Ana estaba sentada junto con Sergio Armando cuando un comando entró a su casa en Nayarit y se lo llevó. En la búsqueda, enfermó de diabetes y perdió su empleo. El cuerpo del menor de sus hijos fue hallado en una de las tres fosas de Xalisco, de donde se exhumaron 33 cadáveres y solo el de Sergio ha sido identificado.
Hoy, la madre afirma que ya no quiere saber más de las autoridades: Sólo espera a que “la justicia divina” castigue a los responsables del asesinato, pues de la justicia mexicana desconfía.
Ciudad de México, 8 de febrero (SinEmbargo).- Ana comía con su hijo Sergio Armando cuando un comando irrumpió su casa y se lo llevó, el 28 de agosto de 2017 en Nayarit. No supo de él en meses. Lo buscó hasta que encontró su cuerpo en una de las tres fosas clandestinas de un predio en el municipio de Xalisco.
El pasado 16 de enero, una llamada anónima alertó que cerca de una plantación en el poblado el Pantanal había unas fosas clandestinas. En el lugar encontraron 33 cadáveres, la mayoría osamentas. Solo pocos cuerpos preservaban tejido de piel o de músculo, según detalló la Fiscalía General de Nayarit en su momento.
Sergio Armando estaba en una de esas fosas. Ha sido la única víctima identificada y su cuerpo entregado a su madre, quién durante la búsqueda enfermó de diabetes y perdió su empleo.
El hallazgo de los entierros clandestinos puso en evidencia la creciente violencia en Nayarit, donde el número de homicidios en ese estado aumentó 554 por ciento en 2017 con respecto a 2016, al pasar de 48 a 255 asesinatos, de acuerdo al ejercicio Semáforo delictivo con cifras actualizadas con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El recrudecimiento se registró a lo largo del país. El 2017 se posicionó como el período más violento en los últimos veinte años con un total de 25 mil 339 carpetas iniciadas por homicidios dolorosos del fuero común.
Coraje y la impotencia, así definió Ana a los sentimientos que la invaden desde el día que le quitaron a su hijo.
Eran las 5:45 de la tarde. Cuatro hombres vestidos de federales entraron en una vivienda de la colonia 2 de agosto, mientras otros esperaban en una camioneta.
“¡Cómo olvidarlo! No puede defender a mi hijo como yo hubiera querido, como yo esperaba, no pude, eran muchos. Sentí miedo por él. Cuando quise quitárselos me pegaron en la cabeza con las armas”, narró la mujer.
Los datos oficiales establecen que hasta principios de 2018 hay al menos 173 denuncias de personas desaparecidas en Nayarit: 94 sin localizar, 63 encontradas con vida y 16 fallecidas.
La desesperada madre acudió a múltiples oficinas en busca del menor de sus hijos. Se acercó a grupos de búsqueda como Colectivo Unidos por Nayarit, en el que duró poco.
A la par de la búsqueda, su salud decayó y perdió el empleo que tenía en una cocina económica. “Yo tenía que ir a buscar a mi hijo y devolverme a mi casa. Me enfermé. Fui al hospital porque me dio diabetes”, explicó.
El 26 de enero se dio a conocer que uno de los 33 de cuerpos de las fosas fue identificado. A partir de la ropa, tatuajes, calzado y otros indicios, las autoridades llamaron a la familia quien reconoció el cuerpo de Sergio Armando.
Se contrastaron fotografías forenses y realizaron exámenes periciales, que confirmaron que sí era los restos del hijo de Ana.
Para solventar los gastos funerarios, la madre vendió algunas de sus pertenencias y pidió prestado. “De hecho todavía debo, debo poquito en la funeraria”.
Un integrante de Familias Unidas de Nayarit, quien pidió no ser identificado, detalló que Ana cubrió los gastos de la búsqueda y tras la entrega de los restos, pero que la Subsecretaría de Derechos Humanos de Gobierno les dijo que se pondrían en contracto con la madre para retribuirle los recursos.
Sin embargo, Ana dijo que hasta el momento no ha recibido ningún apoyo de las autoridades.
Sus recursos económicos son muy limitados. Los integrantes de su familia viven de la recolección de plástico, plástico, cartones y papel que después venden. En un solo inmueble habitan cuatro tres de sus hijos y una nieta, cada uno con sus respectivas familias, es decir, cinco familias.
Tras quedarse sin trabajo, Ana ahora se dedica a recolectar material reciclable, aunque “ahorita es más difícil porque tengo el azúcar arriba, arriba y no me quiere bajar. Perdí 22 kilos de peso”.
Los vecinos y conocidos, que supieron de su búsqueda, la ayudan con ropa, comida, y a raíz de su enfermedad, a veces con medicinas.
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IBA A CASARSE
Sergio tenía 24 años de edad. Llevaba tres meses de haber salido de prisión y, a decir de su madre, quería regenerarse puesto que se iba a casar en diciembre, y tendría un hijo que estaba esperando su novia Aimmé.
“Él no andaba mal, me ayudaba a mi a su hermana a empacar plásticos, fletes”, afirmó la mujer.
Las autoridades no han dado mayores detalles sobre el caso. A la madre del joven sólo le han dicho que seguirán las investigaciones.
Ana dijo que ya no quiere saber más de las autoridades, pues quiere cerrar el capítulo y seguir adelante: “Ya me lo entregaron, ya no me interesa, ya no van a devolverme a mi hijo. La divina justicia es lo mejor que hay”, apuntó.
El actuar de las autoridades, principalmente de la Fiscalía General de Nayarit, tiene molestos a familiares de personas desaparecidas en aquel estado. Integrantes del Colectivo Familias Unidas de Nayarit, denunciaron falta de seriedad, de atención, sensibilidad y la filtración de imágenes sensibles a la prensa, sin informar primero a víctimas de avances o hallazgos.
“Desagraciadamente hasta ahorita no hemos tenido informe alguno de la Fiscalía. El pasado martes nos iban a decir acerca de las prendas y objetos localizados, pero ya no nos dieron ninguna información. Luego salió un pequeño video en medios nacionales y surge la molestia de los familiares por que a nosotros no se nos mostraron y al periódico les pasaron el vídeo. ”, indicó el mismo integrante del colectivo Familias de Nayarit.
El activista abundó que, además de Sergio, hay una mujer que podría ser identificada; sin embargo, un tatuaje no corresponde.
“La mujer desaparecida tiene el tatuaje más arriba de donde trae el tatuaje esta otra femenina que está por identificarse, por eso está la duda”.
El colectivo emitió un oficio para exigir al Director del Semefo de Nayarit una explicación sobre la filtración y donde piden mayores datos, pero hasta el momento no hay respuesta y las familias siguen con la incertidumbre.