El pasado 5 de noviembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que su administración no tiene ningún indicio que los recientes actos de violencia en México –como lo ocurrido en el operativo de detención de Ovidio Guzmán o el asesinato de miembros de la familia LeBarón– afecten la llegada de inversión extranjera.
Ciudad de México, 7 de noviembre (SinEmbargo).- El Jefe de Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza, descartó este jueves que los inversionistas nacionales y extranjeros se sientan preocupados por los hechos de violencia que han sacudido a México, en los últimos días.
“Ese tipo de eventos [el enfrentamiento en Culiacán, Sinaloa, y el asesinato de miembros de la familia LeBarón] sí son tristes; hoy tenemos que resolverlo, pero aún no vemos esa preocupación”, expuso al salir de la Reunión Nacional de Consejeros Consultivos de Nacional Financiera (Nafin).
Romo Garza agregó que “hasta ayer, la gente que he recibido, tanto inversionistas nacionales, extranjeros o fondos, no ven como una cosa generalizada, sino lo ven como un caso triste, pero no lo ven como una problemática tan seria”.
El funcionario federal dijo, sin embargo, que si en los próximos 45 días la situación continuara con hechos de violencia, “sería muy sincero” y se lo diría a los inversionistas.
El pasado 5 de noviembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador también aseguró que su administración no tiene ningún indicio que los recientes actos de violencia, como lo ocurrido en el operativo de detención de Ovidio Guzmán o el asesinato de miembros de la familia LeBarón, afecten la llegada de inversión extranjera.
“No tenemos ningún elemento de que estos hechos de violencia asusten o espanten la inversión extranjera, no hay nada que indique que pueda dejar de llegar. Desde luego hay que cuidar el que haya seguridad porque es un elemento que no ayuda para dar confianza y que se invierta en el país”, afirmó en conferencia de prensa.
A finales de octubre, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) informó que el Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre de este año fue de 0.1 por ciento, en términos reales y de acuerdo con cifras ajustadas por a estacionalidad. El PIB se contrajo 0.4 por ciento a tasa anual.
El grupo de analistas consultados por Bloomberg anunció un crecimiento nulo de 0.0 por ciento y la misma agencia confirmó que está es la mayor baja del PIB desde 2009.
El subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, había adelantado una “elevada probabilidad” de que la economía se contraiga en el tercer trimestre debido a la baja en las exportaciones durante el mes de septiembre.
LA VIOLENCIA EN MÉXICO
En los últimos once meses, México ha vivido al menos 16 episodios significativos de violencia. Balaceras, la liberación de un líder del narcotráfico y el asesinato de los miembros de una familia mexico-estadounidense, han puesto al país en el ojo internacional.
Dichos eventos también esparcen la en duda de si la estrategia adoptada por el Gobierno federal para reducir la violencia es la correcta.
López Obrador difundió ampliamente durante la campaña 2017-2018 la frase de “Abrazos, no balazos”, una especie de llamado a generar la paz bajando las acciones armadas y a la vez buscando atacar los problemas de pobreza y desigualdad en el país. Una vez en el Gobierno, el Presidente aceleró la entrega de becas y el programa “Jóvenes construyendo el futuro” para inyectar recursos y detener al crimen organizado, que durante año fue el primero en ofrecer “oportunidades” en un “negocio” –basado en el tráfico de drogas, la extorsión, el robo o el secuestro– que lleva a miles a la muerte y genera violencia.
Pero distintos eventos y matanzas en donde las víctimas son inocentes o agentes del orden público, han alimentado de argumentos a los opositores del Presidente y han puesto sobre la mesa el debate sobre si la estrategia del nuevo Gobierno federal –que se llama a sí mismo “Cuarta Transformación”– para contener la violencia funcionará en algún punto.
Los argumentos del Presidente se han enfrentan a una realidad: los muertos. Apenas hace dos días, seis niños y tres mujeres murieron en la frontera entre Chihuahua y Sonora, en una región serrana, en manos de criminales sin escrúpulos. Y es que en los primeros nueve meses del 2019 la violencia no se detuvo: de enero a septiembre se registraron un total de 25 mil 890 homicidios dolosos, la cifra más alta en los últimos años. De acuerdo con el reporte mensual del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en promedio se cometen 95 asesinatos por día.
LOS HECHOS VIOLENTOS
El 4 de noviembre pasado, un comando atacó a un convoy de tres camionetas con 17 miembros de la familia mormona LeBarón en el Rancho La Mora, en Bavispe, Sonora, dejando un saldo de 10 personas muertas: tres mujeres adultas y siete menores, mientras que 7 infantes más sobrevivieron al ataque.
El asesinato de los miembros de la familia LeBaron provocó que incluso que Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, recomendara unir esfuerzos para terminar con el crimen organizado,
“Una familia y amigos maravillosos de Utah quedaron atrapados entre dos viciosos cárteles de la droga, que se disparaban el uno al otro, con el resultado de que fueron asesinados muchos grandes estadounidenses, incluidos niños pequeños, y [hay] algunos desaparecidos”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.
Trump incluso sugirió poner a disposición del Gobierno mexicano al Ejército estadounidense para acabar con los cárteles de la droga. López Obrador rechazó la opción. Afirmó que la opción armada, en México, fracasó. Además recordó que es un tema de soberanía y que sería como si las autoridades mexicanas se metieran en la matanza de El Paso, en donde murieron mexicanos en un ataque de odio.
Mientras el 17 de octubre, el Gobierno mexicano desplegó un operativo en Culiacán con el fin de apresar a Ovidio Guzmán, hijo de “El Chapo”, antiguo líder del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, el brazo armado del Cártel sitió la ciudad con enfrentamientos armados y con la amenaza de abrir fuego contra la población. Por lo que el Gobierno decidió liberar a Ovidio Guzmán, bajo el argumento que se prefirió proteger la vida de quizá cientos de ciudadanos que la captura de uno de los actuales líderes del Cártel de Sinaloa.
En agosto, 23 personas fallecieron, luego que un comando atacara el bar “Caballo Blanco” de Coatzacoalcos, Veracruz. El lugar se encontraba repleto de gente; primero se lanzaron balas y después bombas molotov para incendiar el lugar. Veracruz se padece la dura disputa entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación y el Cártel Los Zetas desde hace años.
Veracruz, volvió a ser noticia en abril pasado, cuando ocurrió un tiroteo durante la celebración de una fiesta de cumpleaños en Minatitlán. El ataque dejó un saldo de 14 muertos, entre ellos un infante de un año de edad.
El 22 de mayo pasado, un enfrentamiento entre miembros del narcotráfico del Cártel de Los Viagras y el Cártel Jalisco Nueva Generación dejó un saldo de 10 muertos según cifras oficiales, aunque testigos y algunos medios de comunicación reportaron que fueron 15 los muertos.
Ese día, el intercambio de balas duró poco más de una hora, pues testigos señalaron que escucharon los disparos de rifles de alto poder sobre la carretera libre en Arroyo Colorado que une a Uruapan con Lombardía, en Michoacán.
Otro hecho ocurrió el 1 de septiembre, ya que mientras López Obrador se dirigía a la Nación con motivo de su Primer Informe de Gobierno, Michoacán también fue el escenario de una carnicería. Para muchos medios de comunicación se trató de un “domingo sangriento” en que 12 personas –entre ellos un policía estatal– fueron asesinadas en cinco municipios michoacanos; una ola de violencia causada, en gran medida, por la lucha territorial entre el CJNG y la banda de “Los Viagras”, de acuerdo con las autoridades locales.