De acuerdo con una especialista, tratar a los perros como si fueran personas puede tener consecuencias negativas para su salud. Dejarlos comportarse según su naturaleza es imprescindible para que la conserve.
Ciudad de México, 7 de octubre (SinEmbargo).– No está mal consentir a tu perro… bueno, pero si lo paseas en carreola, lo tienes siempre en brazos, le has hecho un tatuaje y le preparas un platillo diferente cada día, algo podría marchar mal y no tanto para ti como para tu amigo.
Se le llama humanización o antropomorfización a la atribución de cualidades humanas a una cosa. En el caso de los perros, a un animal no humano. Hacerlo es una tendencia a la alza e implica cuidarlos cual si fueran “nuestro bebé”, “nuestro hijo”, “nuestro _______ (coloque aquí lo que mejor le parezca)”.
“Yo tenía una conocida que, para no dejar solos a sus perros, se iba al antro con ellos. Le pagaba algo extra al valet parking para cuidarlos. Ella se iba a bailar por 15 minutos, y otros 10 regresaba con los perros; bailaba 15 minutos, y diez volvía con los perros. Tiempo después, cuando ella tuvo que separarse de sus mascotas por cuestiones laborales por varias horas, éstas sufrieron serios problemas de ansiedad”, platica Claudia Edwards, Médico Veterinario especializada en conducta de perros y gatos, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La especialista explica que la humanización de las mascotas es contraproducente pues implica negarles la oportunidad de comportarse de acuerdo con su naturaleza y deriva en problemas para el animal: “cuando un perro recibe toda la atención propia de un ser humano tiende a desarrollar problemas emocionales y de conducta, porque no se les deja cumplir con algunos patrones de acción fijos de su especie”.
La misma dice que existe una tendencia creciente a humanizar a canes de razas pequeñas, puesto que “se prestan más a tratarlos como bebés o como nuestros hijos y sobreprotegerlos”. Pero, independientemente del tamaño de tu perro, la especialista especifica algunos aspectos en los que se tiende a humanizar a las mascotas y a los que hay que prestar atención:
Paseo. Hay personas que no dejan caminar a sus perros, ya sea porque los llevan en una “hermosísima y tierna” carreola o porque los cargan en brazos todo el tiempo. Dejar a tu perro caminar propicia que tenga una buena salud física y emocional. Se ejercitan, se entretienen y se relajan. Pasearlo es una forma de liberar energía y, con ello, evitar problemas de conducta.
Socialización. También están los que no dejan que otro perro se acerque a convivir con su mascota. “Hay personas que lo hacen porque creen que ‘les van a pegar las pulgas’ o les van a hacer daño, pero lo normal es que un perro juegue con otro perro –explica la especialista consultada por SinEmbargo– Si tu mascota es de raza pequeña, tampoco debes tener problema con que conviva con razas grandes: que socialice implica que no desarrolle conductas agresivas o temerosas”.
Alimentación. Tu perro no se aburrirá de las croquetas jamás, ¡no lo dudes! La también académica de la UNAM explica que el hecho de que los seres humanos seamos omnívoros y nos alimentemos de gran variedad de alimentos, no implica que a tu perro tengas que prepararle una comida diferente cada día: “De hecho, que se le dé mucha comida [“humana”] al animal, puede derivar en falta de limpieza óptima de los dientes y causar caries u otros problemas de salud bucal”.
Estetización. Ésta implica modificar algunos aspectos físicos de la mascota so pretexto de que luzca mejor. Tener al perro más bonito de la cuadra pues. Así no suena mal, pero hay algunas prácticas que implican dolor o mutilación del animal; como tatuarlos, perforarlos o realizarles cirugías estéticas.
En el caso de la vestimenta, Edwards explica que no hay problema con ello si se practica cuando es necesario (como poner un suéter a un chihuahua, animal particularmente susceptible a enfermar en temporadas de frío) “pero si está vestido todo el tiempo entonces tal vez sí haya un problema”, apunta.
Reproducción y ¿maternidad?. Otro aspecto del antropomorfismo en los perros es creer que ellos necesitan reproducirse y “ser padres” en el sentido en que lo somos los humanos: creen que, para una hembra, “ser mamá es lo mejor del mundo” y, para los machos es “un orgullo volverse un semental. “Pero esta es una concepción errónea –explica la veterinaria– lo correcto sería esterilizar al animal porque, de no hacerlo, existe posibilidad de que desarrollen enfermedades del aparato reproductor”.
“Por otro lado: hay que apuntar que, en la naturaleza, sólo los miembros alfa de la manada se reproducen y, como en nuestros hogares los dueños deben tener ese papel, lo óptimo sería que los perros no se reprodujeran”, puntualiza.
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No tener cuidado en estos aspectos podría derivar en que tu mascota sufra problemas emocionales y de conducta tales como ansiedad por separación o por no contar con ciertas atenciones a las que se ha hecho dependiente, agresividad o fobias por no permitirle relacionarse con otros perros y hasta problemas de tipo obsesivo compulsivo:
“Estos últimos se presentan porque no se le permite a los perros liberar energía, de modo que la redirigen y pueden, por ejemplo, automutilarse (mordiéndose la cola) o sufrir dermatitis por lamidas constantes (las lamidas pueden ser tan frecuentes que los perros llegan a hacerse un hueco en la piel)”.
La especialista en conducta animal invita a recordar que “ninguno de estos problemas son inherentes al animal, sino que tienen origen en el humano. Existe una estrecha relación entre la salud emocional y psicológica del dueño y los de un animal.
“He llegado a creer que los veterinarios deberíamos saber de psicología humana antes que de conducta animal”, concluye, entre risas, la especialista.