La pequeña comunidad que tiene apenas 150 habitantes y unas 40 viviendas será sede de la fiesta de quince años más esperados del año: la de Rubí. La invitación que en principio estaba dirigida sólo a los conocidos de las comunidades cercanas a La Joya provocó curiosidad. El 26 de diciembre la situación podría volverse caótica si tan sólo llega el 10 por ciento de las personas que han externado su intención de asistir.
Por Leonardo Vázquez
Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo/Pulso).- La comunidad de La Joya, en Villa de Guadalupe, apenas ronda los 150 habitantes, pero el 26 de diciembre podría ser el punto de destino para decenas de miles de personas, que a través de redes sociales han manifestado su intención de acudir a la fiesta de XV años de Rubí.
La Joya es apenas un conjunto de casi 40 viviendas que no tiene cobertura de telefonía celular y tampoco internet, pero desde ahí se generó uno de los fenómenos de redes sociales que ya traspasó las fronteras del país y ha sido retomado por medios de información de distintas nacionalidades.
La invitación a celebrar los quince años de Rubí, que hizo su padre Crescencio Ibarra en un video de 57 segundos se difundió desde el vecino municipio de Matehuala al finalizar noviembre.
“Quedan todos cordialmente invitados…gracias”, cierra su mensaje el padre de la adolescente y de inmediato los usuarios de la red Facebook le tomaron la palabra, al grado que en los últimos días músicos de diversa índole se apuntaron para asistir y hasta una aerolínea lanzó una promoción con descuento de 30 por ciento en los vuelos con destino en San Luis Potosí, con la frase “¿Vas a los XV de Rubí?”.
Ya también hay un corrido acerca del festejo y hasta El Mimoso, ex cantante de la Banda El Recodo, informó a través de las redes que compuso un tema para la quinceañera, la cual, dice es su humilde obsequio…por si no lo invitan. Hasta la vedete cubana Niurka Marcos externó su deseo de asistir al festejo.
La invitación que en principio estaba dirigida sólo a los conocidos de las comunidades cercanas a La Joya provocó curiosidad también por un mensaje difícil de entender a quienes ignoran las tradiciones del Altiplano potosino, “habrá una ‘chiva’ creo que es de diez mil pesos el primer lugar y ya otras dos por ahí nos acomodamos”.
De visita a La Joya, el domingo cuatro de diciembre, Crescencio Ibarra le explicó a este reportero, que la “chiva” es la forma coloquial como se conoce en la región a las competencias de caballos, puede participar cualquier aficionado que se presente el día de la fiesta y quien gane se lleva el premio.
Antiguamente, dijo el padre de Rubí, el premio era en realidad una cabra, pero con el tiempo los habitantes empezaron a entregar dinero en efectivo.
Para la fiesta de Rubí, agregó, se esperaba a cerca de medio ciento de competidores y a diferencia de las carreras parejeras donde sólo compiten dos jinetes, en la costumbre de Villa de Guadalupe y sus alrededores, la contienda da cabida a todos los aficionados que se apunten.
Y en lugar de usar para la carrera dos carriles, como en las carreras parejeras, en La Joya se tiene previsto un campo abierto por donde los jinetes, en su mayoría jóvenes del Altiplano, se disputarán la “chiva” de diez mil pesos.
CAPILLA DEL SIGLO XVIII
El tamaño de La Joya no da para contar con una iglesia propia, sus habitantes que siguen la religión católica acuden a escuchar misa a la Cabecera Municipal de Villa de Guadalupe, ubicada a unos 15 kilómetros, o a la capilla de la ex hacienda de Solís pero sólo si se trata de celebraciones especiales.
La misa por los XV años de Rubí, según confirmó su papá durante la plática, será en la capilla de la ex hacienda de Solís, ubicada en la localidad que ahora se llama Zaragoza de Solís, a unos cinco kilómetros de La Joya.
Se trata de una capilla construida como parte de la hacienda ixtlera, ubicada al lado de la que sería la “casa grande” y los terrenos donde se ubicaban bodegas, graneros y el campo de labranza, ahí se venera a la Virgen de Guadalupe.
La hacienda de Solís, según el historiador neoleonés Homero Adame, se habría construido en el siglo XVIII, pues “En 1794 José Joaquín de Solís vendió la hacienda a la Santa Provincia de San Alberto de Carmelitas Descalzos (mejor conocidos como los carmelitas descalzos), la cual también poseía la vecina hacienda de Laguna Seca”, dice el investigador-
En el recorrido hecho por este medio, la ex hacienda luce abandonada y con severo deterioro en los que habrían sido graneros y galerones, no así la casa habitación contigua a la capilla y que aún hoy está habitada.
La capilla también se conserva en buen estado y a un lado de la zona habitada perdura una pequeña presa que aún en diciembre luce con agua, ahora está bordeada de algunos árboles de pirul y eucalipto, especies introducidas tras la llegada de los españoles.
El interior apenas da cabida a un centenar de personas pero luego de la convocatoria alcanzada con el video viral en redes sociales también será insuficiente para familiares, amigos y los innumerables desconocidos que podrían darse cita este 26 de diciembre “a la una y media de la tarde” como anunció Crescencio Ibarra.