La Encuesta Nacional de Indígenas realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México reveló que 72.2 por ciento de los ciudadanos consideran que sí hay racismo en México a la par que un 23.2 por ciento de los encuestados piensa que “sí, en parte”. La mayoría de los mexicanos encuestados (82.9 por ciento) ignora la riqueza que existe en el país al contar con una diversidad representada por 64 lenguas, además de sus derivaciones lingüísticas. Peor aún, no son capaces de mencionar el nombre de tres grupos originarios
Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo).- De acuerdo con la Encuesta Nacional de Indígenas realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México señala que pertenecer a un grupo étnico significa sufrir de una serie de desventajas en términos de discriminación, marginación, pobreza, exclusión y analfabetismo.
El sondeo, a partir del que se midió la percepción de los ciudadanos no indígenas con respecto de quienes sí lo son, arrojó que el 43.2 por ciento de los encuestados considera que, en el país, la mayor desventaja para este grupo racial es la discriminación. Asimismo, refiere que el 21.6 por ciento de los cuestionados apunta como un obstáculo a la marginación y la pobreza, mientras que el 5.8 y el 4.3 por ciento de ellos señalan a la exclusión y el analfabetismo, respectivamente.
“La mayoría de los mexicanos encuestados (82.9 por ciento) ignora la riqueza que existe en el país al contar con una diversidad representada por 64 lenguas, además de sus derivaciones lingüísticas. Peor aún, no son capaces de mencionar el nombre de tres grupos originarios”, menciona el documento académico divulgado a través de la Dirección General de Comunicación Social (DGCS) de la máxima casa de estudios.
Además, la medición indica que la mayoría de los connacionales reconoce que “a los indígenas les va más mal, que para ellos es más difícil la vida”.
En contraste, el 21 por ciento de los encuestados menciona que la mayor ventaja de ser indígena es tener tradiciones, aparte del 28.4 por ciento que dice no saber algo acerca del tema y del 18.1 que cree que no tienen ventajas.
Por su parte, la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Natividad Gutiérrez Chong, profirió que las respuestas de los encuestados pueden obedecer, entre otras cuestiones, a la imagen perpetuada que tienen de los pueblos originarios cuyos integrantes padecen constantemente de miseria, marginación y discriminación.
“Los resultados son reveladores y permiten ver qué tan poco estimado es el indígena en nuestra sociedad y cómo ello da lugar a la discriminación y el racismo”. Para revertir esa situación, se requiere actuar no sólo en los aspectos económico, simbólico y cultural, sino devolver prestigio a esas comunidades, porque a lo largo de la historia “eso es lo que nos ha faltado de manera apabullante”, manifestó.
Asimismo, la investigadora señaló que del “’indio vivo’ nadie quiere saber, ni ver, ni estar cerca”; tampoco comprometerse en algún tipo de igualdad, equidad o manera que mitigue la ausencia de lo indígena en el pensamiento de la mayoría de los entrevistados (mil 200 personas) durante la realización del estudio.
CONTRADICCIÓN HISTÓRICA
Otro de los hallazgos de la encuesta es la contradicción de los mexicanos para asumir lo indígena, ya que como menciona el documento, sólo el 34 por ciento considera que tiene raíces indígenas y únicamente el 26.8 por ciento se reconoce “en parte” indígena, a pesar del hecho que “la identidad nacional nos inculca un sentido glorioso de nuestro pasado étnico y pondera, hasta la repetición, que somos una mezcla, un ‘resultado feliz’ entre indígenas y españoles, principalmente. Se trata de la famosa fórmula del mestizaje”.
Además, llama la atención el desconocimiento de los encuestados, quienes frente a lo indígena, un segmento compuesto por más de 15 millones de personas, responden en múltiples ocasiones no tener conocimientos al respecto.
Al respecto, Gutiérrez Chong expresó que es poco claro qué representa para el mexicano promedio la situación de los “indios vivos”, además de aclarar que hay que tener en cuenta que en nuestra sociedad, tal como lo decía Fernando Benítez, vivimos entre la aceptación del “indio muerto” (el representado por la arqueología, lo prehispánico, el pasado remoto que es parte de la riqueza nacional) y el rechazo al “indio vivo”, sinónimo de marginación, pobreza y falta de derechos.
De acuerdo con el estudio, la población más marginada, excluida, la que no tiene ningún tipo de representación política propia, son precisamente los pueblos originarios, esos donde la pobreza es cíclica.
“Existe una fuerte percepción de que los indígenas no hacen lo suficiente, de que son pasivos, indiferentes o flojos. Eso contribuye a una manera estereotipada de ver su mundo, porque no todos son rurales, pobres, ni están en lugares remotos”, remarcó la investigadora.
En ese talante, Gutiérrez Chong considera que la estigmatización de los indígenas supone un campo fértil para seguir reproduciendo prácticas racistas y discriminatorias que inhiben la movilidad social. “No podemos superar ese círculo, y habría que insistir en romper estereotipos, esa visión monolítica e innecesaria que tenemos al respecto”, dijo.
Al mencionar otros resultados de la encuesta, la universitaria mencionó que 47 por ciento no considera que los indígenas tengan las mismas oportunidades para obtener un trabajo que los no indígenas, casi el doble de los que cree que sí las tienen (26 por ciento).
EL INFLUJO DEL COLOR DE LA PIEL
Al cuestionar si el color de la piel influye o no en el trato que reciben las personas, el 51.2 por ciento dijo que sí mientras que el 33.4 por ciento expresó que “sí, en parte”.
En tanto, 72.2 por ciento considera que sí hay racismo en México a la par que un 23.2 por ciento de los encuestados piensa que “sí, en parte”.
En ese sentido, Gutiérrez Chong explicó que los mexicanos apreciamos la multiculturalidad como una riqueza nacional y que sentimos respeto por un legado que es antiguo y que nos permite tener raíces, aunque eso se proyecte lejano por las formas estereotipadas, pasivas y de falta de interés que hoy mostramos hacia los indígenas.
La académica manifestó que hay que devolver el prestigio a los grupos originarios y que la educación sería una de las maneras más efectivas para lograrlo. También ayudaría conocer no sólo la comida y la artesanía que producen, dijo, sino también su literatura, escritura, películas y otros artefactos culturales, porque permitiría revertir estereotipos y, sobre todo, combatir “al monstruo del racismo”.