Ciudad de México, 7 diciembre (SinEmbargo).- En La historia de mis dientes, libro recientemente editado por Sexto Piso, la escritora mexicana Valeria Luiselli abandona toda voluntad ensayística y se entrega de lleno al placer de la ficción para elaborar una fantasía desopilante, donde el humor y la imaginación resultan materia prima hechicera.
La memoria personal, la pulsión autobiográfica, quedan esta vez de lado para ser reemplazados por el goce de la creación literaria, un ejercicio narrativo en manos de un personaje fronterizo, hombre peludo nacido con cuatro dientes, especie de criatura habitual en la literatura del siglo XIX, cuando pululaban los hombres elefante y los fantasmas de la ópera.
El señor Carretera, orgulloso de su fealdad y de su corbata de seda italiana, ocupa con plenitud y señorío el primer libro totalmente de ficción de Luiselli, nacida en 1983 y cuya novela anterior, Los ingrávidos, sorprendió gratamente tanto en el medio literario nacional como extranjero.
Autora también del libro de ensayos Papeles falsos en 2010, Valeria colabora regularmente con galerías de arte como la Serpentine Gallery en Londres y la Colección Jumex en México.
Precisamente, de un trabajo con los obreros de la Jumex nació y creció este libro, motivo de la entrevista que sigue.
LA POCA FRECUENCIA FICCIONAL
En el contexto de una literatura contemporánea atravesada por la autobiografía o lo que los españoles llaman “autoficción”, La historia de mis dientes resalta con toda la fuerza de una fantasía.
El libro nació luego que Valeria abandonara una novela sobre Pretoria, donde creció.
“Hubo un momento en que me sentí un poco aburrida de la autobiografía y tuve que guardar la novela un rato en el cajón. Y justo me llegó una invitación de la Fundación Jumex a escribir un texto de ficción para una exposición que iban a hacer y como contrapartida lo que les propuse fue escribir un texto por entrega para la fábrica Jumex”, cuenta la autora.
Para su sorpresa, aceptaron y más temprano que tarde comenzó a mandar capítulos de una incipiente novela por entregas a los trabajadores.
“Luego de las primeras entregas se consolidó un grupo de lectores que se reunía al final de la jornada laboral y comentaba o criticaba, siempre terminaban hablando de comida, y me mandaban ese intercambio junto con algunas sugerencias en un archivo Mp3”, relata Valeria.
– Así que esta novela nació de esa experiencia
– Sí, al menos el primer borrador sí. Luego la seguí trabajando. Fue muy divertido, porque escribí bajo seudónimo porque no quería revelar mi sexo. Me pareció que una mujer y joven escribiendo historias para los obreros de una fábrica, no me iban a tomar muy en serio. Al final de la experiencia, cuando me di a conocer se sorprendieron mucho.
– Ya vimos que la memoria no es la única materia literaria. También lo es la imaginación y si esa imaginación es con humor se pone mejor…
– Lo que escribo siempre dialoga con lo que leo. No hago esa diferencia tan frecuente: por un lado el escritor de la calle que sólo escribe sobre sus vivencias en el camino, por el otro el escritor con pantuflas que lee y sólo escribe alrededor de su biblioteca. No siento que los libros estén divorciados de mi experiencia vital, ni que sean menos intensos que las cosas que vivo. Quizás parir sea la única experiencia más intensa que todo. Derivo tanta experiencia de la lectura como de la calle. En esta novela, los personajes y las historias son muy literarios. Hay una subasta de dientes, por ejemplo. Lo que traté de hacer es entender de una manera distinta el ensayo literario, un género que me interesa mucho, donde suele haber humor pero que al mismo tiempo se piensa despojado del humor. Quería que mi historia tuviera la frescura de los ensayistas que hablo en La historia de mis dientes.
– Aparecen también muchos nombres de escritores
– Sí, quise descontextualizarlos; Margo Glantz aparece como costurera, Julio Cortázar como el vecino del protagonista y que muere de tétano, dejando como herencia el sillón verde…
– ¡El sillón de terciopelo verde!
– Sí, del cuento de Cortázar “Continuidad de los parques”
– Hay tres autores unidos por la falta de dientes: Vladimir Nabokov, Martin Amis y Roberto Bolaño…
– Sí, de hecho Amis aparecía en la novela como el modelo a seguir del Señor Carretera, pero tuve que cambiarle el nombre porque mi agente no quiso saber nada con usar el nombre de Amis, parece ser que en Inglaterra es bastante peligroso. Son muy estrictas las leyes de copyright y de uso de nombres conocidos, así que lo cambié a Samuel Pickwik, pero es la historia de Martin Amis.
EL PRECIO DE LA FAMA
La salida de Los ingrávidos en 2012 provocó un pequeño tumulto en el ambiente literario, donde la novela comenzó a ser leída desde una perspectiva de género y con una clave autobiográfica que no constituían la intención de la autora.
Sin embargo, sirvió para poner a la joven Luiselli en la boca de todos, al punto de que con resultados discretos se llevó la historia al teatro, en una producción en la que participaron entre otros los actores Haydé Boetto y Joaquín Cosío.
La literatura está atravesada como sabemos por la vanidad, un elemento que se ha convertido en una verdadera epidemia que ha infectado a la mayoría de los autores. La vanidad es una máquina que todo lo devora y cuyo combustible lo aporta en grandes cantidades el mercado editorial, decidido a vender como sea, lo cual si se lo mira bien también resulta lógico y entendible.
En ese estado de las cosas, el surgimiento de Luiselli fue tan intempestivo que pudo haber sido visto al principio como otra de las muchas maniobras reflejo de la industria librera, esa criatura traviesa que todos los días descubre al inventor del hilo negro.
Pero hay una escritora sólida y tenaz en la joven mexicana. Para ella lo del mentado éxito se fue dando en forma paulatina y por tanto no influye en su escritura ni en su vida. “Las preocupaciones cotidianas son otras, ir al super, pagar la renta, por ejemplo”, afirma.
“Para mí lo más importante en torno a este libro fue dejar en claro que como escritora mujer no estoy dispuesta a hacer lo que se espera de mí, si lo que se espera de mí es una literatura intimista, femenina”, dice Valeria con voz clara en la entrevista con SinEmbargo.
Queda, mientras tanto, nuestra propuesta: La historia de mis dientes, un libro raro como una joya exótica que viene a recordarnos que la literatura es también gozosa.