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María Rivera

07/09/2023 - 12:01 am

Las mujeres

“El solo hecho de que exista la posibilidad de que una mujer acceda al máximo puesto de poder del país es un avance indudable en el plano simbólico y de representación de nuestro sexo”.

“Claudia Sheinbaum tampoco se distinguió, en el gobierno de la Ciudad de México, por ser empática con las mujeres si estas se presentan como grupos inconformes y beligerantes contra el gobierno”. Foto: Equipo Claudia Sheinbaum.

Si todo se confirma, querido lector, Claudia Sheinbaum será la candidata de Morena. En el momento en que cierro esta columna, Marcelo Ebrard anunció que quiere que se reponga el proceso y al parecer se salió del juego y golpeó a la izquierda y al movimiento que le dio espacio durante muchos años. Es difícil saber qué ocurrirá con él y sus aspiraciones, si Movimiento Ciudadano le dará cabida como su candidato, ya lo veremos.

Pero déjeme centrarme un poco más allá del escándalo. Ahora que casi podemos asegurar que Claudia Sheinbaum será la candidata presidencial de Morena y Xóchitl Gálvez será la del PRI-PAN-PRD.

Por supuesto, sería una buena noticia para nosotras las mujeres que al menos dos de los candidatos sean mujeres. El solo hecho de que exista la posibilidad de que una mujer acceda al máximo puesto de poder del país es un avance indudable en el plano simbólico y de representación de nuestro sexo.

Ahora bien, que sean mujeres, tanto como si fueran hombres, no garantiza ni sus aptitudes ni sus cualidades. De hecho, que sean mujeres no garantiza siquiera que sostengan la agenda feminista ni que tengan voluntad de sostenerla. Abundan los ejemplos de mujeres auténticamente misóginas o que sostienen agendas distintas y hasta contrarias a la feminista. Ojalá que si gana alguna de ellas, al menos tenga presente que la agenda feminista es parte esencial de cualquiera agenda que se presente democrática. Sobre todo, en un país en el que el feminicidio es un delito extendido que lacera profundamente a la sociedad.

No basta, evidentemente, con que usen a las víctimas para hacer propaganda electoral, como hizo recientemente Gálvez en su acto de asunción del dedazo cupular, en el Ángel. Tampoco con que sostengan discursos condescendientes y sentimentales que no sirven más que como retórica demagógica. No es amor, ni consideración lo que debería ofrecerse a las víctimas y familiares de víctimas, sino justicia. No debería ofrecérseles “acompañamiento” cuando buscan entre la tierra a sus familiares, sino que el Estado se encargue de encontrarlos, ponga sus manos en ello.

Ha sido un error imperdonable el desdén con el que el presidente ha tratado a algunas madres buscadoras y grupos de víctimas, estar ciego y sordo ante ellas es una traición de la izquierda. Sheinbaum, si es confirmada como candidata, tendría que enderezar un barco al que debieron darle atención prioritaria, a todas las madres, a todas las víctimas, en una actitud completamente contraria a la que ha sostenido con víctimas, una y otra vez. Es increíble que resultara que el desdén por ellas se constituiría en una política de Palacio Nacional.

Y es que lo que va a ocurrir muy probablemente, es que la oposición prianista va a construir un discurso sentimental y facilón, y profundamente hipócrita, en torno a la violencia de la que son corresponsables. Como si fueran la madre Teresa y no el partido político que tenía como secretario de seguridad pública, a un delincuente narcotraficante, que concedió con los criminales las vidas de miles de mexicanos y migrantes asesinados en el sexenio calderonista. Sí, Xóchitl Gálvez es una panista. No es una ciudadana preocupada por las víctimas, la senadora no se distinguió por criticar a Felipe Calderón, sino por ser del grupo político panista por el que ha llegado a los pocos cargos públicos que ha ocupado.

Resulta obvio para cualquiera que la designación de Gálvez obedece a la intención de rivalizar con el discurso lopezobradorista del amor y el bien. Mala decisión, porque no creo que una improvisada, parte de la clase privilegiada de este país, pueda tener un discurso más eficiente que el del presidente cuando se refiere a la pobreza, la desigualdad y la injusticia.

Lo que sí parece que será una línea en la campaña de la senadora, para mal, es el tono deliberadamente sentimental en la arenga, como arma demagógica. Por supuesto, las candidatas mujeres intentarán capitalizar su género para captar al voto femenino y será una de las misiones de la oposición captar al movimiento feminista: buscar al electorado femenino. Hablar de madres, hijas, abuelas, tías; el tesón para lograr enfrentar el machismo en sus carreras, etc. Palabrería facilona. Los electores, más bien, las electoras tendrían que saber qué han hecho ambas candidatas por las mujeres, antes de apresurarse a identificarse con lo que son llanas mentiras convenencieras.

Por ejemplo, Xóchitl Gálvez retiró en la Alcaldía Miguel Hidalgo, el apoyo alimentario que mujeres pobres recibían, para según ella “capacitarlas”, ponerlas a trabajar como empleadas domésticas, surtir a su propia clase social de empleadas a menudo explotadas y maltratadas. Muy en la línea derechista contra “los huevones”. Eso habla con mayor elocuencia, sobre su idea de las mujeres, los pobres y el apoyo que estos necesitan y merecen, que sus arengas convenencieras y sentimentales.

Del mismo modo, Claudia Sheinbaum tampoco se distinguió, en el gobierno de la Ciudad de México, por ser empática con las mujeres si estas se presentan como grupos inconformes y beligerantes contra el gobierno, y cometió errores garrafales como gasear a mujeres feministas en las manifestaciones que se realizaron estos años en la Ciudad de México. Y pues sí, las mujeres, antes que mujeres, son políticas.

Aún así y a pesar de mi natural pesimismo, no pierdo la esperanza, querido lector, en que algo de consciencia feminista sobreviva debajo de sus aspiraciones por el poder y si gana alguna, sea leal a ella. Veremos.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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