Estados Unidos se está deshaciendo del plomo de sus tuberías de agua y al exportar este metal a México, donde la normativa para el control de estas emisiones tóxicas es débil, nuestra salud está condenada, estiman organizaciones.
Ciudad de México, 7 mayo (SinEmbargo).– El Gobierno de Joe Biden invierte 15 mil millones de dólares para sustituir a lo largo de una década las tuberías de plomo que abastecen de agua a 8 millones de hogares. Pero al ser este metal exportado hacia México para fundirlo y reusarlo en baterías, contaminará con su toxicidad el aire, el suelo y el agua en las áreas aledañas donde hay fundidoras en Nuevo León, Tamaulipas, Estado de México, San Luis Potosí o Jalisco con efectos irreversibles a la salud, alertaron organizaciones civiles.
La organización OK International, con sede en San Francisco, estima que por este plan de infraestructura las exportaciones de residuos de plomo se duplicarán en los próximos diez años, por lo que envió en abril una carta a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para evitar que se agudice la crisis del plomo en México.
“Si permitimos que lleguen estas toneladas y toneladas de tuberías sin estándares estrictos, y que se cumplan, estaremos expuestos a estos tóxicos. Tenemos ya varias fuentes de exposición al plomo: barro vidriado, pinturas incluso en juegos infantiles y televisiones analógicas. Tal es la emergencia de exposición que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2019) encontró altísimos niveles de plomo en sangre en niños por encima de la norma de salud”, dijo Sofía Chávez Arce, directora de Casa Cem, una organización enfocada en el manejo de residuos.
México, con fundidoras bajo una norma muy laxa en el control de las emisiones dañinas de plomo, es el segundo importador de este neurotóxico desde Estados Unidos sólo después de la India, por lo que los activistas requirieron a la EPA que las empresas norteamericanas reciclen sus propios desechos al contar con normativas más estrictas.
De 2003 a 2021, Estados Unidos nos envió al menos 11 millones 016 mil kilogramos de desechos de plomo, de acuerdo con la Secretaría de Economía. Sólo el año pasado, el 50 por ciento de todas las exportaciones de chatarra de plomo estadounidenses se enviaron a la India y a México para su reciclaje, y el resto a China, Ecuador, Guatemala, Bangladesh, Indonesia, entre otros.
Tecnológicas como AT&T, IBM o Amazon envían las baterías de plomo usadas para reciclarlas fundiéndolas. Pero, se ha documentado desde 2011, los niveles permisibles de exposición de plomo en las plantas mexicanas es diez veces mayor que en las de Estados Unidos, lo que deriva en presencia de sangre en los trabajadores por falta de ventilación y demás medidas de control, muestra el informe “Exportando riesgos” de OK Internacional y Fronteras Comunes.
“Exportar estos residuos a otros países como México, donde los estándares de reciclaje, protección del trabajador y control de emisiones son mucho menos estrictos que en Estados Unidos, y además donde el Gobierno no tiene control ni verificación sobre estas fundidoras, es una preocupación muy seria por emisiones al aire, al agua y a la tierra que se van a todos lados, no sólo se quedan en el área de las fábricas”, aseguró Chávez.
Algunas de las fundidoras de plomo con autorización de la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) son South American Metals en Chihuahua; Enertec en Nuevo León, Fundametz en San Luis Potosí; Dian Procesos Metalúrgicos en Jalisco; Funofec en Hidalgo; Industrial Mondelo en Estado de México, entre otras.
Pero, planteó Chávez, no se sabe si reportan las emisiones permitidas ni el Gobierno verifica constantemente si la débil norma mexicana se cumple. “Hay un historial muy importante en México de reciclaje inapropiado de baterías de plomo-ácido. La Norma debe actualizarse unificando los estándares y hacerse cumplir”, aseguró.
Aunque, reconoció, debe haber una presión de la industria fundidora hacia las autoridades ambientales para evitar más regulación y ahorrarse costos de operación.
ENFERMEDAD ANUNCIADA
El director de la organización OK International, Perry Gottesfeld, sugirió al Gobierno mexicano que nivele la normativa de exposición al plomo a la de Estados Unidos para ahorrar del erario millones de pesos cada año gastados en educación especial para niños (afectados por el plomo) y en el sistema de salud por enfermedades cardiovasculares.
En la misiva enviada a la EPA, que sólo ha recibido notificación de recibido, la organización advierte que los trabajadores de las fundidoras de plomo en México se llevan a casa la contaminación y han envenenado a sus propios hijos, por lo que, “para contribuir a reducir la injusticia ambiental global”, solicitó a la dependencia que exija a las dealers norteamericanas vender los residuos de plomo directamente a plantas fundidoras norteamericanas.
“Las exposiciones al plomo, incluso en niveles bajos, dañan el cerebro y el desarrollo de los niños, lo que se deriva en la reducción del rendimiento escolar y el coeficiente intelectual. También está relacionado con problemas de comportamiento, retraso en el crecimiento y mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y otras muertes relacionadas”, dijo Gottesfeld, director de OK International.
De 2014 a 2017, al menos 12 personas de Flint, en Michigan, murieron envenenadas por consumir agua con plomo de este tipo de tuberías, luego de que la ciudad reemplazó el agua del lago Hurón por el del contaminado río Flint para ahorrar costos operativos.
Pero el problema no se limita a Michigan, sino a varias de las hasta 10 millones de líneas de servicio de agua en los Estados Unidos que deberán reemplazarse durante la próxima década y que gran parte llegará a México.
Y TAMBIÉN DESECHAN PLÁSTICOS
Estados Unidos exportó al país más de 84 millones de kilogramos de basura plástica durante 2021, unos 21 millones más respecto a 2020 (63 millones de kg), muestran cifras de la Oficina del Censo.
Este histórico aumento se explica porque China cerró las puertas a este tipo de importaciones desde hace cuatro años y también por los cuellos de botella generados en la pospandemia hacia Asia, el principal vertedero norteamericano, exponen organizaciones civiles como The Last Beach Cleanup (La última playa limpiada), con sede en California.
Su directora, Jan Dell, dijo en entrevista con SinEmbargo que la basura plástica estadounidense se traslada a México principalmente en camiones y llega en su mayoría de California (40 millones de kg) y Texas (40 millones de kg), estados vecinos de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, por lo que advirtió que la contaminación atmosférica sufrida en China por la quema irregular de residuos plásticos podría ahora registrarse en territorio nacional.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), México ocupa el penúltimo lugar en reciclaje de residuos entre los miembros de la OCDE y hasta los datos más recientes, en 2018 contaba con 28 plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos, incluyendo plásticos.
Las exportaciones de desperdicio plástico que China e India dejaron de recibir del mundo se trasladaron a puertos del sudeste asiático, pero la pandemia ha complicado que Estados Unidos se deshaga de su basura por vía marítima hacia Asia, principalmente a Malasia, Indonesia, Filipinas, Tailandia y Vietnam, como lo solía hacer antes de la COVID-19 pese a su impacto en emisiones que agudizan la crisis climática, de acuerdo con los datos de la Oficina del Censo. Su vecino México se ha convertido en su alternativa más fácil y barata.
Les resulta más difícil y también más costoso enviar desechos plásticos a Asia. En cambio, es fácil transportarlos a México desde California (el mayor exportador) y también desde Texas, detalló con cifras de la Oficina del Censo, por lo que las exportaciones desde California aumentaron alrededor de 2 millones de kilogramos de 2020 a 2021.
El estado de California, además de exportar basura plástica a México, lo hace a El Salvador, Honduras, Ecuador y Guatemala, pero en menor medida.