Ayer, cuando se cumplieron tres años del Gobierno de Enrique Peña Nieto, en México, pero particularmente en los principales medios de comunicación a nivel internacional, se hablaba de cómo el crimen se ha vuelto una amenaza no sólo para los nacionales sino en especial para los extranjeros, esto último en referencia al probable asesinato de los jóvenes australianos Dean Lucas y Adam Russell Coleman, desaparecidos desde la madrugada del 21 de noviembre pasado en Sinaloa.

El hallazgo en Navolato, ese mismo día, de una camioneta Van –con placas de Canadá a nombre de uno de los australianos desaparecidos– y dos cuerpos calcinados dentro prendió las alarmas de las autoridades locales, pero más aún de los familiares de los jóvenes aficionados al surf, quienes realizaban un viaje de Edmonton, Canadá, a Guadalajara, Jalisco.

La prensa internacional ha tomado el caso como una nueva evidencia de la condición violenta que se vive en México e incluso han pedido evitar los viajes por Sinaloa, la entidad donde los robos violentos, secuestros y asesinatos son el pan de cada día, además que es el territorio sede del poderoso Cártel de Sinaloa, encabezado por Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

Pero no sólo eso, algunos de los diarios más prestigiados del orbe echaron en cara al Gobierno de Peña Nieto, justo cuando cumplía la mitad de su administración, el fracaso de su estrategia contra la violencia en todo el país y, en especial, contra los grupos del crimen organizado.

“La sangrienta guerra contra las drogas en México ha dejado más de 100 mil muertos desde 2006, pero relativamente pocas víctimas han sido extranjeros. En 2014, otro turista resultó muerto en la costa del Pacífico de México. Harry Devert, de 33 años de edad, corredor de bolsa de Nueva York, desapareció durante un viaje a Brasil para la Copa del Mundo en su moto”, destacó el diario británico The Guardian.

El periódico The Independent, también del Reino Unido, reseñó cómo “Sinaloa, sede del poderoso cartel liderado por [el] fugitivo señor Joaquín “El Chapo” Guzmán, se extiende hasta la costa del Pacífico de México y estaría en la ruta de la mayoría de los viajes por carretera a Guadalajara desde el oeste de Canadá”.

Mientras que en Australia, ABC News reportó que la camioneta incendiada fue encontrada “en uno de los lugares más peligrosos y violentos de México, hogar de poderosas bandas y carteles de la droga”.

“No hay ninguna evidencia de que Lucas o el señor Coleman estuvieran involucrados en una actividad ilegal, sin embargo, podrían haberse encontrado en medio de un período de violencia en la región”, publicó a su vez News.com.

Para The Australian “Sinaloa es un centro de secuestros, robos violentos [...] sobre el cual el Departamento de Estado ha advertido sobre “viajar fuera de las carreteras de peaje [porque] en zonas remotas de Sinaloa es especialmente peligroso y debe evitarse”.

La mexicana Andrea Gómez, novia de Adam Coleman, se quejó en una entrevista con la agencia de noticias Associated Press (AP) de que las autoridades mexicanas no ayudaran en el caso.

“Tenemos miedo, estamos muy asustadas [dijo en referencia a Josie Cox, novia de Dean Lucas] y no hemos tenido ayuda ni de la Embajada de Australia ni de las autoridades mexicanas, que ni siquiera informaron del hallazgo de la camioneta”.

No fue sino hasta ayer al mediodía, cuando la Procuraduría General de la República (PGR) atrajo el caso y será la instancia que analice el ADN de los dos cadáveres localizados en Mazatlán.

Mientras tanto, la cobertura internacional del caso se ha vuelto más intensa, así como las críticas contra el Gobierno federal que, a tres años de haber iniciado su gestión, no muestra avances en la lucha contra la violencia, pese a que en el discurso presuma éxitos que los mexicanos no ven y que tampoco los extranjeros creen.

Redacción/SinEmbargo

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