Mientras que los datos de una inflación en la meta del Banxico y los altos niveles de la confianza del consumidor arrojan buenas expectativas en estos primeros 100 días del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, algunas decisiones que ha tomado él y su partido (Morena) hacen que inversionistas y agencias calificadoras mantengan cierta cautela sobre lo que será su sexenio.
Ciudad de México, 8 de marzo (SinEmbargo).– El Presidente Andrés Manuel López Obrador llega a sus primeros 100 días de Gobierno con “claroscuros” en materia económica. Mientras los datos de una inflación en la meta del Banxico y los altos niveles de la confianza del consumidor arrojan buenas expectativas, las dudas surgen cuando desde el Ejecutivo y Legislativo se toman decisiones como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) o algunas iniciativas que hacen ruido en los mercados y ponen en alerta a bancos, organismos y agencias calificadoras.
Así lo ven analistas del CI BANCO y Banco Base, quienes consideraron que estos primeros tres meses no son un mal inicio de gobierno, tomando en cuenta otros sexenios, el contexto internacional y que la actual administración ha implementado una serie de cambios que a los mercados aún no les queda claro el rumbo que tomarán.
“En estos tres meses de gobierno hemos visto claroscuros, es un cambio fuerte, hay cambios de programas, de políticas y estos cambios han generado reacciones buenas y malas. Es muy temprano para evaluarlas correctamente”, afirmó Jorge Gordillo Arias, director de análisis económico de CI Banco.
López Obrador asumió la Presidencia el 1 de diciembre de 2018 tras lograr una victoria arrolladora en unos comicios donde obtuvo más del 53 por ciento de los votos. Con una popularidad de más del 70 por ciento, el próximo 10 de marzo cumplirá 100 días en el poder abanderando lo que él llama “la cuarta transformación” del país, luego de la independencia mexicana de España, las reformas liberales que acabaron con el dominio de la Iglesia en 1850 y la Revolución (1910-1917).
Su lucha en contra de la corrupción y la puesta en marcha de programas sociales en favor de los más necesitados del país han hecho que todavía mantenga la “luna de miel” con los mexicanos, quienes tienen altas expectativas del tabasqueño, al menos así lo revelan las últimas encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en febrero en los 48.8 puntos, un nivel que no se había alcanzado desde el 2001, año en que se comenzó a realizar dicha medición. Con este avance, el ICC sumó 7.4 puntos en los últimos tres meses.
El indicador registró un avance mensual de 2.3 por ciento y también aumentaron las cifras en los cinco rubros que lo componen durante el segundo mes de 2019: la situación económica esperada del hogar dentro de doce meses; la situación económica presente del país respecto a la de hace un año; la situación económica del país dentro de doce meses; qué tan propicio es el momento actual para la adquisición de bienes de consumo duradero, y las posibilidades de los integrantes del hogar para realizar compras.
Jonathan Heath, subgobernador del Banxico, destacó en su cuenta de Twitter este máximo histórico del ICC no visto desde abril de 2001. De acuerdo con el economista, la percepción futura del consumidor frente a la situación económica nacional y de los hogares motiva el optimismo en sus respuestas, llegando también a máximos en tres de los cinco rubros que lo componen.
Dos extremos opuestos: la confianza del consumidor en su mínimo histórico después del gasolinazo de enero de 2017; y ahora su máximo histórico en febrero de 2019, después de haber avanzado 11.8 puntos a partir de la victoria de AMLO de hace ocho meses en julio de 2018. pic.twitter.com/WhN9qRrRAI
— Jonathan Heath (@JonathanHeath54) 5 de marzo de 2019
“La confianza del consumidor al mes de febrero se ubicó en 48.81 puntos, máximo histórico. Lo que hizo que subiera es la percepción, la gente esté dispuesta a gastar más en este momento y eso nos dice que hay optimismo con respecto al futuro”, explicó a SinEmbargo Jesús López, gerente de análisis económico de Banco Base. “La gente está esperando resultados de la administración entrante, independientemente de la opinión de los mercados. La población está viendo como favorable (al Presidente) y eso contribuye con el optimismo en ese indicador”.
En el mismo sentido opinó Jorge Gordillo Arias, quien afirmó que el tema de la confianza del consumidor se debe en buena medida a que la gente votó por un cambio y tiene un sentimiento de esperanza de que va a ser mejor que antes. Sin embargo, advirtió que este sentimiento puede revertirse si las personas no logran ver realmente algo diferente: “Sobre todo en esa pregunta de ¿cómo ves la economía en un año?, el sentimiento de la gente parece positivo. Pasó algo similar con (Vicente) Fox cuando ganó las elecciones y la confianza se fue hacia arriba y conforme pasó el sexenio se evaluó diferente”.
El doctor Antonio Salazar Campos, profesor investigador en el área económico financiero del sector privado, señaló que el consumidor está modificando su patrón de compra por medio de las expectativas. “En la ciencia económica la teoría de las expectativas influyen sobre nuestras decisiones diarias. Las expectativas actuales de la economía son positivas para poder realizar compras porque existe la expectativa de bienestar, de que todo irá bien, por lo tanto, lo que compre hoy podré pagarlo en el futuro dado que mi ingreso puede ser estable o aumentar en el mediano plazo”.
“En la región del Istmo sí hay un cambio en el comportamiento de compra en las taquerías, restaurantes, compras en centros comerciales, cines y línea blanca, por lo que el consumidor impulsa la demanda y con ello la cadena de valor se fortalece”, ejemplificó.
Otro tema positivo en estos 100 días de gobierno es la inflación. En febrero, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una disminución de 0.03 por ciento y la tasa anual se ubicó en 3.94 por ciento, su nivel más bajo desde la segunda quincena de diciembre del 2016, cuando fue de 3.24 por ciento.
Con este dato, la inflación regresó a la meta del Banco de México, que es de 3 por ciento +/- 1 punto porcentual. Desde enero de 2017 el aumento en los precios había rebasado dicha meta.
“No es un mal inicio (de gobierno), hay cosas buenas, la inflación ha dado sorpresas, esperábamos un rebote en la inflación y que costara bajarla, pero ya está por debajo del 4 por ciento, aunque todavía no se ha salvado”, consideró Gordillo Arias del CI Banco.
Jesús López, de Banco Base, explicó la baja en la inflación se debió principalmente al componente no subyacente (precios volátiles como agropecuarios y tarifas energéticas) que ha contribuido a esa tendencia. “En el mes de febrero sí hubo un repunte en los precios de energéticos, pero en sí en la primera parte de diciembre y enero hubo disminuciones en la gasolina, esto en parte por políticas y homologación de algunos precios en la frontera con Estados Unidos”.
MERCADOS CON SEÑALES MIXTAS
En el inicio de la administración federal los mercados han tendido altibajos, impulsados por factores internos y externos. Por ejemplo, en los dos primeros meses del sexenio (diciembre de 2018 y enero 2019), el peso acumuló una ganancia de 6.47 por ciento, de acuerdo con datos del Banxico. Sin embargo, la divisa sufrió una caída de 0.78 por ciento o 15 centavos frente al dólar durante febrero para cotizar en 19.28 por dólar.
Este viernes, último día hábil para los mercados y previo a que se cumplan los primeros 100 días del gobierno de López Obrador, la moneda mexicana cerró con una apreciación de 4.72 por ciento.
En lo que va de marzo, el dólar spot ha fluctuado entre los 19.33 y 19.60 unidades, mientras que en bancos alcanzó los 19.95 pesos, un nivel no visto desde el 3 de enero, debido principalmente a un contexto global del dólar y ante la persistencia de señales de una próxima desaceleración económica.
El peso perdió el impulso que durante diciembre y enero mostraban los mercados ante la administración de Andrés Manuel López Obrador y fue afectado también por sucesos internos como la rebaja de calificación a Petróleos Mexicanos (Pemex) por parte de la agencia Fitch Ratings y los recortes a los pronósticos de crecimiento para la economía mexicana por parte de diversas instituciones financieras, incluyendo al Banco de México.
El Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), por su parte, sumó en enero una ganancia de casi 5.6 por ciento, siendo el primer saldo mensual positivo para el selectivo mexicano desde julio de 2018 y se convirtió en su mejor arranque de año desde 2006. Sin embargo, terminó febrero con una pérdida mayor al 2 por ciento y continuó en negativo en marzo.
Afectado por el clima de incertidumbre que prevalece tanto en el ámbito internacional (ante la posibilidad de un menor crecimiento económico) y nacional (por las recientes rebajas a las perspectivas de las calificaciones de varias empresas), el IPC perdió el jueves 0.64 por ciento o 76.78 enteros para ubicarse en 41 mil 641.84 puntos, marcando su novena jornada en rojo, lo cual no ocurría desde enero de 2016 cuando llegó a ligar 10 días de pérdidas al hilo.
“El IPC de la BMV ha acumulado en estos tres meses de gobierno un avance en 0.48 por ciento, suena muy poco y es una recuperación muy débil porque si tomamos en cuenta a finales de junio, antes de las elecciones, estaba en un nivel de 47 mil 663 puntos”, indicó Jesús López, gerente de análisis económico de Banco Base. “Del día antes de las elecciones hasta la fecha en que tomó posesión el Gobierno, el IPC tuvo una caída de 12.44 por ciento, principalmente por la incertidumbre y el tema de la cancelación del NAIM e iniciativas que hicieron ruido y causaron efectos en las emisoras de grupos aeroportuarios, bancos y mineras”.
EXPECTATIVAS DE AGENCIAS
Las acciones que ha realizado López Obrador en estos tres meses de gobierno le han valido que la mayoría de los organismos y calificadoras rebajen sus perspectivas sobre México.
La calificadora HR Ratings modificó su estimación sobre el crecimiento económico de México para 2019, la cual bajó a 1.7 por ciento, contraria a la del 1.9 por ciento que tenía prevista. Lo mismo hizo el banco estadounidense Goldman Sachs, que bajó en 20 puntos base los pronósticos de crecimiento para México de 1.7 a 1.5 por ciento.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también corrigió a la baja las previsiones de México, con un crecimiento del 2 por ciento este año y del 2.3 por ciento el próximo, lo que supone en cada caso cinco décimas menos de lo indicado en noviembre de 2018.
El Fondo Monetario Internacional hizo lo propio y recortó sus previsiones de crecimiento para México al 2.1 por ciento para este año, cuatro décimas menos de lo previsto hace tres meses y al 2.2 por ciento en 2020, lo que supone un recorte de medio punto porcentual.
El Banco de México, por su parte, recortó su pronóstico de crecimiento para el país este año de un rango de 1.7 – 2.7 por ciento, a uno de 1.1 – 2.1 por ciento. Para 2020 también ajustó su previsión de un rango de entre 2 y 3 por ciento, a uno de entre 1.7 y 2.7 por ciento. En diciembre pasado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) redujo a 2.1 por ciento su proyección de crecimiento económico de México para 2019, desde una estimación previa de 2.3 por ciento.
A excepción de HR Ratings, las demás agencias han conservado la calificación de México y sólo han bajado sus perspectivas y las de las empresas del Estado.
Standard & Poor’s rebajó la perspectiva de la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) de estable a negativa, la misma que ya otorgó a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la nota soberana de México. Adicionalmente, la calificadora revisó a la baja la perspectiva de calificación a largo sobre 77 instituciones financieras mexicanas y de empresas como Coca-Cola Femsa o América Móvil, tras revisar a negativa la perspectiva del bono soberano.
En enero, la calificadora Fitch emitió una baja en las calificaciones predeterminadas de emisoras en moneda local y extranjera a largo plazo de Pemex de BBB+ a BBB-, la cual es la nota más baja posible dentro del grado de inversión. También bajó la calificación de largo plazo de la petrolera de “AA (mex)” de “AAA (mex)”.
La agencia Moody’s, que hasta el momento mantiene una calificación para México de A3, bajó las calificaciones de riesgo de contraparte (CRA) a corto y largo plazo de cuatro bancos mexicanos: Banorte, Santander, BBVA Bancomer y Citibanamex; sin que ello implique una reducción en sus respectivas calificaciones.
“Ahora las calificadoras han vuelto a poner un poco de ruido en los mercados que no es tampoco para exagerar, están dando su sentimiento sobre este cambio de rumbo que no se ve tan claro. Algunas calificadoras están esperando el año para ver si cambian la calificación”, destacó Gordillo Arias de Banco Base.
LOS RETOS DEL GOBIERNO
El gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador estima que la economía de México crecerá este 2019 entre 1.5 y 2.5 por ciento y prevé un tipo de cambio promedio de 20 pesos por dólar.
Algunos analistas como Jesús López, de Banco Base, consideraron que para que el Gobierno cumpla su meta de crecimiento tendrá que ajustar su gasto y “también va a tener que ser cuidadosos en la manera en la que apoyan a Pemex en los años siguientes”.
Jorge Gordillo Arias, de CI Banco, opinó que “el gobierno le está dando más prioridad en cumplir con algunas cosas que prometió en campaña, pero en algún momento va a tener que esforzarse por ver el crecimiento económico y generar confianza con empresarios e inversionistas”.
El especialista en economía, Antonio Salazar Campos, enlistó tres retos en materia económica para el nuevo gobierno: cambios en las tasas impositivas a empresas y contribuyentes; una revisión a impuestos de nómina e ISR y la revisión de cuotas obreros patronales.
“Estamos visualizando el nacimiento del ‘Milagro Mexicano 2.0’ que serían altas tasas de crecimiento, fortalecimiento del mercado nacional, la consolidación de la industria de las tecnologías, aumento de exportaciones, creación de nuevas empresas, un déficit público controlado, nuevos jugadores en monopolios claves, inversión extranjera, proyectos estratégicos que detonen el desarrollo regional, un consumidor cada vez más proactivo en sus compras y un gobierno más eficiente”, aseguró.