México

“Nos tenemos a nosotras"

CRÓNICA | Miles de mujeres pintan de morado la CDMX y desahogan su dolor y rabia

08/03/2022 - 10:02 pm

Entre humo verde y morado, banderas y tambores, mujeres madres condujeron de la mano a sus hijas pequeñas en la protesta. Otras lo hicieron por primera vez y vivieron con paz la catarsis ante las diferentes violencias. Unas más sacaron su rabia ante las agresiones con las que tienen que vivir todos los días ellas y sus hermanas.

Ciudad de México, 8 de marzo (SinEmbargo).- Miles de niñas, adolescentes, adultas y adultas mayores pintaron de morado la Ciudad de México y desahogaron su dolor y rabia este 8 de marzo por la violencia de género que viven a diario y también para que sus hijas aprendan a alzar la voz desde pequeñas.

Aunque menos violenta que otros años, los vidrios rotos, las paredes y vallas pintadas y las bombas molotov reventadas durante la manifestación de este martes sólo reflejaron una parte de la violencia enfrentada por las miles de presentes por parte del patriarcado.

Acoso o masturbaciones en transporte público, miedo de caminar en la noche, miradas lascivas si usas vestido, tocamientos, abuso sexual, golpes, amenazas, desaparición, feminicidio… Las afrentas se cuentan por montones y todas fueron repudiadas en la manifestación.

La señora Lía, al término de la protesta, se paró frente al Palacio Nacional cargando la lona donde denuncia la desaparición hace ocho meses de su hermana sorda Isabel. Le inquieta pensarla en la calle con el peligro de que la atropellen o le hagan daño sin que ella pueda defenderse o pedir ayuda.

La señora Lía busca a su hermana Isabel. Foto: Dulce Olvera, SinEmbargo.

“Antes de eso veía mal estas cosas, criticaba, me quejaba por el tráfico. Pero cuando estás en esta situación, las entiendes”, dijo mientras a unos metros mujeres encapuchadas lanzaban gases hacia la puerta del recinto presidencial y golpeaban con martillos las vallas protectoras que mostraban rostros de víctimas de feminicidio y desaparición.

“No me da miedo —agregó entre gases y leves llamas—, me da más miedo no encontrar a mi hermana o que desaparezca un familiar más”.

La última vez que vio a su hermana fue en Jardines de Chalco, Estado de México, una de las entidades más peligrosas para ser mujer.

“No sé qué le habrán hecho o por qué haya desaparecido”, agregó ya llorando. “Lo único que quiero es encontrarla”.

Lía afirmó que durante la marcha, cuyo contingente mayor se desplazó de la Victoria Alada al Zócalo de la CDMX, sintió compañerismo y, sobre todo, pudo desahogarse sin ser juzgada, al contrario, caminó entre personas que comparten dolores similares, víctimas también de golpes, gritos, violaciones, amenazas, hijas o hermanas asesinadas…

“Me voy sin saber cómo encontrarla, pero me sirvió para desahogarme un poco. Conocidos te ven llorar y se dan la vuelta. Aquí -compartió- en lo que vas con todas las que marchan puedes llorar sin que nadie te juzgue; gritas si quieres gritar -agregó entre gritos de manifestantes-. Me sirvió para desahogarme”.

Si su hermana Isabel está viva, se pregunta, ¿cómo será su vida en la calle?

Las afrentas se cuentan por montones y todas fueron repudiadas en la manifestación. Foto: Romina Gándara, SinEmbargo.

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Entre humo verde y morado, banderas y tambores, mujeres madres condujeron de la mano a sus hijas pequeñas en la protesta.

Laura vino acompañada de su hija Salma de 3 años para que en su primera marcha absorbiera la “energía de lucha” para cuando crezca. Uniformadas con chamarras de jeans, vinieron de Ecatepec, el municipio mexiquense con altos índices de feminicidio.

“Nos tenemos entre nosotras. Exigimos justicia y seguridad. Aquí hay muchos policías, pero no están donde deberían”, comentó.

Durante la manifestación en la capital del país, diversas filas de policías mujeres con escudos caminaron lateralmente, vigilando los episodios aislados que se registraron de vidrios rotos, pintas y gases.

Ivonne, por su parte, cargó durante la caminata una cartulina con la leyenda: “Soy la madre del hijo que jamás tocará a tu hija”.

Ivonne explicó que además de salir a alzar la voz por primera vez en una marcha 8M, desde casa se deben criar a aliados. Foto: Dulce Olvera, SinEmbargo.

La joven madre explicó que además de salir a alzar la voz por primera vez en una marcha 8M, desde casa se deben criar a aliados.

“Así como quiero que mi niña defienda sus derechos, también que mi hijo aprenda a respetar a las mujeres y sepa que no se tocan”, dijo.

Sandra, de 35 años, empujaba a sus hijas en carriola. “Que se acostumbren a no dejarse de la violencia contra ellas”, afirmó.

Entre humo verde y morado, banderas y tambores, las mujeres se manifestaron este martes. Foto: Romina Gándara, SinEmbargo.

Por la tarde, a lado del Ángel de la Independencia cercado, una mujer con un vestido blanco largo hasta el suelo, pintado con huellas moradas, cargaba la bandera de México y, entre música de La llorona, dijo rendir memoria para las mártires que iniciaron el camino hacia nuestra libertad.

Ya en el atardecer, las manifestantes reposaban en la plancha del Zócalo después de exigir hasta los gritos, y en una sola voz, justicia por las que ya no están y un alto a la violencia para las que sobrevivimos.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
en Sinembargo al Aire

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