La obra de la dramaturga estadounidense Paula Vogel, que ganó el Premio Pulitzer 1998, es compleja y atractiva; una puesta en escena que toca temas complejos, como el abuso.
Ciudad de México, 7 de julio (SinEmbargo).- ¿Manejar tiene que ver con la vida? Esta es una analogía que suele hacerse, tomar el volante y el control de un auto y en la Cómo aprendí a manejar sirve para que una mujer, llamada “Cosita”, nos invite a recorrer con ella parte de su pasado, cuando ella recibía lecciones de manejo en la década de los años 60, para descubrir un secreto relacionado a su núcleo familiar.
Esta puesta en escena de Paula Vogel ganó el Premio Pulitzer por Mejor obra de teatro en 1998 y toca temas muy complejos e importante como lo es el abuso en la familia, por lo que requiere de ser tratada y contada con sensibilidad y cuidado. El reparto está integrado por Cassandra Ciangherotti, Juan Carlos Remolina, Mahalat Sánchez, Pablo Perroni, Luz Olvera y Vaita Sosa (alternan funciones).
“Se vuelve complicado hablar de temas que finalmente nos tocan como mujeres como el acoso o el abuso, pero la obra es muy inteligente y la obra está rodeada de muchos círculos que acompañan a nuestra protagonista y que no solamente es, no únicamente, más que solamente es como sucedió un abuso en la infancia si no el mostrar que hay muchos círculos alrededor de una acoso o un abuso y que hay todo un asunto familiar, social, etcétera de medios que te dicen esto tiene que ser así o así”, explicó la directora Angélica Rogel en entrevista a SinEmbargo.
De acuerdo con la directora, la autora de la obra se burla de ciertas conductas y muestra que estas se conectan en una especie de cadena, una broma puede llevar a algo más fuerte. “Para poder evitar una [conducta] tenemos que modificar todos los círculos que rodean a una infancia y a una mujer, no es solamente decirle a alguien no le hagas algo, es trabajar en las conductas machistas, en el bullying familiar, en el bullying escolar, entonces la autora muestra todo eso desde la comedia y se burla de todo mundo y te va tocando fibras sensibles para poder llegar a lo que es la obra”, agregó Rogel.
El teatro ayuda a visibilizar y poner temas complicados en la mesa, en este caso el abuso, para hablar de ellos, Rogel comentó que a veces no se sabe lo que es, lo que vive o se vivió hasta que se establece un dialogo. “La autora juega con muchas cosas de esto que creo que son lo que nos ha llevado a encontrar una obra que esperamos el público reciba como entrañable y que pueda a partir de eso también, como lo hace nuestra protagonista, avanzar, porque es lo que ella dice al final hay que soltar eso, perdonarnos y perdonarnos porque no fue nuestra culpa y avanzar”.
UN TEMA COMPLEJO PERO UN PROCESO SANADOR
Como parte del elenco también se encuentra Juan Carlos Remolina, quien interpreta al tío Peck y quien le enseña a manejar a Cosita, para él esta es una obra que trata un tema complejo que presenta aspectos oscuros de una familia, por lo que se debe tratar con mucho tacto.
“Siempre hablar de la educación de cómo las familias son el crisol que permiten o que obstaculizan el crecimiento de nuestras juventudes, de nuestras infancias y cómo algunas cosas que las familias van permitiendo primero manera de broma y a manera simpática pero luego resulta que son cosas que se convierten en secreto y como todo secreto, en una parte oculta de la vida de todos nosotros o de algunos de nosotros y también la obra nos invitará al final a ser capaces de entender estas situaciones de nuestro pasado y a perdonar a quienes estuvieron en nuestra vida”, agregó Juan Carlos Remolina.
Cosita es interpretada por Cassandra Ciangherotti, quien se adueña del escenario y conecta de manera inmediata con el público; para ella, a pesar de tocar un tema pesado como el de la obra, se ha construido una compañía “muy hermosa” con un proceso muy sanador para todos. “Creo que es una obra muy teatral es como que realmente creo que Angélica Rogel toma todos los elementos del teatro en el que nada es realmente lo que parece y es todo una experiencia porque es muy estimulante para el espectador”, dijo Cassandra a este medio.
“Las reglas de manejar están muy claras en la sociedad, es como “hay que hacer esto, cuando haces en reversa checas el retrovisor, no das vuelta hacia tal lugar, te paras en el semáforo”, pero no tenemos reglas para las familias, no tenemos reglas establecidas y suceden a veces cosas tan complejas que es tan difícil entenderlas, nombrarlas y esas reglas las hemos ido haciendo desde el corazón, no desde la ley, la ley sigue siendo muy impune respecto a muchas cosas que suceden en las familias y además, pasan por lugares, como que pasan por canales donde también el abuso pasa por el mismo túnel del amor, porque cómo no va amar una chiquita a su papá o cómo no va amar un chiquito a su mamá, entonces es realmente de una complejidad enorme y, si bien es difícil poner reglas para eso porque nadie lo quiere nombrar, es elevar la conciencia y yo creo que el teatro sirve para eso”, apuntó Ciangherotti.
Cómo aprendí a manejar cuenta con Daniela García Moreno en el diseño de escenografía; Patricia Gutiérrez en el diseño de iluminación;en el diseño de vestuario está Libertad Mardel; en diseño de audio o sonoro Antonia Suillerot; los productores son Rafael Ley y Óscar Uriel y en la producción ejecutiva Diego Flores.
La obra se presentará en el Foro Lucerna (Lucerna 64, Juárez, Cuauhtémoc, Ciudad de México) hasta el 18 de agosto con funciones los viernes a las 20:30 horas, sábados 19:00 horas y domingos 18:00 horas. Es apta para mayores de 12 años y los boletos se pueden comprar en taquilla o Ticketmaster.