En los últimos años, derivado de las luchas en América Latina, el pañuelo verde se convirtió en un ícono de la lucha de las mujeres por sus derechos, en este caso, el derecho a decidir sobre su propio cuerpo, legalizar el aborto y exigir educación sexual. En el caso de México, las pioneras en esta batalla fueron un grupo de mujeres que se atrevió a hablar del tema y no sólo eso, lo hicieron en un estado donde decir en voz alta la palabra “aborto” era y es mal visto. Ellas llevan 20 años realizando trabajo de acompañamiento a mujeres de todas las edades. Son Las Libres.
Ciudad de México, 8 de marzo (SinEmbargo).- En el transporte público o en la calle es común ver pañuelos verdes amarrados a las mochilas de las mujeres. Es un símbolo importante en la lucha de las mujeres y del feminismo porque representa la batalla por la despenalización del aborto.
El pañuelo verde y lo que representa atraviesan hoy por una buena racha de popularidad y aprobación, pero no es así en todos lados ni ha sido así siempre.
En la Ciudad de México portar el pañuelo puede traerte sonrisas de otras simpatizantes, pero no ocurre lo mismo en todos lados.
En el año 2000, en Guanajuato, una entidad conservadora de la zona del Bajío, un grupo de mujeres decidió plantarse ante las autoridades para exigir el derecho a decidir sobre sus cuerpos.
Las Libres, desde entonces, dan acompañamiento a niñas, adolescentes y mujeres adultas en varios ámbitos, que van desde la interrupción del embarazo y el asesoramiento en casos de violencia doméstica.
Las tacharon de locas por iniciar esa batalla en ese estado, pero ellas respondieron que les asiste la razón.
La lucha inició cuando Vicente Fox —un político que borró la línea divisoria entre el Estado y la Iglesia— como Gobernador de Guanajuato, quiso echar abajo los pocos avances que se tenían en materia de aborto, ya que cuando estaba permitido interrumpir el embarazo en casos de violación, él tuvo la intención de encarcelar a las mujeres víctimas que se atrevieran a abortar.
Ahí estuvieron Las Libres y lo frenaron.
SinEmbargo platicó con Verónica Cruz Sánchez, fundadora de esta asociación civil. Nos habló de la convicción y de la acción que deben ir de la mano.
LA PROVOCACIÓN DE LAS LIBRES
—¿Cómo es que usted entra en el activismo y cómo es que inician esta lucha en la que incluso decir la palabra “aborto” en voz alta significaba un reto?
—Comencé muy joven. Llevo tres décadas luchando y trabajando por los derechos humanos de las niñas y las mujeres en particular y de todas las personas por supuesto, pero Las Libres somos una organización feminista dedicada y focalizada en el estado de Guanajuato para hacer avanzar la garantía del derecho a una vida libre de violencia, los derechos sexuales y reproductivos de niñas, adolescentes y mujeres.
—¿En estos años han visto un cambio entre la población, más aceptación del trabajo que hacen o más impacto en otras generaciones?
Fundamos Las Libres en el año 2000 y justo en Guanajuato, porque además de ser guanajuatenses queríamos luchar por nuestros derechos y por los de las guanajuatenses. Queríamos provocar a la población.
En esa época le daba mucho miedo a la población y a las autoridades hablar de feminismo, de los derechos de las mujeres; ocurría en todo el país pero de manera muy focalizada acá por nuestra propia historia territorial del Bajío.
Había pura política “familista” entendida como aquella en la que se piensa que las mujeres tienen que estar sólo en el espacio doméstico y sólo ese les pertenece, y toda la política pública y todas las leyes estaban armonizadas para eso: para que las mujeres siguieran haciendo trabajo gratuito de cuidados, el reproductivo y no participar en la política.
Las Libres surgimos justo de un escándalo con el tema de aborto en Guanajuato el 3 de agosto del 2000, cuando Fox era Gobernador de Guanajuato y luego Presidente de la República.
Ellos creían que la gente –y así lo decían– les dio un cheque en blanco y que entonces ellos podían hacer lo que quisieran. Empiezan con Guanajuato y ahí solo existe en el Código Penal la causal de violación, es decir, solamente las mujeres víctimas de violación tienen derecho a aborto legal en caso de violación.
En ese momento, el PAN dice que no, que las mujeres víctimas de violación ya no van a tener ese derecho, saca del Código Penal esa excluyente de responsabilidad y agregan que las mujeres, si intentan hacerse un aborto después de una violación, ellas van a ir a la cárcel hasta por 8 años. Así irrumpen Las Libres en el ámbito público con manifestaciones impresionantes que duraron un mes. Tomamos todas las dependencias públicas que tenían que ver con esa reforma y toda esa movilización social generó una gran indignación social y eso hizo que esa ley vetara y se regresara al Código Penal la causal de violación.
Las Libres nos comprometimos a buscar a todas las niñas y mujeres víctimas de violación para garantizarles el aborto legal porque aunque fuera un derecho no estaba garantizado en los hospitales públicos. De acompañar a las niñas y mujeres víctimas de violación para que accedieran abortos legales gratuitos y seguros irrumpimos confrontando a la propia sociedad y al Gobierno con un tema que no le gustaba hablar y respondimos: “Ustedes pusieron el tema en la mesa, nosotras le vamos a seguir hasta lograr la despenalización total, la legalización y que se garantizan abortos para todas las mujeres”.
—Verónica, usted habla de provocar, poner el tema sobre la mesa, nombrar que las mujeres tienen derecho a decidir sobre su cuerpo y justo está el otro lado, la respuesta a esa provocación. Los que ahorita ya andan con el pañuelo azul también están muy bien organizados, son personas que salen a las calles y también se plantan para protestar. ¿Qué nos puede comentar de esa otra parte?
—Nosotras desde el año 2000 públicamente decimos que acompañamos abortos seguros porque nos asiste la razón. En el contexto internacional de los derechos humanos, el aborto es un derecho humano de las mujeres y los gobiernos sólo tienen que garantizarlo.
El haber confrontado y colocar en la palestra pública un tema tan difícil para la mayoría de la población por toda la ignorancia, mitos y estereotipos nos llevó a generar indignación y ganamos que la propia población nos proteja de los gobiernos del 2010 a la fecha, ya que después de haber logrado la liberación de nueve mujeres que estaban criminalizadas por aborto espontáneo con sentencias de 30 años, irrumpimos en el poder político, con estos muros infranqueables de los grupos antiderechos que creían que esas mujeres habían cometido delitos tan graves como matar a sus hijos cuando habían tenido abortos espontáneos producto de su mal gobierno y de no tener derechos a salud de educación, ser mujeres pobres, indígenas de área rural. Eso le costó al Gobierno del Estado.
Por supuesto, como todo el país, no tenemos políticas públicas efectivas que disminuyan la brecha de desigualdad, que eliminen la violencia, que se erradique la discriminación de género, pero sí hemos avanzado porque son logros para todas las mujeres y creo que eso a los gobiernos de Guanajuato a calado hondo. Cada escándalo que ellos han provocado es escándalo que hemos hecho público evidenciando todas las violencias. Hoy las mujeres, la mayoría de las mujeres, denuncia y creo que esa es la ganancia importante.
—¿Qué implica ser una mujer activista en Guanajuato?, ¿cuáles son los retos, los estigmas? ¿Con qué se lidia?
—Para mí ha sido un honor ser de Guanajuato, ser bien guanajuatense y luchar por las guanajuatenses. Siempre que iba en aquellos años a la Ciudad de México todo mundo me decía “¿qué haces allá?”. Y yo digo, la Ciudad de México no es el paraíso, todo el territorio, todo el planeta tenemos los mismos problemas relativos a las mujeres, unos más otros menos se atienden de diferente manera, pero tenemos los mismos problemas.
Qué fácil es venir a luchar a la “Ciudad de los derechos” cuando donde hay que luchar es en los territorios donde hay más problemas porque hay más atraso, menos calidad educativa, menos recursos, menos acceso a todo.
Yo decidí luchar por las niñas y Las Libres, así nos fundamos. Decidimos donarle nuestro trabajo a las niñas y a las mujeres que más lo necesitaban y en nuestra perspectiva son las niñas y las mujeres de zonas urbanas populares marginadas, de comunidades rurales, de comunidades indígenas. Por eso Las Libres nunca le cobran nada a nadie, porque nosotras tenemos recursos de conocimiento, de movilidad, de recursos económicos.
—Háblenos de cómo realizar el acompañamiento a niñas, porque si hablamos de niñas que necesitan abortar se trata de niñas que fueron abusadas sexualmente. ¿Cuál es su trabajo con ellas?
—En este país, de cada diez niñas seis son abusadas sexualmente en sus propias casas. En Guanajuato no es diferente. A la gran mayoría de niñas las acompañamos para que conozcan sus derechos y si viven situaciones de violencia primero prevenir; las acompañamos educándolas para que conozcan su cuerpo, les brindamos educación sexual para que sepan qué hacer y si existe la violencia o abuso sexual en las casas, nosotras acompañamos a las niñas para que salgan.
Después de un buen acompañamiento, esa niña, esa adolescente, esa mujer acompañará a otras, les dirá sus derechos y le enseñará el caminito. Siempre cuando uno toma conciencia sigue movilizándose y lucha por las otras y eso hacemos Las Libres: nos acompañamos individualmente para fortalecer redes familiares comunitarias para que salgan de las situaciones de violencia.
Nuestro acompañamiento es integral a víctimas de violencia de género, niñas y mujeres adolescentes, violencia sexual, feminicidio, violencia de pareja que es la más cotidiana y en el tema de aborto acompañamos a niñas y mujeres.
Efectivamente, la mayoría de las niñas que están embarazadas en este país es producto de violencia sexual en la casa, entonces las acompañamos para que accedan a abortos seguros en casa sin supervisión médica o al hospital si así lo deciden. Y lo hacemos sobre todo para exigirle al Estado la garantía de ese derecho.
—¿Ven un avance en cuanto a las leyes y a la mentalidad de las autoridades sobre cómo responder a estos casos? Tomando ya también como referencia el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que nos dio esperanza para que cambiara a nivel nacional este tema.
—Para Las Libres, del año 2000 al 2010 fue clarísimo como el Gobierno del Estado y las autoridades que lo conformaban nos odiaban. Ahora nos tienen respeto porque es una gran trayectoria y un gran trabajo el que hemos hecho. Los gobiernos siempre le apuestan a que “estas locas se van a cansar” o que toda la gente tiene un precio. Cuando ven que eso no sucede pues tienen que resolver los problemas de fondo.
Pero eso se ganó, porque somos una organización atípica que tenemos mucha autonomía en todos sentidos, el hecho de que ninguna de nosotras participe en un partido político porque realmente nos interesa el poder de las mujeres, la autonomía de las mujeres y organizarnos para disputar el poder-poder no un puesto, sino el poder-poder: el poder político, el poder económico, el poder social en todos los aspectos de la vida.
—Nos ha quedado claro con todo lo que nos ha comentado que son pioneras en la irreverencia, en la rebeldía, en nombrar las cosas como son. ¿Qué se siente a ver ahora a cientos de mujeres de todas las edades con un pañuelo verde hablando en voz alta del derecho a interrumpir el embarazo?
—Yo no me quiero morir. Me gusta la vida. Me encanta mi vida, pero si algo entiendo de ese otro mundo, es que una se quiere morir habiendo dejado huella y yo cada vez que veo eso, digo, valió toda mi vida, valió la pena. Ahí está la transformación.
Por supuesto todavía no logramos todo lo que todas las mujeres deberíamos vivir solo porque somos personas, entonces todos los días de mi vida, seguiré luchando para que todos los días en mi vida cuenten.
El Código Penal del Estado de Guanajuato establece penas de hasta tres años de prisión a la mujer que “provoque o consienta su aborto” y es uno de los 26 estados donde aún no se garantiza este derecho. Sin embargo, el 7 de septiembre de 2021 los 11 ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió un fallo que obliga a los jueces de todo el país a no iniciar ningún proceso penal contra las mujeres que abortan.