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Ricardo Ravelo

07/09/2023 - 12:03 am

Narcotráfico: La disputa por Baja California

"Los datos oficiales no mienten: El año pasado, por ejemplo, cerró con 2 mil 185 ejecuciones y por ello Tijuana se convirtió en una de las ciudades más violenta del país".

"Otros elementos que explican el incremento de la violencia en Baja California es la separación de un grupo de presuntos sicarios, “Los Cabos”, que durante mucho tiempo operaron como brazo armado del cártel que dirige “El Mencho”. Foto: Cuartoscuro.

Aliados con el cártel de Jalisco Nueva Generación, la organización fundada por los hermanos Arellano Félix se reposiciona y ahora se enfrenta a las redes del cártel de Sinaloa que, junto con la organización de Los Salazar, pretenden dominar esa entidad, una de las más codiciadas por parte de los grupos criminales. Detrás de estas pugnas sobresale la figura de Enedina Arellano Félix, considerada por la DEA como “la verdadera jeja del cártel”. De bajo perfil, discreta y sigilosa, Enedina se mueve en las sombras: nada de ostentación ni de violencia, suele moverse con un perfil de ejecutiva de alto nivel empresarial. Sin embargo, la DEA sostiene que ella es la pieza clave que ha hecho posible que el cártel no esté extinguido. Así, con más inteligencia que violencia, enfrenta a sus rivales y se sostiene activa en el mundo criminal, donde es conocida como “La Jefa”, según la serie de Netflix que dio a conocer su historia como la primera mujer en dirigir un cártel de la droga.

La disputa por Baja California –una de las fronteras más codiciadas por los grupos criminales –ha desatado la violencia en esa entidad, particularmente en Tijuana, feudo del cártel fundado en los años ochenta por los hermanos Arellano Félix.

El grupo Arellano Félix –conocidos también como “Los Aretes” –opera en las ciudades de Tijuana y Mexicali, pero en esos territorios también están afincados operadores de Nemecio Oseguera Cervantes, “El Mencho” e Ismael Zambada García, “El Mayo”. Además, está el grupo de Los Salazar, temibles y violentos, quienes aprovechan el vacío legal de esa frontera para mover cuantiosos cargamentos de drogas, incluidas las sintéticas, actualmente de moda en Estados Unidos.

Debido a su intensa actividad criminal y a la disputa territorial que enfrentan al menos tres cárteles de la droga –Tijuana, Cártel de Jalisco y Sinaloa –el estado de Baja California sigue sumido en una cruenta violencia, a pesar de que la nueva gobernadora, Marina del Pilar Ávila Olmeda, de MORENA, se comprometió a recomponer el desastre que en materia de seguridad le heredó el exgobernador Jaime Bonilla, quien dejó el cargo en octubre de 2021.

Durante los dos años de gobierno de Jaime Bonilla el estado de Baja California y su territorio más próspero –Tijuana --, cuna del cártel del mismo nombre, ninguna autoridad pudo pacificar esa plaza. Es una de las más dinámicas del crimen organizado, pues ahí operan por lo menos cinco grupos criminales.

Los datos oficiales no mienten: El año pasado, por ejemplo, cerró con 2 mil 185 ejecuciones y por ello Tijuana se convirtió en una de las ciudades más violenta del país, seguida por Guanajuato, donde la guerra por el tráfico de combustible robado –“El Huachicol” –desató matanzas y enfrentamientos entre los cárteles Santa Rosa de Lima y de Jalisco Nueva Generación, por citar sólo dos de las confrontaciones más violentas.

Pero la falla en las políticas y estrategias contra el crimen, la desatención oficial y la corrupción policiaca volvieron a colocar a Tijuana, en este 2022, en la demarcación con más asesinatos, pues de acuerdo con reportes oficiales éste repunte obedece a la lucha territorial que enfrentan células que se dedican a la venta de droga a granel, es decir, existe una guerra por el control del mercado.

Además del robo de vehículos, el tráfico de armas, el movimiento de drogas de todo tipo, en Baja California están asentados al menos cinco cárteles: Sinaloa, Tijuana, Cártel de Jalisco, Los Salazar, así como el cártel del Golfo, aparentemente aliados con el grupo fundado por los hermanos Arellano Félix.

La disputa de los cárteles

 

 

   De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública, datos de la Guardia Nacional y un reporte basado en información difundida por la prensa de Baja California, las causas de que esa entidad enfrente tan elevados índices de criminalidad tienen que ver con la expansión del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que ahora domina el más amplio corredor de trasiego de droga y robo de combustibles, el cual abarca los estados de Tabasco, Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Sonora y Baja California.

La irrupción del grupo criminal que encabeza Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho” se dio a raíz de que el cártel de Tijuana-Arellano, ahora autodenominado Cártel de Tijuana Nueva Generación, entró en crisis luego de sufrir diversas bajas. Sin embargo, después de varios enfrentamientos ambos grupos negociaron una tregua y ahora son aliados en la guerra que enfrentan con el cártel de Sinaloa que también pretende sentar sus reales en Baja California y, sobre todo, en la ciudad de Tijuana, una plaza largamente codiciada por el grupo que encabeza “El Mayo” Zambada.

Y es que la guerra entre cárteles en esta región fronteriza tiene lógica. El grupo criminal que domina la frontera impone condiciones en el negocio, pues obliga al resto de los cárteles a la negociación a fin de cruzar sus mercancías ilegales hacia Estados Unidos.

Un informe policiaco a cargo del Proyecto de Justicia en México, a cargo de la universidad de San Diego, California, señaló que el cártel de Jalisco es una rama de Sinaloa que ha logrado renombrarse, consolidar sus redes y emerger como una de los cárteles más poderosos de México. Esta expansión disparó la violencia.

Cabe aclarar que el cártel de Jalisco rompió sus relaciones con Sinaloa y ahora es un grupo criminal independiente, quizá el más violento de América Latina, según han dicho altos funcionarios de la DEA, la agencia antidrogas norteamericana.

En el mes de mayo de 2021, el estado de Baja California, de nueva cuenta, se colocó como la entidad menos pacífica del país, según reportó la edición del Índice de Paz, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).

Los datos de dicho informe explican que más de 6 mil personas fueron víctimas de extorsiones en 2021, en tanto que delitos como el narcomenudeo y delincuencia organizada en general aumentaron vertiginosamente. Sólo el secuestro y la trata de personas registraron tasas ligeramente bajas, aunque aún está lejos su abatimiento. También aumentaron los delitos sexuales y la violencia familiar. No hubo bajas en las estadísticas sobre el robo de vehículos.

El informe coincide con las apreciaciones oficiales al señalar que el recrudecimiento de la violencia criminal en Baja California, pero sobre todo en Tijuana, se atribuye a la alianza que sellaron los cárteles de Jalisco Nueva Generación y Tijuana-Arellano, pues esto generó que el cártel de Sinaloa –su acérrimo rival –arremetiera con mayor virulencia con el objeto de apoderarse del territorio, uno de los más codiciados por los grupos dedicados al trasiego de drogas.

Después de Baja California y Guanajuato, principales en la lista de entidades más violentas, le siguen Chihuahua, Colima y Quintana Roo. Atrás quedó Yucatán que, por ejemplo, fue una de las ciudades con mayor dinámica de violencia durante hasta el 2016 y ahora, por tercer año consecutivo, está entre los menos agitados por ese flagelo. Tlaxcala, Chiapas, Campeche y Nayarit, por el contrario, se deterioraron.

Otros elementos que explican el incremento de la violencia en Baja California es la separación de un grupo de presuntos sicarios, “Los Cabos”, que durante mucho tiempo operaron como brazo armado del cártel que dirige “El Mencho”.

Los sicarios enfrentan discrepancias al interior del CJNG y decidieron separarse. Al hacerlo, perdieron la protección que los blindaba frente a los ataques del cártel de Sinaloa, que aprovechó la vulnerabilidad de este grupo para arremeter contra ellos.

Además, el enfrentamiento entre “Los Cabos” y el CJNG generó una elevada ola de violencia en esa entidad-. Tan sólo en la ciudad de Tecate dejó un saldo de dieciséis ejecutados y entre mayo y agosto del 2021 la estadística oficial reveló que hubo un total de 670 crímenes, muchos de ellos relacionados con esta disputa entre cárteles. En ningún caso las investigaciones pudieron detener a los presuntos responsables.

La ruptura entre “Los Cabos” y el CJNG, de acuerdo con un análisis de la Secretaría de Seguridad Pública de Baja California, es una muestra de los problemas internos que enfrenta el grupo criminal dirigido por Nemesio Oseguera.

La pugna interna comenzó, dice el informe, cuando “Los Cabos” decidieron salirse de la organización debido a las diferencias con la nueva directiva del cártel. A ello se sumó la confrontación que el CJNG tiene con Sinaloa, éste uno de los cárteles más poderosos, que lucha por no ser desplazado en el dominio territorial que ejerce en todo el país.

Esta no es la primera vez que el CJNG sufre una fragmentación. En 2018 enfrentó problemas con el Cártel Nueva Plaza de Guadalajara, su brazo armado. Ahora, el Cártel de Jalisco debe luchar con dos frentes: “Los Cabos” y Sinaloa, pues el grupo encabezado por los hijos de “El Chapo” y “El Mayo” Zambada pretenden acomodarse en ciudades importantes como Tijuana, Tecate y Rosarito.

Este proyecto de expansión por parte de Sinaloa era un viejo anhelo de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, pues a finales de los años ochenta, cuando Miguel Félix Gallardo repartió el territorio, comenzó la disputa por ese territorio que el llamado “Jefe de Jefes” le entregó a los hermanos Benjamín y Ramón Arellano, sus parientes.

El cártel de Tijuana-Arellano, por su parte, sólo tiene presencia en Tijuana, de acuerdo con el informe citado; esto explica la disminución de su fuerza, aunque cabe aclarar que el cártel no está extinguido. El grupo criminal sigue controlado por la familia Arellano Félix, fundadores del cártel de Tijuana que en los años ochenta y noventa encabezaron los hermanos Ramón y Benjamín Arellano –los más violentos en esa época –y que terminaron siendo desplazados por grupos rivales tras las detenciones y muertes de varios de sus miembros.

Por ejemplo, Benjamín Arellano fue detenido en la ciudad de Puebla en 2003, durante el gobierno de Vicente Fox; estuvo encarcelado en el penal de La Palma, Estado de México. Luego fue extraditado a Estados Unidos, donde enfrenta un juicio por tráfico de drogas.

Ramón Arellano, su hermano, otro de los más violentos, fue ejecutado en 2002 en Mazatlán, Sinaloa, cuando se disponía a asesinar a Ismael “El Mayo” Zambada precisamente cuando el capo sinaloense pretendió irrumpir en Baja California.

Se cuenta que en aquella ocasión Ramón Arellano tomó su arma, su vehículo –un Volkswaguen sedan – y emprendió un viaje de Tijuana a Mazatlán. Cuando llegó al puerto sostuvo un enfrentamiento con un agente de tránsito debido a una infracción que cometió. No quiso pagarle y cuando intentó matar al policía éste sacó velozmente su pistola y le disparó en la cabeza. En ese momento no supo que había asesinado a uno de los líderes del cártel de Tijuana más virulentos de la historia del narcotráfico.

La misma suerte corrió Francisco Arellano Félix. Este compurgó una pena en el penal de La Palma y fue extraditado a Estados Unidos. En ese país le impusieron una pena de cuatro años y fue deportado a México sin delito alguno. El capo se disponía a llevar una vida en libertad, en los negocios y rodeado de socios y familiares. Otros aires parecían soplar en favor de Francisco Arellano. Pero su buena estrella se extinguió muy pronto.

El 18 de octubre de 2013, el hermano mayor de los Arellano se encontraba en el salón de fiestas del conocido hotel Ocean House, en Los Cabos, Baja California. Acompañado de amigos y familiares, había acudido a una fiesta infantil.

Ese día festejaba el cumpleaños de un menor, al parecer su sobrino. Francisco estaba sentado en la mesa de honor, junto con otros invitados.

Al atardecer arribaron al lugar unos payasos que fueron contratados para ofrecer un show infantil. Cuando comenzó el espectáculo también se empezaron a desatar las risas de los comensales. Los payasos divertían con sus chistes. De pronto, una de los payasos se acercó a la mesa de honor y se paró frente a Francisco Arellano, sacó una pistola y asesinó al capo que ya no pudo disfrutar su libertad.

Este crimen, sin embargo, no exterminó por completo al cártel de Tijuana. De acuerdo con datos oficiales, Enedina Arellano Félix, diestra en el manejo financiero, conduce al llamado Cártel de Tijuana Nueva Generación, la organización que ahora opera en alianza con el Cártel de Jalisco y se aprestan a controlar no sólo el estado de Baja California sino buena parte del territorio en la que por dos décadas fueron amos y señores.

Enedina Arellano, La Jefa

De acuerdo con informes de la DEA, la actual jefa del cártel de Tijuana es Enedina Arellano Félix. Hábil en los negocios y presuntamente en el blanqueo de activos, fue la heredera del emporio criminal fundado por sus hermanos Benjamín y Ramón (Este último está preso en Estados Unidos).

Enedina es muy discreta, afirma una fuente consultada en Estados Unidos. No responde  al perfil clásico de los capos de los años ochenta y noventa: tigres en el jardín, autos Lamborghini a la puerta, rifles de alto poder y narcocorridos

Su estilo nunca ha sido el de figurar entre ese grupo de rancheros que iban por la vida dando tiros y declarando guerras. Las escasas veces que apareció en la prensa lo hizo en las páginas de sociedad, codo a codo con la clase alta de Guadalajara o de Tijuana, Baja California.

Pero un día una investigación periodística destapó el origen de su riqueza: el tráfico de drogas, y poco después de una cacería sin tregua contra sus hermanos, en el año 2000 la DEA la colocó como la mujer más poderosa del mundo del crimen organizado. Desde entonces fue considerada la cabeza sigilosa y metódica del cártel de Tijuana.

Después de pasar años alejada de los reflectores y de vivir en las sombras, la cadena Netflix rompió el misterio y descorrió el velo de discreción que por años la envolvió: sacó a flote la historia de su vida, la figura de una mujer dando órdenes a los sicarios de la organización criminal que por años fue vista como la más violenta de América Latina.

Aunque no se habla de ella –salvo los comentarios derivados de la serie que apareció bajo el título “Narcos México”, para la DEA es Enedina Arellano Félix la verdadera jefa del cártel de Tijuana. Discreta y sigilosa, tiene un perfil totalmente diferente al que mostraron sus hermanos Benjamín y Ramón, quienes se caracterizaron por su beligerancia sin límites.

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.

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