Al grito de “somos encuestadores, no secuestradores”, decenas de trabajadores denunciaron que están siendo acechados por la delincuencia y que a muchos de ellos los bajan de los vehículos, los golpean y los secuestran.
Ciudad de México, 7 de noviembre (SinEmbargo).– Integrantes de diversas encuestadoras marchan este día por calles de la Ciudad de México a fin de exigir justicia para los dos encuestadores linchados por una turba en Ajalpan, Puebla, y una indemnización para sus familiares.
Al grito de “somos encuestadores, no secuestradores”, decenas de trabajadores denunciaron que están siendo acechados por la delincuencia y que a muchos de ellos los bajan de los vehículos, los golpean y los secuestran.
En la movilización también participan Felipe y Pablo, hermanos de los hermanos Copado Molina, asesinados en Puebla.
La marcha recorrió Paseo de la Reforma y debido a las actividades de fin de semana que se llevan a cabo en el Zócalo, los organizadores prevén culminar la movilización en el Hemiciclo a Juárez.
El pasado 19 de octubre, dos encuestadores, José Abraham Copado Molina de 30 años y su hermano, David Rey, de 39, fueron linchados en el municipio de Ajalpan.
No contaban con prestaciones de Ley porque trabajaban como freelancers. Les pagaban por cuestionario entregado entre 25 y 50 pesos, según el tipo de proyecto. Pese a ello, a las inclemencias del tiempo y a los peligros del camino, así se ganaban la vida.
El Edil de Ajalpan, Gustavo Lara Torres, informó que tras la denuncia de los pobladores sobre sujetos sospechosos, la Policía Municipal abordó a los encuestadores y se identificaron con su credenciales de elector y del trabajo.
Para evitar que fueran agredidos por los pobladores, los encuestadores fueron retenidos en la comandancia ante la insistencia de que eran los responsables de un intento de secuestro en contra de una menor.
Los habitantes de Ajalpan tocaron las campanas de la iglesia y un contingente de más de mil personas se agrupó en el lugar para después arremeter en contra de las instalaciones del Palacio Municipal y vehículos oficiales.
La turba sacó a los hombres de los separos, pese al arribo de la Policía Estatal y de municipios aledaños. Posteriormente los hombres fueron torturados y quemados en la explanada municipal.