Antigua, conocida y peculiar, la dupla entre Manlio Fabio Beltrones Rivera y Emilio Gamboa Patrón ha explicado en los últimos treinta años el ajedrez de la operación de la política mexicana. Juntos o en lo individual han pasado por todo, desde ambiciosos sueños hasta marcadas acusaciones de corrupción. Jamás se han quebrado, ni alterado su alianza. En los 12 años en que gobernó el Partido Acción Nacional (PAN), vivieron en carne propia las derrotas electorales y la descomposición de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI).
Muchos análisis le adjudican a este compadrazgo político, la salud interna que aparenta tener el tricolor después de haberse desgarrado por pugnas y batallas perdidas. También, la reconquista del poder tanto en Los Pinos como en el Congreso de la Unión. Así, al llegar Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, la gloria de la promulgación de las reformas estructurales en 2013, se le debe a ellos.
Siempre disciplinados, sonrientes, leales, dueños de relaciones viejas y nuevas, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón aparentan tener el combustible necesario para permanecer en la escena. Los analistas ven que el poderío que consiguió el primero después de las elecciones del 7 de junio no tiene precedente y ahora va por la dirigencia nacional del PRI. Mientras, el segundo se dice feliz en el Senado. De su retiro, no hay señales. Aunque los vástagos de ambos ya han arrancado en sus propios carriles. Sylvana Beltrones y Pablo Gamboa integrarán la Legislatura que está por instalarse.
Con todo, el futuro cercano no logra verse sin estos apellidos.
Ciudad de México, 7 de agosto (SinEmbargo).– A Manlio Fabio Beltrones Rivera y Emilio Gamboa Patrón jamás se les ha visto enfrentados; mucho menos enemistados. Conformada desde 1982, cuando se conocieron en el Distrito Federal, su alianza política y de compadrazgo ha atravesado por todo: emocionantes proyectos de Nación, crisis económicas, tormentas políticas, acusaciones de corrupción, el asesinato del candidato a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio; el fracaso en 2000 del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenecen desde los 18 años; y la vuelta del tricolor a Los Pinos. La dupla es casi omnipresente. Forma parte del paisaje nacional.
La última gloria adjudicada a esta alianza es la promulgación de las reformas estructurales promulgadas por el Presidente Enrique Peña Nieto en el primer año de su Gobierno en los ámbitos de Energía, Telecomunicaciones, Fiscal, Financiera, Laboral, Político-Electoral y Educación. Fueron los impulsores del Pacto por México, el convenio que consolidó la negociación entre el Primer Mandatario con los dirigentes de los principales partidos de oposición.
Para los analistas, esta dupla –que por su supervivencia no encuentra parangón en ningún otro país– parece irrompible y aún con el combustible necesario para permanecer a través de los sexenios. El futuro cercano está contenido en la agenda de ambos. Según sus propias palabras, el primero suspira por la dirigencia nacional del PRI y el segundo continuará en el Senado de la República donde es coordinador de la bancada priista. Es alta la probabilidad de que los últimos tres años de Gobierno de Enrique Peña Nieto transcurran mientras ellos ocupen esas posiciones. Todo, con las reglas de la disciplina que los ha caracterizado.
“Así llegará 2018. Quien sea Presidente del PRI procesará la siguiente elección, mientras quien esté en el Senado lo avalará. No se trata de nominar al candidato presidencial; sino también de la recomposición de los candidatos a las Cámaras de Diputados y Senadores”, observa Gustavo López Montiel, investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de México (ITESM).
La permanencia, el sobreponerse a todo, ha sido su signo. En 1982, cuando se conocieron, Carlos Salinas de Gortari era Secretario de Programación y Presupuesto. Esa dependencia, creada por Adolfo López Mateos en 1958, se había convertido en una suerte de “vicepresidencia” y la ocupaba una generación de los llamados tecnócratas que se habían preparado en las Universidades de Harvard o Yale en Estados Unidos. En esa época otros jóvenes políticos que no llegaban a los 30 años de edad se habían acercado al proyecto salinista basado en el impulso de la economía. Fernando Ortiz Arana y Francisco Gutiérrez Rojas eran algunos. De aquel grupo, ninguna alianza sobrevivió; sólo la de Beltrones-Gamboa.
En 2000 se acabó en México la hegemonía del PRI. Vicente Fox Quesada, postulado por el Partido Acción Nacional (PAN), triunfó en las elecciones presidenciales. Tres años antes, había perdido la dominancia en el Congreso de la Unión. La bruma se le vino al PRI. Pero esta dupla logró que el tricolor atravesara la crisis con estabilidad. Manlio Fabio Beltrones fue nombrado Secretario General de la CNOP en 2002 y al siguiente año, en Diputado federal por segunda vez. Emilio Gamboa se desempeñaba como Senador.
El nuevo Presidente no logró desestabilizar al PRI. Hoy, artículos y estudios de esa época coinciden en que la moneda de cambio fue que el tricolor no apoyara al entonces candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador. Al final, una alianza con el PAN y la Presidencia de la República de manera discreta, pero efectiva.
Pero el tiempo aciago no se detuvo. Roberto Madrazo Pintado fue postulado como candidato presidencial en las elecciones del 2006 y quedó en tercer sitio frente al panista Felipe Calderón Hinojosa y el perredista Andrés Manuel López Obrador. El PRI quedó sin pies ni cabeza. La dupla continuó mientras Beatriz Paredes Rangel dirigía al partido. Para las elecciones intermedias del 2009, el PRI había ganado varias gubernaturas. Los diputados federales habían aumentado de los 121 que había en la legislatura 2006-2009 a 237 en la siguiente. Los tricolores volvieron a quedar como primera fuerza legislativa. El PAN obtuvo 143 diputados. Así, las reformas estructurales que se proponía el Presidente Felipe Calderón simplemente no pasaron y fueron promulgadas, ahora, cuando el PRI escribe los nuevos tiempos del poder en la persona de Enrique Peña Nieto.
Si se les viera como súper-héroes, serían Batman y Robin. Así pone a la dupla, el abogado Francisco Javier Zavala Segura, ex presidente del Consejo Electoral sonorense, un observador político. “Beltrones es el gran operador. Gamboa es el segundo. La mayor negociación siempre la hace Beltrones y consulta a Gamboa, su compadrito, su hermano del alma”. Si se les viera como seres de los campos y las selvas, serían dos faunos en un medio ambiente que no cambia y les resulta muy favorable. El jefe del Departamento Académico de Ciencia Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Vidal Romero, expone: “Puestos en una historia natural, son dos animales supervivientes. La prueba fue la derrota del PRI en 2000. Se pensaba que ya no resultarían atractivos para el sistema. Pero no. Mostraron una gran capacidad de adaptación”.
En este binomio, como nunca antes, Beltrones Rivera se hizo de un poderío reflejado en Sonora, la tierra donde nació. Uno de sus alfiles, Claudia Pavlovich Arellano es Gobernadora electa; pero además, en las delegaciones federales se encuentran personas vinculadas a su persona. En la conformación del Congreso local hay 15 diputados del PRI; además de dos de la alianza con el Panal. “Es el papel completo. Como un gran Ejecutivo del estado”, describe el abogado Francisco Javier Zavala Segura, expresidente del Consejo Electoral de aquel estado.
Si se observan sus territorios, a Beltrones le faltaría el Poder Judicial. Y es justo ahí donde ahora pervive una denuncia penal en contra de un político de arraigo del Partido Acción Nacional (PAN), Juan Sebastián Sotomayor, por probables delitos de violación a la Ley General de Profesiones, falsificación de documentos y usurpación de funciones. El funcionario habría falsificado el acta de titulación que lo avalaba como Licenciado en Derecho. Y basados en la Ley de Acceso a la Información Pública, los integrantes de la Asociación Civil, Sonora Transparente acumularon documentos en los que respaldaron una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR).
“El PRI está metido en esa maniobra”, dice una fuente del PAN en la entidad quien da como argumento que las pruebas que presentó Sonora Transparente son muy parecidas a las que alguna vez esgrimió la bancada del PRI en un debate en la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado cuando se analizó el perfil de Sebastián Sotomayor. Para Zavala Segura, aquí hay una movida de ajedrez que al final, posicionará a Manlio Fabio Beltrones con mayor potencial, con los tres poderes a su cargo, para dar jaque mate.
Pero en la dupla Beltrones-Gamboa también hay deficiencias. El analista Gustavo López Montiel, especialista en partidos políticos, expone: “No tienen capital político con base social. Sus liderazgos están basados en la capacidad de operación, a diferencia de otros líderes; por ejemplo los sindicales. Como ocurre en muchos otros partidos del mundo, se establecieron como cúpula de élite burocrática dentro del propio PRI y sobrevivieron porque acumularon conocimiento y relaciones que les permitieron operar”.
Quiso el destino que esa disciplina pasara al anecdotario. Hubo un momento en 2013 que de nada valió. Ellos, que en el pasado vencieron escándalos pronunciados y que ese año, estaban más fuertes que nunca, fueron confundidos por el propio Presidente de la República. El Jefe del Ejecutivo federal tenía dos meses en el poder y durante un encuentro con los legisladores priistas, se refirió al senador Emilio Gamboa Patrón como «senador Beltrones». «Sin duda tienen ante sí la oportunidad de revisar temas que son muy sensibles y que son muy importantes para acelerar la transformación de nuestro país. A ellos ya se refirió el senador Beltrones», indicó el mandatario tras el discurso de Gamboa Patrón. Las sonrisas se borraron por segundos. Luego, las disculpas recompusieron la escena.
Tanto Manlio Fabio Beltrones como Emilio Gamboa Patrón aparentan haber emprendido la retirada. En el pasado periodo electoral del 7 de junio, Sylvana Beltrones Sánchez, la hija única del primero, consiguió una diputación plurinominal por el PRI y no hay analista que niegue que está llamada a convertirse en Senadora y a la postre, en Gobernadora de Sonora. En cuanto al segundo, su hijo Pablo Gamboa Miner, de 28 años de edad, ganó la diputación federal por el III distrito electoral de Mérida, Yucatán.
Sylvana Beltrones y Pablo Gamboa son hijos del poder. Sus carreras políticas se distinguen por su brevedad. Ella – de 31 años de edad– fue subsecretaria general de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), diputada federal suplente en la Legislatura que concluyó en 2012, secretaria general adjunta del PRI y Directora de Gestión Estratégica del Fonatur. Pablo Gamboa –de 28 años- apenas se desempeñó como director de la Coordinación Metropolitana de Yucatán (Comey) debido a la invitación de Ivonne Ortega Pacheco, ex Gobernadora de Yucatán y actual Secretaria General del PRI. El más ambicioso de los proyectos de la Comey es el Parque Lineal Metropolitano, bautizado como “Paseo Verde”.
La primera reflexión de Vidal Romero, jefe del Departamento Académico de Ciencia Política del ITAM, sobre un eventual retiro, es que Beltrones y Gamboa su ejercicio cederá, tenderá puentes con los jóvenes, con “los bebesaurios”. Gustavo López Montiel, del ITESM, expone que de perder sus posiciones, serían “desempleados incómodos, lo cual resulta poco probable porque particularmente hasta que no se agotan esos vínculos y capacidad de operación, ellos se mantendrán vivos”.
En mayo pasado, Beltrones Rivera dijo: “Sí me gustaría ser presidente del partido. Pero esa no es mi obsesión, es mi ilusión”. Por su parte, Gamboa Patrón sostuvo: “Estoy muy feliz de coordinar al PRI en el Senado. Es un trabajo de tiempo completo … Soy un hombre de disciplina partidaria … Estoy muy feliz”.
I
MANLIO FABIO BELTRONES RIVERA
“Un impecable operador político que florece y prospera en la política de puertas cerradas”. Esa es la descripción de Manlio Fabio Beltrones en un cable filtrado por Wikileaks del Departamento de Estado de Estados Unidos en mayo de 2011 y publicado por el diario La Jornada. Y no es la única descripción que resume así al hombre que en estos días suspira por la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el único al que ha pertenecido durante treinta años. Lo más probable es que lo logre. “Se trata de un personaje político que no puede quedar desempleado. En tal caso, sería un desempleado incómodo”, coinciden aliados, detractores y analistas.
Manlio Fabio Beltrones Rivera nació el 30 de agosto de 1952 en Villa Juárez, del municipio de Etchojoa, Sonora, el corazón de una de las regiones más pobres de México. Es la fecha en que ese municipio norteño no ha superado sus indicadores de pobreza y vulnerabilidad. Según la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), el 57. 6 por ciento de la población en su mayoría indígena, tiene carencias sociales. La principal es el hambre.
Su abuela era una indígena yaqui que había perdido un ojo cuando cortaba leña en Cananea, según narra el propio Beltrones Rivera en su libro “La vida y la Política”. De modo que él le leía los periódicos y a fuerza de hojear, llegó a preguntarle: ¿Qué hacen los políticos, abuela”. Ella contestó que los políticos lograban acuerdos entre los demás. Después, su madre, Beatriz Beltrones, le enseñó lecciones bíblicas. El mismo Beltrones adjudica su pasión por la política al pasado con estas dos mujeres.
Quienes recuerdan a Beatriz Beltrones avalan que fue seguidora de las culturas griega y romana. Por ello, los nombres de sus tres hijos: Alcides, Orestes y Manlio Fabio. Su padre, Rómulo Díaz Braun fue un capitán del Ejército Mexicano que participó en la Batalla de Celaya. Cuando le preguntan a Manlio Fabio Beltrones de por qué lleva el apellido materno, ha respondido que su madre era soltera y aunque después se casó, prefirió no modificar su nombre. Después de un padecimiento de cáncer de mama, falleció en 2004. A ella se le debe la creación de la “Fundación Beatriz Beltrones AC”.
Manlio Fabio se licenció como economista en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su cédula profesional – la 468593- data de 1977, aunque concluyó los cursos en 1974. No fue un chico de Harvard, ni de Yale, como otros políticos mexicanos de su generación que hicieron cursos o maestrías en esas universidades estadounidenses. Por ejemplo, Carlos Salinas de Gortari concluyó una Maestría en Administración Pública en Harvard en 1973 y Ernesto Zedillo Ponce de León lo hizo en Yale, con un Doctorado en Ciencias Económicas, en 1981.
En la UNAM, una de las cátedras a las que acudió fue la de José Antonio Zorrilla Pérez quien fungía como secretario particular del entonces director de la Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios (QEPD). En 1975 obtuvo su primer puesto en la administración federal, en el Registro Nacional de Electores (1975-1976).
Fernando Gutiérrez Barrios llegó a ser Subsecretario de Gobernación y Zorrilla Pérez permaneció como su secretario. Beltrones Rivera fue llamado como auxiliar. Luego, Zorrilla Pérez quedó a cargo de la Dirección Federal de Seguridad. Entonces, el sonorense fue promovido y consiguió ser él, secretario particular. “No le gustaba aparentar juventud. Desde esta época se dejó el bigote para aparentar madurez y jamás se lo quitó”, narra un contemporáneo suyo.
“La formación que tiene Manlio Fabio Beltrones es de todos conocida”, dice el abogado, Francisco Javier Zavala Segura, expresidente del Consejo Electoral sonorense. Tuvo grandes maestros del sistema político mexicano. Y la astucia, ahora mostrada, le viene de esa escuela”.
La carrera política la arrancó en 1982 cuando se convirtió en Diputado por su estado natal. Emilio Gamboa Patrón era secretario particular del entonces Presidente Miguel de la Madrid. Años después serían compadres. Al concluir la Legislatura, se convirtió en dirigente del Comité Ejecutivo Estatal del PRI en Sonora. Gutiérrez Barrios asumió como Gobernador de Veracruz.
Cuando Carlos Salinas de Gortari llegó a la Presidencia de la República, Gutiérrez Barrios fue nombrado Secretario de Gobernación. Manlio Fabio Beltrones se convirtió en subsecretario. Acaso aquí empezó el desarrollo de la habilidad operativa que se le adjudica: la Segob debía recobrar la confianza después del supuesto fraude electoral de las elecciones de 1988 y una de sus tareas fue aprobar una reforma electoral que condujo a la creación el Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral (INE).
En 1991 se postuló al Gobierno de Sonora y ganó. Y fue durante su mandato cuando ocurrió uno de los pasajes más oscuros de la política nacional moderna y de la suya: el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la Presidencia de la República. El 23 de marzo –día del homicidio– hubo una reunión de gobernadores en la ciudad de México, convocada por el presidente del consejo general del Instituto Federal Electoral. Acudieron todos los mandatarios. Menos Manlio Fabio, quien se encontraba en Hermosillo.
Una de las preguntas que el ex Presidente tuvo que responder a la Fiscalía Especializada para el caso Colosio fue por qué le solicitó ayuda al Gobernador de Sonora y no a Ernesto Ruffo Appel, en ese momento Gobernador de Baja California, la entidad donde ocurrieron los hechos. “Busqué al Gobernador de Baja California y se me informó que no estaba en su estado. Por ese motivo, y estando presente en mi despacho el coordinador de la campaña de Colosio, el doctor Zedillo, me comuniqué con el Gobernador de Sonora para pedirle que siendo el más cercano al lugar de los hechos se trasladara a la ciudad de Tijuana, cosa que hizo”, respondió Salinas [Expediente Caso Colosio de la PGR].
Después del primer interrogatorio al que fue sometido Mario Aburto, Manlio Fabio Beltrones se presentó en los separos de la PGR como “enviado presidencial”. Sacó al supuesto asesino de ahí para hablar con él “en la playa”. A partir de este episodio, el fantasma de la suspicacia cayó sobre su ser porque surgió la hipótesis de que hay dos Aburtos; uno el capturado en el mitin de Colosio; otro, el que fue presentado a los medios. El cambio lo habría hecho él: Manlio Fabio Beltrones.
Alcides Beltrones –hermano mayor de Manlio Fabio– era administrador del Aeropuerto Internacional de Tijuana y le otorgó una credencial a uno de los sospechosos de haber disparado en contra del candidato: Othón Cortés. Pasaron los años y la estirpe Beltrones dejó de ser mencionada en torno al caso Colosio hasta que en 1997, el diario The New York Times publicó una lista de la DEA en la que Manlio Fabio apareció como uno de los protectores de Amado Carrillo Fuentes, apodado como “El Señor de los Cielos”. La PGR calificó la información como difamatoria y pidió que la retiraran del diario.
Meses después, recibió otro golpe. La Procuradora de Suiza, Carla del Ponte, quien investigaba a Raúl Salinas, hermano del ex Presidente, por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, presentó un informe donde detallaba ligas de políticos mexicanos con el crimen organizado. Un testigo protegido, miembros del Cártel de Cali y contacto de Carrillo fuentes, dijo que en una reunión en México en 1990, acudieron los generales Arturo Acosta Chaparro, Francisco Quiroz Hermosillo, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón y José María Córdoba Montoya.
Esa fue la convulsa década de los noventa, cuando ocurrió una debacle financiera y el PRI iniciaba una crisis en su entraña. Cuando el siglo cambió, Manlio Fabio Beltrones estaba repuesto. En 2002, presidió la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del PRI y al año siguiente, llegó como plurinominal a la Cámara de Diputados. En 2004, dirigió la Mesa Directiva. Al Senado lo presidió en dos ocasiones (2006-2007 y 2010-2011). Desde ahí, impulsó la reforma del sistema político tras el conflicto post electoral de 2006. En estos años, la agenda política del país pasó a sus manos. Algunos periodistas le pusieron el epíteto de “vicepresidente”.
El cable que difundió Wikileaks dice de él: “Extremadamente afable e impecablemente peinado y arreglado, Beltrones exuda confianza en sí mismo. Suele hablar deliberadamente de modo intenso y en tono de voz bajo, intercalando en la conversación frecuentes pausas elocuentes y haciendo contacto directo y prolongado con los ojos de sus interlocutores”.
II
EMILIO GAMBOA PATRÓN
En esta historia, numerosas tormentas han pasado, pero ninguna ha logrado hacer daño. En 1995, la revista Proceso publicó una carta que Eduardo Valle [QEPD], conocido como “El Búho”, ex dirigente estudiantil en el Movimiento de 1968 y en ese momento asesor del procurador Jorge Carpizo McGregor [QEPD]. Se la dirigía a Carlos Salinas de Gortari y le decía que Emilio Gamboa Patrón, quien había sido Secretario de Comunicaciones y Transportes en su sexenio, habría sostenido un encuentro el 8 de noviembre de 1993 con Marcela Rosaura Bondestedt Perlick, ex locutora de Televisa y ex agente de la Policía Judicial Federal.
Bondestedt Perlick y su pareja sentimental, el ex policía Marcelino Guerrero Cano habrían trabajado para el narcotraficante Juan García Ábrego, líder del Cártel del Golfo. Hasta ahora, la versión de Gamboa Patrón sobre ese hecho es que sí conoció a la ex locutora, pero para comprarle cuadros de arte.
Luego, su nombre volvió al escándalo cuando la Fiscal suiza Carla Del Ponte lo incluyó en un informe. Según los testimonios de dos narcotraficantes presos en Estados Unidos, el político mexicano habría asistido a reuniones en las que se negoció con líderes del Cártel del Golfo. De ahí habrían provenido 114 millones de dólares depositados en la banca de aquel país, por Raúl Salinas de Gortari.
La defensa de este asunto la hizo el hermano del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari. Afirmó que la fiscal se basó en declaraciones “fabricadas” de testigos protegidos. A querer o no, Gamboa Patrón fue llamado a declarar sin que hasta ahora se conozca su dicho. Al final, fueron las autoridades mexicanas las que investigaron la ruta de este dinero y en 2014, Salinas de Gortari resultó exonerado de enriquecimiento ilícito. (Todo lo que el juez ignoró para sentenciarme, Raúl Salinas de Gortari, ed. Diana)
Los años pasaron y en 2000 el PRI perdió la Presidencia de la República. En 2006, Emilio Antonio Gamboa Patrón tuvo que modificar otras vez la sonrisa que lo caracteriza. Lo habían nombrado coordinador de los diputados del PRI para la Legislatura que concluyó en 2009 y una conversación fue revelada: el político que inició su carrera como secretario del ex Presidente Miguel de la Madrid, el que había sobrevivido seis sexenios, estaba vinculado con el pederasta Jean Succar Kuri.
Aunque durante su campaña por la Presidencia de la República, Vicente Fox Quesada hizo del combate a la corrupción y la rendición de cuentas sus principales banderas, ese año, cuando su Gobierno estaba a punto de concluir, ningún político había sido atrapado. Atrás, muy atrás, quedó el anuncio de poner a Carlos Salinas de Gortari (1994-2000) en manos de la justicia y las agresivas palabras con las que definía a los políticos mexicanos corruptos del PRI: víboras prietas o tepocatas. Ya en el Gobierno federal, Vicente Fox hablaba de peces gordos que irían cayendo en su red, poco a poco; pero tal espectáculo jamás ocurrió.
El próximo 23 de agosto, Emilio Gamboa Patrón, actual coordinador de la bancada del PRI en el Senado cumplirá 65 años de edad. Es hijo de Emilio Gamboa Martínez y Josefina Patrón Méndez, una cantautora de trova yucateca. Tiene seis hermanos: Angelina, Josefina, María Elena, Jorge, José y Mario. La Primaria la estudió en el Colegio Montejo, de Mérida, Yucatán y la Licenciatura de Relaciones Industriales en la Universidad Iberoamericana de 1970 a 1974. Se tituló con la tesis “Diseño y Primeras Realizaciones de un Programa de Desarrollo en una institución descentralizada de 110 mil trabajadores”.
Su carrera la inició en 1982 cuando Miguel de la Madrid Hurtado lo invitó a colaborar en su campaña a la Presidencia de la República Mexicana en el puesto de secretario particular. Pasó por la dirección general del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los trabajadores (Infonavit), la dirección del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la subsecretaría de Comunicación Social de la Segob. Luego, ocupó una senaduría de 2000 a 2006 y una diputación federal, de 2006 a 2009. Su apellido es de los más conocidos en la política mexicana.