Según la OMS, el desgaste ocupacional es “resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”. Ya en 2017 la organización había alertado que cerca del 75 por ciento de los trabajadores mexicanos padecían el llamado burn out.
Ciudad de México, 7 de mayo (SinEmbargo).– La tabla de enfermedades de la Ley Federal del Trabajo (LFT) fue modificada luego de 52 años desde la última actualización, y en la más reciente edición de ésta, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) añadió enfermedades mentales derivadas del estrés laboral –entre ellas la fatiga por estrés laboral, mejor conocida como burn out–, enfermedades de la mujer y la pérdida de embarazo.
El proyecto de actualización concluyó el pasado 29 de abril. La dependencia añadió un total de 88 nuevas enfermedades a la lista, de las cuales el grupo de enfermedad que registró mayor aumento fue el de cáncer, al pasar de 4 a 30 padecimientos –es decir, se añadieron 26 tipos de cáncer–. Además, las patologías infecciosas y parasitarias pasaron de 21 a 41, y entre ellas se añadió la enfermedad causante de la pandemia, la COVID-19.
La titular de la Secretaría, Luisa María Alcalde Luján, destacó que se incorporan enfermedades de tipo psicosocial, derivadas del estrés de origen laboral, así como enfermedades del sistema digestivo y también se añadió el infarto de miocardio por exposición a químicos.
⭕Se incorporan:
👉 Trastornos mentales
👉 Infarto de miocardio por exposición a químicos
👉 Enfermedades de la mujer como pérdida del embarazo, endometriosis, entre otras.
👉 Covid-19
👉Se actualiza de 4 a 30 tipos de cáncer.— Luisa Alcalde (@LuisaAlcalde) April 29, 2022
La Secretaría explicó que en cuanto a la Tabla de Valuación de las Incapacidades Permanentes, ésta contiene la parte, aparato u órgano del cuerpo afectado; la secuela del accidente o enfermedad de trabajo, y el porcentaje de incapacidad que resulte aplicable por cada tipo de padecimiento, donde se concentran nuevos mecanismos de valuación para enfermedades como el VIH, los trastornos mentales, los cánceres de origen laboral, entre otros.
Además de añadir la pérdida del embarazo, la Secretaría del Trabajo agregó la endometriosis como una de las enfermedades de la mujer. Según los datos de la Secretaría de Salud, en el mundo un 10 por ciento de las mujeres en edad reproductiva padecen endometriosis, mientras que en México se estima que este padecimiento afecta alrededor de siete millones de mujeres.
Los especialistas de la salud han asegurado que aunque hasta la fecha no se ha encontrado una causa especifica de esta enfermedad; la genética, obesidad, relaciones sexuales a temprana edad, consumo de tabaco, inadecuados hábitos alimenticios o abortos involuntarios pueden predisponer el desarrollo de ésta, que se puede presentar entre mujeres de entre los 11 y los 55 años de edad.
Existen diferentes tipos de endometriosis, las más comunes son la profunda -cuando se afecta una zona donde se unen la vagina y el recto, lo que ocasiona dolores intensos-; tubárica o de trompas; pélvica-peritoneal, que genera lesiones superficiales en los ovarios, así como la serosa, que causa afectaciones vesiculares, fibrosis y cicatrización.
Otro tipo de endometriosis es la intestinal, de ésta, el síntoma más frecuente es el sangrado rectal que origina tumores rectales en mujeres que están en la premenopausia, particularmente quienes tienen antecedentes de infertilidad. El retardo en el diagnóstico puede complicar el tratamiento; incluso, llevar a la muerte.
ESTRÉS LABORAL EN MÉXICO
En esta actualización se incluyó al estrés laboral como parte de las tablas de Enfermedades y de Valuación de Incapacidades. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que al menos desde 2017, el 75 por ciento de los mexicanos padece el síndrome de burnout o fatiga por estrés laboral, incluso por encima de las cifras de China y Estados Unidos (73 por ciento y 59 por ciento, respectivamente), las dos potencias económicas más grandes del mundo.
Para el organismo internacional, el estrés es causado por el desequilibrio que provoca una fuerte carga de labores y las presiones a las que son sometidos los trabajadores, así como los conocimientos y capacidades a las que se enfrentan los ciudadanos asalariados de aquel país.
La OMS asegura que “una mala organización del trabajo, es decir, el modo en que se definen los puestos y los sistemas de trabajo, y la manera en que se gestionan, puede provocar estrés laboral” e incluso problemas de salud como “cardiopatías, trastornos digestivos y aumento de la tensión arterial”.
Ya en 2015 el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) incorporó a la lista de enfermedades laborales los trastornos mentales derivados del estrés, para homologar sus criterios con los de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En ese momento, la institución de salud detalló que durante los últimos cinco años se había registrado un incremento en los padecimientos mentales asociados al estrés laboral, pero que aún no se ubicaban dentro de los 10 primeros motivos de atención o consulta por enfermedades del trabajo.
En específico, algunos de los factores como las horas extra o ampliación de la jornada laboral, la rotación de turnos e incluso estar sometido a situaciones hostiles o acosantes dentro del área de trabajo pueden repercutir de forma negativa en la salud física, mental y emocional del trabajador , de ahí la importancia de prevenir.
Ahora, en el contexto de la pandemia de COVID-19, el personal de salud ha sido uno de los sectores más afectados. Datos de la revista británica de mediciana The Lancet, en 2016 entre el 25 y 33 por ciento de quienes trabajaban en terapia intensiva a nivel global padecía burnout, pero con la crisis que provocó el coronavirus, el 51 por ciento reportó agotamiento severo. En Estados Unidos, el 13 por ciento de las médicas y los médicos han tenido pensamientos suicidas, según el “Informe nacional sobre agotamiento y suicidio de médicos 2021”, elaborado por el sitio de información y formación médica Medscape.
La OMS especificó que la fatiga por estrés laboral se compone de tres dimensiones:
– Sentimientos de falta de energía o agotamiento; sentirse constantemente con cansancio, incluso al inicio del día.
-Aumento de la distancia mental con respecto al trabajo o sentimientos negativos o cínicos, también con respecto al trabajo, lo que quiere decir que no se siente compromiso con las propias actividades ni con las de las demás personas.
-Sensación de ineficacia y falta de realización.
En cuestión física algunos de los síntomas pueden ser jaquecas constantes, gastritis, aumento de la presión arterial y mayor incidencia de colon irritable, taquicardia, temblor corporal o tics nerviosos, pérdida del cabello, menstruación irregular, presión de dientes y mandíbula (bruxismo), tensión muscular, diarrea o estreñimiento, insomnio, tartamudeo o alteraciones de la piel. Sobre los síntomas psicológicos, la organización mundial menciona la dificultad para concentrarse, aumento en los errores, menos capacidad de toma de decisiones, disminución de la memoria, ansiedad, preocupación en exceso, pensamiento catastrófico, inquietud, miedo o pánico, irritabilidad, disminución de la autoestima y constantes cambios de humor, los cuales de no ser tratados a tiempo pueden derivar en desestabilidad emocional o depresión.
México es uno de los países que mayor número de horas de trabajo tiene. Cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que hasta 2021, el 29 por ciento de los empleados en México tiene un horario de trabajo muy largo, una de las cifras más altas de los países de la organización, donde el promedio es de 11 por ciento. Hasta agosto de 2021, los mexicanos continuaron siendo los trabajadores con horarios laborales más largos, pese a que la pandemia de coronavirus implicó una reducción de 10 por ciento en el tiempo destinado a este fin a nivel general.
En promedio, los mexicanos laboran 2 mil 124 horas al año, pero la proporción entre los países de la OCDE es de mil 687 horas anuales. Además, un estudio reciente publicado en el Journal of the American College of Cardiology mostró que de entre los pacientes que se reincorporan al trabajo después de un infarto, los que trabajan más de 55 horas semanales aumentan sus probabilidades de sufrir un segundo infarto en aproximadamente el doble en comparación con los que tienen un trabajo medio a tiempo completo de 35 a 40 horas semanales. Lo cual se suma a estudios anteriores que han encontrado una asociación entre trabajar muchas horas y un mayor riesgo de enfermedad coronaria e ictus.
El estrés laboral provoca el 25 por ciento de los 75 mil infartos que se registraron en México en 2016, según resaltó Jesús Uribe Prado, doctor en psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para EFE. El especialista señaló que uno de los principales problemas que tiene el país es que la representación del trabajador es muy poca o nula, “y la misma ley no contempla estas cosas” y consideró que México tiene alrededor de 30 años de retraso en esta tema en comparación de países europeos y de sus vecinos norteamericanos, mientras que también tendría un atraso comparativo de 10 años contra países de Sudamérica.
Hasta octubre de 2019, la Secretaría del Trabajo puso en vigor la NOM-035 para establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir en el ambiente laboral los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo. Los empleadores deben practicar exámenes médicos a los trabajadores expuestos a violencia laboral cuando existan signos o síntomas que denoten alguna alteración a su salud.
Con la expansión de la pandemia de COVID-19, en 2020 el IMSS puso a disposición de todas las personas un curso sobre el tema en su plataforma de capacitación CLIMSS, el cual lleva por nombre “Identificación del burnout o agotamiento laboral”, en el cual precisa que la respuesta sintomática es similar a la depresión: “produce malestares físicos diversos, así como disminución en la motivación e involucramiento en el trabajo”.
En el curso sobre esta enfermedad, el IMSS incluyó el cuestionario MBI y también a profesionales de la salud. Son 22 ítems para medir el cansancio emocional, despersonalización y realización personal.
El IMSS también advierte que el burn out “se manifiesta por agotamiento físico y psíquico, apatía, desesperanza y autoconcepto negativo”. El siguiente paso a ese cuadro es el aislamiento, el cual conduce al absentismo laboral: “no se acude a las reuniones de trabajo, y se producen cambios de humor y conductas hostiles”. Esto conlleva a sentimientos de inadecuación personal y profesional, causando un deterioro de la capacidad laboral y pérdida del sentimiento de gratificación.
-Con información de EFE