protestar, no forman parte del Movimiento #Yosoy132 o de otras organizaciones presentes como el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco y Acampada Revolución, pero a lo largo de sus años de estudiante han participado en movimientos sociales y se considera un joven “de izquierda”, parte del Consejo Estudiantil de Lucha de la UACM.

Uriel Sandoval reconoce que hay formas caducas de movilización social. La marcha, dice, sirve para protestar y ejercer una forma de presión, pero, ¿fue la mejor forma de manifestarse para evitar la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia?, cuestiona.

“Debemos tener claro cuál es nuestro interés y organizarnos en torno a ello, si no lo hacemos nos irá muy mal. Necesitamos madurar políticamente, trabajar a largo plazo porque el trabajo coyuntural ha sido muy desgastante”, apunta.

Lección 4
Fortalecer el mensaje: solidaridad

Desde que salió de prisión, Claudia Trejo, ingeniera por la UNAM y profesora adjunta en la facultad de Economía, ha descubierto poco a poco la solidaridad que se tejió alrededor de los detenidos del llamado 1D.

Presa en Santa Martha sabía que su familia hacía lo imposible por comprobar su inocencia, pero no que cientos de personas desconocidas pedían su liberación.

Ella fue liberada en el primer grupo con otros 54 compañeros, el domingo 9 de diciembre. Hasta entonces se enteró del campamento afuera del Reclusorio Norte, que en las redes sociales cientos de jóvenes se asumieron bajo el hashtag “#todossomospresos, que había abogados respaldando a todos los detenidos.

“Solidaridad fue el mensaje que nos dieron a los que estuvimos presos, fue fundamental para que nos sacaran de prisión, y al gobierno le dimos la lección de que estamos unidos. Conforme pasan los días me doy cuenta que había gente que no me conocía que igual pedía nuestra libertad”, dice aún emocionada.

Fue precisamente la solidaridad la que llevó a varios de los ciudadanos a ser acusados. Jorge Romero, trabajador de la SSP capitalina en el área de Monitoreo, fue detenido por defender a un grupo de jóvenes que eran acosados; el profesor de primaria Enrique Rosales fue detenido por llegar a defender a Jorge. Así se conocieron y se hicieron amigos en prisión durante los 25 días que permanecieron presos.

Jessica Reyna, parte de los jóvenes liberados en el primer grupo, considera que pese a las detenciones la sociedad no puede dejarse intimidar.

“El mensaje que leemos del gobierno tanto capitalino como federal es ‘si protestas, te detengo’ con el afán de apagar la protesta social o cualquier indicio de inconformidad de la ciudadanía. No podemos dejarnos intimidar”, dice la joven estudiante de la Universidad Autónoma de Chapingo.

El Frente de Familiares. Foto: Daniela Rea
El Frente de Familiares. Foto: Daniela Rea

Lección 5
Defender y liberar

Eran cerca de las 10 de la noche del sábado 1 de diciembre afuera de la Agencia 50 del Ministerio Público del DF. En la entrada, decenas de estudiantes y familiares de los detenidos por los disturbios se aglomeraba, con ellos algunos abogados llegaban a defender a amigos.

El abogado Jesús Robles Maloof recuerda la escena con emoción. En la entrada, comenzaron a platicar entre ellos: Y tú, ¿a quién vienes a defender? Los nombres comenzaron a circular de boca en boca, luego alguien comenzó a hacer una lista. En total eran 96 detenidos y unos 25 abogados, unas 60 personas no tenían quién los representara porque no tenían familiares en la ciudad o no tenían dinero para pagar uno.

Juan de Dios Hernández Monge, quien había defendido a los presos de Atenco, lanzó el llamado de solidaridad para ayudar a los detenidos sin defensa. “Vamos todos a asumirla entre todos”, dijo, según recuerda Robles Maloof. Y envueltos en la misma sintonía, el resto asintió. Luego siguieron las órdenes a los papás y amigos: traigan fotos, videos, cartas de recomendación, documentos que avalen a los chavos.

El grupo de 25 abogados está conformado por quienes han trabajado la defensa de causas sociales como Juan de Dios Hernández o David Peña, pero también quienes siempre habían sido abogados de casos particulares.

Al día siguiente, el domingo, se sumaron abogados expertos en conflictos sociales de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos como David Peña y Karla Michell; de Cauce Ciudadano, como Armando Barrera; y del Centro de Derechos Humanos Ceferino Ladrillero, Lizbeth Lugo.

Para el lunes, ya eran la Liga de Abogados 1D.

En un principio, recuerda David Peña, quien a lo largo de su trayectoria ha asesorado a madres de jóvenes asesinadas en Ciudad Juárez, se propuso una coordinación básica: unos se encargarían de medios, otros de dar información a familiares, otros del proceso judicial y otros del legislativo. Ahora, sobrevive el grupo con la mitad de abogados.

Hasta ahora, mientras continúa el proceso judicial en la Agencia 50 de la Procuraduría Capitalina, el grupo se reúne algunas veces por semana, ya sea en cafés, despachos u oficinas de ONG.

Sobre el futuro de la Liga, hay diferencias.

“Nos unió un sentimiento básico de rechazo a la injusticia y decidimos formar la Liga de Abogados 1D, la idea es que se conforme un grupo que se mantenga más allá de esta coyuntura”, señala Robles Maloof.

“La liga es un movimiento coyuntural, nuestro enfoque está en lograr la libertad total de los jóvenes, no sabemos qué pasará cuando termine el caso, hay quienes proponen seguir trabajando juntos, pero quizá es complicado por la diversidad de estrategias que manejamos. Es algo que veremos en su momento”, explica Peña.

Los estudiantes detenidos: Claudia Trejo, Jessica Reyna, Daniel Esquivel y Ángel Peralta. Foto: Daniela Rea
Los estudiantes detenidos: Claudia Trejo, Jessica Reyna, Daniel Esquivel y Ángel Peralta. Foto: Daniela Rea

Lección 6
Aliento para el largo plazo

Alejandra Cartagena sabe que las luchas son a largo plazo. Abogada e hija de padres desaparecidos durante la Guerra Sucia, asumió la defensa de los estudiantes y ciudadanos acusados de las protestas del 1 de diciembre en Guadalajara.

En esa ciudad 25 personas fueron detenidas y acusadas de diversos delitos como lesiones, daño a la propiedad privada (contra el PRI, Televisa y patrullas de la Policía Municipal) asociación delictuosa en pandilla, resistencia a particulares. Libres bajo caución, deben firmar cada 15 días.

“Los chavos están libres bajo caución, pero no están libres, se llevarán un proceso judicial largo, de 1 o 2 años, habrá desgaste, nos quedaremos solos y no lo podemos permitir”, señala.

“#Yosoy132 hizo muy bien su chamba, se organizaron para tener la lista de los detenidos, para juntar la fianza. Nos queda la lección de unidad y sobre todo de perseverancia y constancia porque el 1 de diciembre fueron 25 detenidos (en Guadalajara), mañana no sabemos. El PRI nos dejó claro cuál será su estrategia y debemos cuidar el desgaste ciudadano”, reflexiona sobre el actuar del gobierno estatal.

Incluso en el Distrito Federal los 14 jóvenes que salieron de prisión con la modificación del artículo 362 del Código Penal -el cual condena los ataques a la paz pública y tiene una sanción que bajó de hasta 30 años a un máximo de 7 años-,  seguirán bajo proceso judicial.

“El camino que sigue es largo. Si ellos (autoridades capitalinas y de Jalisco) le apuestan al desgaste, nosotros le debemos apostar a la perseverancia”, advierte esta abogada.

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