Tradicionalmente, el ser humano ha buscado diferentes formas para reducir la activación excesiva, como escuchar música o darse un baño. Algunas conductas destinadas a este fin de manera más o menos consciente resultan ser disfuncionales, como el consumo de drogas.
Madrid, 07 de noviembre (EuropaPress).- Las técnicas de relajación son procedimientos que buscan enseñar a una persona a controlar su nivel de activación sin ayuda de recursos externos. Son procedimientos de intervención útiles en los campos de la Psicología Clínica y de la Salud y de la Psicología Aplicada.
De hecho, "pueden suponer una alternativa viable a la actual medicación excesiva del malestar emocional que cursa con ansiedad, irritabilidad y alteraciones psicosomáticas", defiende en una entrevista con EuropaPress el psicólogo clínico Víctor M. Torrado.
La tensión o activación "puede estar relacionada con distintos factores como los pensamientos, situaciones externas o las propias conductas del individuo", explica el experto, que agrega que "algunos de estos factores pueden aparecer como evento aislado, pero en otras ocasiones se trata de factores repetitivos o mantenidos en el tiempo".
En este contexto, el psicólogo clínico insiste en que "se ha constatado que la relajación produce efectos contrarios a la activación". Los más estudiados, según Torrado, han sido "los psicofisiológicos, como la disminución de la actividad simpática, cambios en la respiración, disminución del ritmo cardíaco o la reducción de la conductancia electrodérmica".
No son los únicos. También se han comprobado "cambios más sistémicos, como la mejora del funcionamiento del sistema inmunitario, la disminución del metabolismo basal, la disminución de la motilidad gástrica, cambios en los ritmos cerebrales, disminución de ácidos grasos y colesterol en plasma, entre otros", destaca el psicólogo clínico, que añade, que "los informes subjetivos de las personas entrenadas señalan sensaciones de confort y tranquilidad".
Por otra parte, las técnicas de relajación han demostrado también ser útiles "en diferentes problemas como diferentes trastornos de ansiedad, problemas de sueño, hiperfagia, ansiedad ante procedimientos médicos o quirúrgicos, disfunciones sexuales, adicciones, dolor crónico, como cefaleas o fibromialgia y en problemas de concentración, asma o hipertensión", continúa el psicólogo clínico.
"Lógicamente, la importancia de los efectos está en relación con la sistematización de la práctica de una o varias técnicas en concreto. Por lo tanto, la adherencia al procedimiento y la práctica regular son aspectos importantes", avisa Torrado.
¿TIENE CONTRAINDICACIONES?
Otro de los puntos positivos a favor de la relajación es que "en general, las técnicas de relajación tienen escasos efectos colaterales negativos" y "no existen contraindicaciones para la relajación basadas en la edad u otros factores demográficos", apunta el psicólogo clínico.
No obstante, el experto sí menciona "precauciones especiales" con determinados grupos de personas o pacientes vulnerables. "Por ejemplo, el aprendizaje de las técnicas de respiración puede producir hiperventilación y mareo", desvela el experto.
"Para algunas personas, determinadas técnicas pueden tener un efecto paradójico, es decir, mayor ansiedad, o el efecto conseguido ser tan intenso que genere alarma en el individuo. Además, algunos autores han desaconsejado las técnicas de relajación en cuadros psicóticos activos", continúa Torrado.
VARIEDAD DE TÉCNICAS
Las técnicas son muy variadas y hay algunas sencillas y otras más elaboradas. Según el experto, algunas de las más utilizadas son "la relajación muscular progresiva o diferencial tipo Jacobson, entrenamiento autógeno, relacionado con la autohipnosis, la respuesta de relajación, un procedimiento derivado de las técnicas de meditación, y las técnicas de respiración".
No son las únicas. "Otros procedimientos para disminuir la activación son las técnicas de biofeedback, que requieren aparataje específico, el entrenamiento en visualización e imaginación, el mindfulness o el yoga", completa Torrado.
Para conseguir el éxito en alguna de estas prácticas, Torrado avisa de que "es necesario que el aprendizaje de un procedimiento en concreto tenga sentido para el usuario, que comprenda no sólo el qué hacer, sino también el para qué hacerlo".
SIEMPRE CON UN PROFESIONAL
El psicólogo clínico recuerda que "si existe un problema de salud por el que resulte conveniente considerar una técnica de relajación u otro tipo de intervención, deberá confiarse en un experto para valorarlo, habitualmente un psicólogo especialista en Psicología Clínica o un psicólogo sanitario".
Asimismo, destaca que "cada técnica puede estar indicada o ser de mayor utilidad o conveniencia para una persona y no para otra. Es decir, es necesario adecuar la técnica al usuario tras una adecuada evaluación", continúa Torrado.
Pero, "nada que objetar al auge de cursos, talleres, libros de autoayuda, vídeos de YouTube, etc., que surgen en este contexto y que configuran esta tendencia en occidente como un fenómeno más de consumo", agrega el experto que, insta a no olvidar que "al fin y al cabo, los orígenes remotos de las técnicas de relajación modernas descansan en procedimientos de meditación de las religiones orientales".
Torrado especifica que "tradicionalmente, el ser humano ha buscado diferentes formas para reducir la activación excesiva, como escuchar música o darse un baño. Algunas conductas destinadas a este fin de manera más o menos consciente resultar ser disfuncionales, como el consumo de drogas", pero "hoy en día, el interés por las técnicas de reducción de la activación han rebasado el ámbito clínico, considerándose la relajación un procedimiento para mejorar la calidad de vida y la satisfacción en general".
Por último, el experto señala que "existen otro tipo de técnicas psicológicas, por ejemplo, técnicas cognitivas, de exposición, de solución de problemas o de terapia de pareja, que potencialmente puedan estar más indicadas en un problema concreto que curse con activación excesiva".