Funcionarios de la Casa Blanca no respondieron por el momento a un pedido para que Trump explique por qué el autor debe ser entregado al gobierno y por qué se trata de un asunto de seguridad nacional. Algunos que estaban de acuerdo con los puntos indicados en la columna de opinión insinuaron que la reacción del Presidente confirmaba las preocupaciones del autor.
WASHINGTON, 7 de septiembre (AP) — Uno tras otro, los colaboradores más cercanos del Presidente Donald Trump salieron el jueves para declarar: “Yo no fui”.
Cada uno de ellos negó haber escrito el provocador artículo de opinión del New York Times que supuestamente fue elaborado por un miembro de la “resistencia” dentro del gobierno que lucha para impedir los impulsos más peligrosos de Trump.
Ya fuera por email, tuit o video, las negativas de los funcionarios del gabinete, incluido el vicepresidente Mike Pence, desfilaron aparentemente presentadas para un público de uno, sentado en la Oficina Oval. Altos funcionarios con puestos clave en seguridad nacional y política económica, criticaron al autor del artículo por cobardía, deslealtad y actuar contra los intereses de Estados Unidos, usando palabras similares a las del Presidente.
Trump estaba furioso por la columna y pidió a sus confidentes atacar al autor, especular sobre su identidad y comentar que el “Estado profundo” conspiraba contra él. Exigió a sus asesores desenmascarar al autor, y pidió la extraordinaria demanda de que el periódico revelara su nombre al gobierno.
Tan impactante como el ensayo fue la larga lista de funcionarios que pudieron haberlo escrito. Muchos han compartido algunas de las preocupaciones expresadas en el artículo sobre Trump con colegas, amigos y reporteros de forma privada.
Con un círculo tan amplio de posibles culpables, los hombres y mujeres de Trump sintieron que su única opción era hablar. Las negativas y condenas llegaron de todas partes: el secretario de Estado Mike Pompeo y el secretario de Defensa Jim Mattis negaron la autoría durante una visita a la India, el secretario de Interior Ryan Zeinke desde Samoa Americana. En Washington, los “yo no fui” salieron de la oficina del vicepresidente Pence, del secretario de Energía Rick Perry, del embajador de Rusia Jon Hunstman, el director de Inteligencia Nacional Dan Coats, y otros miembros del gabinete.
El autor dijo ser miembro de ese círculo interno. Entonces, ¿son fiables las negativas? No hay forma infalible de asegurarlo y eso sólo aumentó la frustración del Presidente.
En Twitter Trump atacó al “Estado Profundo y la Izquierda, y su vehículo, los Medios de Noticias Falsas, se vuelven Locos y no saben qué hacer”.
Funcionarios de la Casa Blanca no respondieron por el momento a un pedido para que Trump explique por qué el autor debe ser entregado al gobierno y por qué se trata de un asunto de seguridad nacional. Algunos que estaban de acuerdo con los puntos indicados en la columna de opinión insinuaron que la reacción del Presidente confirmaba las preocupaciones del autor.
Al demostrarse infructuosa la agitación inicial para desenmascarar al autor, la atención se dirigió a las interrogantes del artículo, que se murmullan en Washington desde hace más de un año: ¿Realmente está Trump a cargo y podría una rama ejecutiva dividida ser un peligro para el país?
El exdirector de la CIA, John Brennan, duro crítico de Trump, dijo que el artículo de opinión era una “insubordinación activa… nacida de la lealtad al país”.
“No es sustentable tener una rama ejecutiva en donde los individuos no siguen las órdenes del director ejecutivo”, dijo Brennan durante el programa “Today” de la NBC. “No sé cómo reaccionará Donald Trump a esto. Un león herido es un animal muy peligroso y creo que Donald Trump está herido”.
El autor anónimo, que afirmó ser parte de la resistencia que “trabaja diligentemente desde adentro” del gobierno, dijo que “muchos funcionarios designados por Trump nos hemos comprometido a hacer lo que esté a nuestro alcance para preservar nuestras instituciones democráticas y al mismo tiempo frustrar los impulsos más erróneos de Trump hasta que deje el cargo”.
“Puede ser un consuelo escaso en esta era caótica, pero los estadounidenses deberían saber que hay adultos a cargo”, continuó el autor. “Reconocemos plenamente lo que está ocurriendo. Y tratamos de hacer lo correcto incluso cuando Donald Trump no lo hace”.
La primera dama Melania Trump apoyó a su esposo en un comunicado. Defendió la libertad de prensa por ser “importante para nuestra democracia”, pero atacó al autor cuando dijo: “No estás protegiendo a este país, lo saboteas con tus acciones cobardes”.
El juego de adivinación permeó en la Casa Blanca cuando empleados y exempleados intercambiaron llamadas y mensajes de texto para intentar averiguar quién había escrito la columna, algunos incluso se dirigieron a la prensa en busca de pistas.
En una medida inusual, el director de comunicaciones de Pence, Jarrod Agen, tuiteó el jueves por la madrugada que “el vicepresidente firma sus columnas de opinión. Qué vergüenza para el @nytimes y también para la persona que escribió la columna falsa, ilógica y cobarde. Nuestra oficina no se rebaja a actos tan torpes”.