Largas filas con espera de horas y garrafas vacías se reportan en al menos ocho estados del país por la escasez de combustibles tras el monitoreo a los ductos por el combate al huachicol. Durante los tres sexenios pasados, Pemex fue “la caja chica” del Gobierno federal , pero se descuidó la inversión en logística, clave en este fenómeno, explicaron analistas energéticos.
Desde el sexenio de Vicente Fox Quesada (2000-2006) a la fecha, 40 por ciento de los ingresos públicos han provenido de la petrolera. Pero en este 2019, solo se le ha destinado 125 millones de dólares para logística. Por su parte, gasolineras de otras marcas como Mobil o G-500, que tienen su propia vía de distribución, siguen despachando combustible.
Ciudad de México, 8 enero (SinEmbargo).– Desde los monitores de la Torre de Petróleos Mexicanos (Pemex) se detectaba el robo de combustible, pero en vez de cerrar las válvulas de los ductos, las mantenían abiertas, dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador. Por ello ahora se cuida la distribución y se tienen 4 mil elementos vigilando, anunció.
Especialistas en el sector energético aseguraron que esta parte de la estrategia contra el huachicol tiene fallas y podría elevar los precios de las gasolinas por el costo de las pipas, pero la raíz del problema ha sido la “destrucción” a la Empresa Productiva del Estado en sexenios pasados que absorbieron sus recursos, con lo cual se dejó de lado la inversión en logística y en refinación.
En los últimos 20 años, las contribuciones que Pemex debe pagarle al Estado mexicano han representado el 40 por ciento de los ingresos totales del Gobierno federal, documentó Gonzalo Monroy, especialista en energía de la consultoría GMEC.
En contraste, en el Presupuesto para 2019 a la petrolera le quedaron 13 mil millones de dólares para inversión, de los cuales, 10 mil 300 millones son para producir petróleo, 2 mil 500 millones para refinación (el proyecto en Dos Bocas, Tabasco), y solo 125 millones de dólares van para la parte de logística, donde se tiene el actual problema.
La producción de Pemex pasó de 3 mil 12 millones de barriles diarios en el año 2000 a mil 841 miles de barriles diarios hasta noviembre de 2018, 38.87 por ciento menos.
“Todo lo que está pasando, y hay que subrayarlo, es un problema de Pemex. Las empresas que tienen su propio suministro y logística no están teniendo desabasto. Teniendo más inversión, pueden contribuir a la seguridad energética. Las que dependen de Pemex también fueron las primeras que se quedaron sin poder repartir”, comparó el experto.
En el centro, la estadounidense Mobil está trayendo su propio combustible por tren desde Louisiana; en Sonora, las G-500 distribuyen la propia; o en Baja California se importan por un poliducto desde Estados Unidos, ejemplificó.
Aunque Pemex sigue distribuyendo al 95 por ciento de las más de 11 mil estaciones en el país, de acuerdo con los datos del Gobierno federal.
Entre los ocho últimos titulares de Pemex, de 2000 a la fecha, destacan Jesús Reyes Heroles González-Garza (2000-2004) y Emilio Lozoya Austin (2012-2016), señalado de presunta participación en el caso de sobornos de la constructora Odebrecht.
“Estamos viendo el resultado de todas esas gestiones presidenciales anteriores”, afirmó Nicolás Domínguez Vergara, investigador energético de la Universidad Autónoma de México (UAM). “Han marcado un desastre bastante grande, pero ha sido en gran parte porque se ha querido privatizar a la empresa. Todos los negocios de Pemex se le quitaron por la Reforma Energética y antes se le quitaron recursos que se usaban para el Gobierno federal. Pemex siempre fue la caja chica del Gobierno, y obtenía sus ganancias”.
“Pemex tuvo una deuda que fue creciendo y se debió precisamente a que no tenía suficientes recursos. Si todas las ganancias de un negocio se le quitan, entonces no tiene para invertir ni pagar sus deudas. Es una de las empresas más endeudadas de la industria petrolera y del mundo”, agregó.
Sus pasivos ascienden a 3 mil 609 millones de pesos en 2018, un 443 por ciento más que los 663 millones 814 mil 395 pesos de 2002, de acuerdo con las cifras históricas de Pemex.
El empresario gasolinero, Carlos Elizondo Sandoval, agregó que Pemex ha tenido que dar utilidades adelantadas.
“El Congreso federal estima en diciembre las utilidades que tendrá que dar la empresa y entonces con base en eso se hacen los presupuestos para el Gobierno federal. Entonces cuando la empresa no entrega los resultados o ganancias que el Congreso estimó, tiene que endeudarse para pagar ese dinero que se le puso como meta. Es la única empresa mundial que tiene que dar utilidades adelantadas y eso es un error”, explicó el representante de 800 gasolineras en 2 mil 800 estaciones a nivel nacional.
“En los últimos sexenios la administración de Pemex ha sido para destruir a la empresa. Ha habido una inexperiencia total en el manejo”, añadió.
De 2006 a 2018, las tomas clandestinas de Pemex han aumentado de 213 a 12 mil 581 al año, sobre todo en Puebla, Hidalgo y Guanajuato. Estos días se tiene el registro de entre 70 y 100 pipas robadas a diario, de acuerdo con el gobierno federal.
“El huachicol no es de ir a ordeñar un ducto, sino que hay mafias con alto poder de fuego que están dispuestos a todo por defender ese mercado ilegal que es bastante grande. Pero no hubo suficientes inversiones en ese segmento”, reiteró Gonzalo Monroy, director general de GMEC.
Los desabastos anteriores, dijo Monroy, también han sido cuestión de falta de logística y problemas con las importaciones. En San Luis Potosí, por ejemplo, se quedaron sin gasolina por tres días en agosto de 2017 luego de que el huracán Harvey pegó en Texas e impidió el traslado.
Las importaciones de gasolinas han aumentado de 358.7 miles de barriles diarios en 2013 a 594.3 miles de barriles diarios en 2018, muestran cifras de Pemex.
El huachicol era una situación bastante obvia en Pemex, determinó el académico de la UAM, Nicolás Domínguez.
“Era imposible que el personal de la empresa no supiera sobre la baja de presión en los ductos. Es un crimen organizado que se tiene dentro de Pemex. Tenían un negocio paralelo. De lo que se habla era de que se tenía una red de distribución por ductos paralelo en donde las autoridades sabían lo que estaba pasando. Ahora la estrategia del Gobierno es cerrar esos ductos y de ahí viene el desabasto porque combustible hay, porque se produce en las refinerías el 25 por ciento de la demanda y el resto se importa, lo que no hay es la manera de transportarlo porque cerraron los ductos y no se avisó”, planteó.
LOS CONTRAS DE LA ESTRATEGIA
“Tenemos desde las 7 de la mañana buscando, aquí nos vamos a quedar porque no tenemos en qué movernos”, dijeron el lunes afectados en Irapuato, Guanajuato, al diario local Zona Franca.
Petróleos Mexicanos (Pemex) anunció el lunes que las terminales de almacenamiento y despacho cuentan con suficiente inventario. La escasez de combustible en al menos ocho estados, sobre todo del centro como partes de Jalisco, Michoacán y Guanajuato, es porque, por el combate al huachicol, se está monitoreando la distribución en los ductos, lo cual está atrasando la entrega ya que las alternativas temporales, las pipas y trenes, son insuficientes frente a la demanda que creció por las fechas decembrinas.
Elementos del Ejército han blindado terminales de almacenamiento en Sinaloa y vigilan la refinería de Salamanca, Guanajuato. Serán cuatro mil elementos de seguridad los encargados de la vigilancia, adelantó el Presidente Andrés Manuel. López Obrador.
“Hubo cambios en el sistema de monitoreo de ductos, se cerraron válvulas que se abrían y que llevaban a que se ordeñaran los ductos y se robaran los combustibles, gasolinas y diésel”, explicó el lunes López Obrador. “No vamos a abrir, como era anteriormente, las válvulas sin control”.
Sin embargo, el consultor en energía Gonzalo Monroy observó que “es cuestión de tiempo para que quienes estaban perforando los ductos, se vayan a las carreteras y secuestren los tráileres o pipas, paren o descarrilen los trenes y continúe el robo. Va a tener que enfrentar la falta del Estado de Derecho y hacer vale la autoridad”.
Además, el transporte en vía terrestre es más caro e inseguro que en los ductos, y se corre el riesgo de accidentes por cuestiones climáticas y la falta de capacitación de los conductores, dijo el investigador de la UAM, Nicolás Domínguez.
“Si se eligiera el transporte por carretera, subiría la gasolina y diésel. El gobierno debe considerarlo”, advirtió.
Estas últimas semanas el precio de las gasolinas ha bajado del piso de los 21 pesos por litro en promedio por el comportamiento de los precios del petróleo.