En México hay cerca de 10 vaquitas marinas que quizá desaparezcan de la faz de la Tierra en los próximos dos años, según cifras oficiales a nivel internacional. Su desaparición traería consecuencias “biológicas y ecosistémicas”; pero también consecuencias “políticas y económicas para México”, de acuerdo con integrantes de Greenpeace y del Centro para la Diversidad Biológica. En este contexto, la estrategia del Gobierno de AMLO parece “correcta”, aunque no se han traducido en una “política pública concreta”, advirtieron los activistas a SinEmbargo.
Ciudad de México, 7 de julio (SinEmbargo).- La estrategia del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es “insuficiente” e “inadecuada” para evitar que la vaquita marina llegue a su extinción, en un país que en 21 años (1997-2018) consiguió erradicar al 98 por ciento de la marsopa más pequeña, con un “valor excepcional universal” para el Golfo de California de México, dijo a SinEmbargo Alejandro Olivera, representante del Centro para la Diversidad Biológica.
“La iniciativa presentada por la presente administración para proteger a la vaquita marina no está a la altura de las circunstancias”, según Olivera, porque “no tiene acciones contundentes y políticas públicas que vayan a actuar de forma inmediata para detener el tráfico ilegal del pez totoaba, que es la principal amenaza de la vaquita marina, ya que muere atrapada en las redes que se ponen para capturar a este pez”.
Sólo entre enero y mayo de 2018, en México fueron removidas 570 redes de pesca de totoaba. El 91 por ciento (519) de ellas resultó ser “ilegal” y el 77 por ciento (439 redes) estaba en uso. Las cifras del Comité Internacional para la Recuperación de la vaquita (CIRVA) indican –de ese modo– que hubo al menos 388 redes activas de uso ilegal, lo que representa siete de cada 10 casos.
Con el peligro crítico de extinción de la vaquita –de la que sólo quedan alrededor de 10 ejemplares– y en el marco de recortes al gasto público, el Gobierno federal destinará este año menos dinero que en los últimos cuatro años, a los nueve principales programas y mecanismos de conservación y desarrollo de áreas naturales protegidas y de especies en peligro de extinción, según las cifras programáticas del “Ramo Medio Ambiente” de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Por un lado, el presupuesto (2019) de dichos programas (1 mil 037 mdp) es 26 por ciento inferior al de 2018 (1 mil 398 mdp), además de ser el más bajo en los últimos siete años, en que el presupuesto promedio anual ascendió a 1 mil 610 millones de pesos. Por otro lado, la proporción de su presupuesto (2019) como parte del gasto general del “Ramo Medio Ambiente” (3.3 por ciento) es menor a la del año pasado (3.7 por ciento) y es, inclusive, más baja que la de 2017 (4.3 por ciento) y 2016 (3.5 por ciento).
Los programas más afectados por los recortes presupuestarios –entre 2018 y 2019– fueron los de “Recuperación y Repoblación de Especies en Riesgo” (-39 por ciento), “Inspección y Vigilancia del Medio Ambiente y Recursos Naturales” (-29 por ciento), “Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas” (-28.7 por ciento), “Fideicomisos ambientales” y “Manejo de Áreas Naturales Protegidas” (28 por ciento, cada uno).
En la opinión de Alejandro Olivera, existen cuatro acciones de urgencia en el corto plazo, para evitar la extinción de la vaquita marina: Desmantelar el tráfico ilegal de totoaba; eliminar las redes (activas e inactivas) de pesca; establecer una verdadera zona de protección con “cero tolerancia” en el Golfo de California de México, en la que no haya tránsito y actividades de pesca perjudiciales para la marsopa; y atender al sector pesquero que “se ha dejado desatendido” por el recorte de subsidios y la falta de aplicación de estrategias para el desarrollo productivo.
Sobre la reciente inclusión de las islas y áreas protegidas del Golfo de California de México en la lista del Patrimonio Mundial en Peligro de la Unesco, Olivera dijo que “México no debe de ver esta medida como punitiva”, ya que representa una “oportunidad” para obtener más recursos del Fondo de Patrimonio Mundial y apoyo de otras naciones para rescatar a la vaquita.
EL FRACASO MEXICANO
La vaquita marina es “un símbolo en varios sentidos”, explicó a SinEmbargo el doctor en biología Miguel Rivas, coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace. “Una es que es una especie de mamífero marino endémico que tiene México” y que “no existe en otra parte del mundo”. Otra es que se trata de un “capital genético” que enriquece la biodiversidad del planeta y que cumple con un rol indispensable para el ecosistema.
Rivas advirtió al respecto que la pérdida de la vaquita “no sólo va a traer consecuencias biológicas y ecosistémicas, sino también una consecuencia política y económica para México, cuando muchos países cierren la puerta a los productos mexicanos, simplemente porque México no es capaz de respetar su propios recursos naturales”.
La extinción del único mamífero acuático endémico nacional, más allá de sus consecuencias ambientales y económicas, refleja los errores y vacíos del Gobierno, además del agotamiento del modelo de desarrollo mexicano que, de acuerdo con Rivas, es “insostenible”.
En cuanto al primer aspecto, el biólogo refirió que el modelo “extractivista y clientelar” adoptado por México permitió la explotación sin mesura de los recursos naturales y auspició, asimismo, la pesca ilegal en la zona del Golfo de California. Esto sucedió al amparo de instituciones gubernamentales –como Conapesca, Inapesca y Semarnat– cuyas medidas correctivas y preventivas “han sido totalmente estériles”, en parte también porque “no han sabido coordinarse” para ser “efectivas”.
Actualmente “hay muy buenas iniciativas y modelos de pesca basados en derechos, como con la [especie pesquera] curvina golfina. Pero estos ejemplos siguen siendo aislados en comparación con la forma en que se está llevando la política pública de las pesquerías en México”, porque “la gran mayoría de ellas está sobre explotada y manejada por una administración ineficiente y negligente”, lamentó Rivas.
Sobre el modelo de desarrollo mexicano y de uso de los recursos naturales, el integrante de Greenpeace mencionó que “es insostenible en el tiempo”, por lo que habría de “replantearse” el modelo extractivista, sobre todo el pesquero, de manera “que sea sostenible para el planeta y para la economía de México”.
Sin embargo, Rivas adelantó que hay una diferencia “fundamental” entre las pasadas administraciones –no sólo la de Enrique Peña Nieto– y la de Andrés Manuel López Obrador.
Por un lado, explicó que anteriormente existió un “intento por rescatar a la vaquita marina” pero que, en el proceso, “se dejó de lado el ambiente social” en las comunidades y zonas productivas cuyas actividades (como aquellas económicas) “se vieron opuestas a la conservación de la vaquita”. Es decir que la administración pasada, como muchas otras, falló porque su estrategia “produjo una dicotomía según la cual, o estabas con las comunidades o estabas con la vaquita, pero no con ambas”.
Por otra parte, dijo que a pesar de que el Gobierno actual tiene una “estrategia correcta en términos ideales” porque “está considerando el factor social, sobre todo la importancia que tiene trabajar con las comunidades pesqueras para poder lograr salvar a la vaquita”, su proyecto “sigue siendo una gran cantidad de buenos deseos que no se han traducido en una política pública concreta”, por lo que “más bien parece que el nuevo Gobierno planea sacarle al tema sin agarrar protagonismo, porque sabe que la verdad no hay mucho margen para trabajar y dar resultados”.
LA INICIATIVA DEL GOBIERNO
El 22 de marzo de 2019, el Gobierno federal informó la implementación de la “Iniciativa para la Sustentabilidad en el Norte del Golfo de California”, con el objetivo de crear “comunidades costeras sustentables y atacar las causas que han llevado a que la vaquita marina se encuentre en peligro de extinción”.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la Iniciativa estará basada en cinco ejes estratégicos: Combate a la pesca furtiva y al tráfico de especies; conservación y monitoreo de ecosistemas y especies (con énfasis en la vaquita marina); desarrollo integral para el bienestar comunitario; pesca sustentable y responsable; y diversificación productiva sustentable.
La Iniciativa, centrada en el combate a ilícitos y al fortalecimiento productivo, “permitirá trabajar coordinadamente en proyectos que promuevan la agricultura y ganadería sustentable, el ordenamiento pesquero y programas de conservación de suelos y aguas en Áreas Naturales Protegidas”, se lee en un comunicado de la Comisión.
Sin embargo, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente indica que “un análisis realizado sobre los factores de riesgo” confirmó que, además de la extinción de la vaquita marina por el uso de “redes de pesca agalleras”, existen otros factores de riesgo “como la falta de flujo en el Río Colorado, la contaminación proveniente de las tierras agrícolas, la destrucción de las zonas costeras y la endogamia, dado el tamaño pequeño de la población”.
Algunos de estos factores no están contemplados en la Iniciativa del Gobierno de AMLO, además de que el programa operativo general en materia medioambiental, contará este año con 6.6 mil millones de pesos menos que el año pasado, según las cifras de la SHCP.
Inclusive, los ejes de la Iniciativa sobre la sustentabilidad productiva podrían verse comprometidos por los recortes presupuestarios, considerando que los programas de “Conservación y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre”, “Crecimiento Verde Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible”, “Investigación en Cambio Climático, Sustentabilidad y Crecimiento Verde”, además del de “Normatividad Ambiental e Instrumentos para el Desarrollo Sustentable”, tuvieron recortes presupuestarios promedio de 21.4 puntos porcentuales entre 2018 y 2019.
A finales de enero de este año, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informó que en las primeras semanas de 2019, los “esfuerzos” del Gobierno federal estuvieron dirigidos a concretar acciones “de alto impacto que mejoren la protección de la biodiversidad y ecosistemas del Alto Golfo, al mismo tiempo que permitan oportunidades de bienestar social y desarrollo económico para los habitantes del Alto Golfo, superando el inefectivo enfoque reduccionista centrado en la vaquita marina que prevaleció en el pasado”.
Este medio digital se puso en contacto con la Semarnat para saber qué medidas de la Iniciativa ya fueron implementadas y conocer, también, cómo han ejecutado los programas y si hay (o no) continuidad y/o integración por parte de la nueva administración, de las políticas, mecanismos y estrategias del Gobierno pasado.
Empero, al cierre de esta edición, el área de comunicación social de la dependencia manifestó estar en “consulta de la petición”, ya que “con los recientes cambios aún no tenemos subsecretario de gestión”.
LA EXPERIENCIA PREVIA
Entre los principales errores de las pasadas administraciones –no sólo la de Enrique Peña Nieto– para evitar la extinción de especies como la vaquita marina estuvo la entrega de “incentivos perversos para la pesca de la totoaba, al ser muy mal repartidos, sin que llegaran a todos y con abuso por parte de algunas personas de la zona que cobraban por permisos”.
En consecuencia, dijo a SinEmbargo el doctor en biología Miguel Rivas, las estrategias agravaron las desigualdades y generaron un “problema de inequidad” en la zona del Golfo de California de México, “que despertó el interés de la pesca de totoaba y que puso más en riesgo a la vaquita marina”.
Lo anterior coincide con algunos de los hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que, en enero de este año, determinó que las acciones del “Programa de Recuperación y Repoblación de Especies en Riesgo” para evitar la “pérdida de 59 especies” eran funcionales en el papel, pero con “deficiencias” operativas que minaron su eficiencia y efectividad.
Entre los principales problemas encontrados estuvieron la asignación de recursos sin acciones específicas de gestión para desarrollar los objetivos del Programa; la falta de lineamientos para establecer “cómo el otorgamiento de apoyos contribuirá a la conservación y recuperación de las especies”; “deficiencias en el diseño de los objetivos e indicadores” que no permitieron evaluar las consecuencias y contribuciones del Programa; inadecuada cuantificación de la población a beneficiar con subsidios; deficiencias en el diseño del programa presupuestario, así como metas e indicadores inadecuados para el “componente de compensación social”.
Acerca del ejercicio de recursos presupuestarios, la ASF determinó que en el último tramo del sexenio de Enrique Peña Nieto hubo “irregularidades” en la entrega de 2 mil 658 subsidios y compensaciones para rescatar a la vaquita marina, con “un probable daño o perjuicio o ambos a la Hacienda Pública Federal por un monto de 7 millones 008 mil 828.72 pesos”.
Las irregularidades fueron causados por la entrega de apoyos a beneficiarios que no comprobaron su residencia en la zona del Golfo de California de México, que no tenían permisos de pesca vigente al momento (2017) de la auditoría, así como aquellos que recibieron pagos duplicados o sin justificación aparente.
En consecuencia ese año, “sólo se atendió al 1.7 por ciento de las 59 especies en riesgo”, en un país en que “hay 2 mil 606 especies en alguna categoría de riesgo, entre ellas […] la vaquita marina, debido principalmente a que no se ha logrado detener la pérdida y degradación de los ecosistemas”, a “la sobreexplotación, la presencia de especies invasoras, la contaminación, la construcción de infraestructura y el crecimiento urbano”, se lee en el informe de auditoría 17-5-16F00-07-1592-20181592-DE.